"Nadie iguala mis ¨²ltimos 40 metros"
El portugu¨¦s Francis Obikwelu, 'rey' de los Campeonatos, est¨¢ deseando volver a Madrid
Al d¨ªa siguiente de su victoria en los 200 metros, de la segunda medalla de oro que le ha convertido en el rey de los Europeos, el portugu¨¦s Francis Obikwelu (Lagos, Nigeria, 1978) es una presencia imponente y an¨®nima. Un gigante sonriente de 1,95 metros y ch¨¢ndal rojo y verde tan incongruente con las calles de Gotemburgo como, por su calidad, su altura atl¨¦tica en medio de la mediocridad de la velocidad europea, con la pista del estadio en la que ha se ha convertido en el sexto autor del doblete 100-200 metros, como, por su accesibilidad, su sencillez, con la imagen de endiosados amos de la pista que gusta cultivar a sus compa?eros.
"Por mucho que digan en Portugal que soy Dios, nada. Yo no soy un Dios, soy, y siempre ser¨¦, Francis Obikwelu, un ser humano que trabaja para ser el mejor del mundo", dice el r¨¦cordman europeo de los 100 metros. "Me hab¨ªa entrenado muy fuerte para los 200. Traje una buena preparaci¨®n y ganar fue f¨¢cil. Faltaban algunos ingleses y, sobre todo Kenteris, que fue el que me gan¨® en M¨²nich hace cuatro a?os".
"Ya me gustar¨ªa a m¨ª que algunos aprendieran a imitarle y copiaran su ¨¦tica de trabajo", dice a veces Jos¨¦ Mar¨ªa Odriozola, presidente de la espa?ola. Y, s¨ª, las andanzas de Obikwelu, portugu¨¦s de Nigeria, son asunto de un presidente espa?ol por la sencilla raz¨®n de que desde 2003, el segundo mejor espr¨ªnter del mundo vive, trabaja y se entrena en Madrid. Y en vez de ser portugu¨¦s podr¨ªa ser espa?ol. En 1994, a los 16 a?os, particip¨® en Lisboa en un Mundial j¨²nior como nigeriano y en vez de volver a ?frica se fug¨® de la concentraci¨®n. Un manager lo trajo a Espa?a. Solicit¨® a la federaci¨®n que acelerara los tr¨¢mites para su nacionalizaci¨®n, pero se encontr¨® con un no. Nigeriano, negro y pobre, volvi¨® a Lisboa, a vivir debajo de un puente, a trabajar en la construcci¨®n. De all¨ª sali¨® gracias al olfato de un entrenador, que le hizo volver al atletismo. Y desde 2002, es portugu¨¦s. "Y ahora vivo bien en Loeches, un pueblo de Madrid. Vivo tranquilo en mi adosado. Ya tengo ganas de un poco de calma, de volver a Madrid", explica.
Y de volver a entrenarse con sus t¨¦cnicos, Manolo Pascua y Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez Guerrero. "Est¨¢ muy bien con nosotros", dice Pascua. "Se ha integrado muy bien y a m¨ª me llama pap¨¢ y a mi mujer mam¨¢. Dice que somos sus padres espa?oles. Y yo trato, sobre todo, de ense?arle t¨¦cnica. La fuerza y la clase ya las tiene. Cuando se da cuenta de c¨®mo baja sus tiempos aplicando nuevos automatismos enseguida los asume".
La relaci¨®n, oyendo tambi¨¦n a Obikwelu, tiene tambi¨¦n algo de amor-odio. "No, Manolo no me ha llamado despu¨¦s del oro del 200. Y casi lo prefiero. Despu¨¦s de ganar el 100, me llam¨®, pero en vez de felicitarme, s¨®lo me critic¨®, que si hab¨ªa salido mal, y eso. Nunca me ha dicho que he hecho algo perfecto. S¨¦ que lo hace para picarme, para motivarme, pero es dif¨ªcil de aguantar", dice, sonriente, el atleta. "Y, por ejemplo, me gustar¨ªa hacer alg¨²n 400. Es una carrera que hac¨ªa de joven. Creo que valgo 44s, pero Manolo no me deja, dice que no estoy preparado. Y por mi altura creo que es mi prueba. Muchos se sorprenden cuando me ven en el 100, meterme en los tacos tan alto".
Trabajando con Pascua-Mart¨ªnez, y viendo sin parar v¨ªdeos de Fredericks, su ¨ªdolo, su modelo, y de Obadele Thompson, Obikwelu se ha convertido, tras el positivo de Gatlin en el ¨²nico velocista capaz de hacer frente a Powell, el r¨¦cordman mundial (9,77s). "Gatlin no es mi problema. No quiero hablar de nada feo", dice. "Ahora estoy para correr en 9,80s, pero para ello debo mejorar las salidas. De hecho, creo que si en una carrera llego a los 30 metros igualado con Asafa Powell, le gano. Nadie tiene mis ¨²ltimos 40 metros. Tengo una aceleraci¨®n ¨²nica".
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