Budapest, la ciudad 'spa'

Hungr¨ªa ofrece esa oportunidad de sumergirse, literalmente, en un pa¨ªs en donde el agua manda y la relaci¨®n entre el hombre y el l¨ªquido elemento es parte consustancial del vivir diario. En el pa¨ªs europeo con mayor n¨²mero de fuentes termales -alrededor de 1.300, de ellas unas 300 usadas para el ba?o- el ba?o termal, los masajes, los tratamientos de barro o los ba?os de vapor, lejos de ser una extravagancia, son tan comunes como la visita al cine o la salida a cenar.

Al contrario del elitismo forzado por las prohibitivas tarifas de los spas y tratamientos en otras ciudades de Europa, en Hungr¨ªa se respira una sensaci¨®n definitivamente democr¨¢tica, en la que reyes y villanos comparten el mismo vapor y las mismas aguas mineralizadas gracias a unos precios que oscilan entre 10 y 15 euros por d¨ªa.

Los ba?os turcos son uno de los pocos vestigios del imperio otomano que a¨²n perduran en la capital, Budapest. Una vez dentro del hammam, sentados en los bancos de m¨¢rmol y alumbrados por la luz natural que se filtra por los ojales acristalados de la c¨²pula, una atm¨®sfera de comuni¨®n se apodera del interior de este s¨ªmbolo de la cultura otomana. El Kot¨¦ny, un liger¨ªsimo pa?o de algod¨®n que atado a la cintura apenas cubre la parte frontal, acent¨²a este sentimiento de igualdad entre los hombres una vez desprovistos de sus accesorios. Si bien es recomendable, no es obligatorio, y hay turistas que optan por el ba?ador para mantener una dignidad no exigida en este espacio supremo de relajaci¨®n.

Todo el territorio h¨²ngaro est¨¢ bendecido con el regalo de aguas termales que manan desde el interior de la tierra y afloran a la superficie a temperaturas de entre 30 y 70 grados cent¨ªgrados. Piscinas naturales, balnearios y fuentes riegan un territorio de apenas 93.000 kil¨®metros cuadrados (cinco veces menor que Espa?a).

Excursi¨®n a H¨¦viz

Para disfrutar de esta oferta no es necesario recorrer el pa¨ªs, ya que algunos de los m¨¢s espectaculares y satisfactorios ba?os se encuentran en la capital h¨²ngara (nada menos que unos 130). De todas formas, una visita recomendada en este itinerario l¨ªquido es el balneario de H¨¦viz, a tres horas de Budapest. Cerca de cinco hect¨¢reas ocupan este lago natural de agua templada sobre el que se asienta uno de los balnearios m¨¢s populares del pa¨ªs. Nadar en invierno entre los nen¨²fares que flotan en la superficie del agua a 27 grados de temperatura es en s¨ª mismo una terapia contra el estr¨¦s. A ello se a?aden los beneficios que sus aguas medicinales tienen para las articulaciones y los huesos.

Se dice que despu¨¦s de la inmersi¨®n en el lago es frecuente sentir un ligero dolor en las articulaciones, esto es la se?al de que las aguas, ligeramente radiactivas, est¨¢n gestando su magia. Abusar del tratamiento puede resultar nocivo, por lo que se recomienda no pasar mucho tiempo en el agua, una decisi¨®n dif¨ªcil cuando la calma del lugar, el vapor, y las sugerentes pagodas de madera que acogen al balneario, son una invitaci¨®n a permanecer all¨ª flotando.

De vuelta en la capital, no hay nada m¨¢s reconfortante para recuperar las energ¨ªas, tras recorrer las calles de este monumental legado del imperio austro-h¨²ngaro, que dar con los huesos en una de las piscinas cubiertas mas bellas del mundo: Gell¨¦rt. Dos hileras de columnas dobles flanquean el agua azul turquesa o verde, dependiendo de la intensidad de la luz del sol que entra a trav¨¦s del techo acristalado. Escenario de anuncios y campanas publicitarias, esta piscina convierte la nataci¨®n en un ejercicio sofisticado que permite admirar los elementos decorativos art nouveau de las columnas en cada brazada. Un chapuz¨®n en Gell¨¦rt es lo m¨¢s cercano a nadar dentro de un museo.

Esta piscina es s¨®lo una de las muchas opciones que ofrece el complejo termal Gell¨¦rt: saunas, masajes terap¨¦uticos, ba?os termales con aguas carb¨®nicas especialmente indicados para combatir la presi¨®n arterial, varias piscinas al aire libre y un espectacular hotel-spa de estilo art nouveau construido en 1918 y en cuyos salones de baile se dio cita durante a?os una buena parte de la aristocracia europea.

Aunque con un pie anclado en su glorioso pasado, Budapest es una ciudad moderna que se adapta al siglo XXI. Los ba?os no son excepci¨®n y ocasionalmente las c¨²pulas otomanas de los ba?os de Rudas y Kir¨¢ly (¨¦ste ahora en obras) cambian el rumor del agua por los decibelios de la m¨²sica house. La luz tenue que se filtra por sus ojales es sustituida por efectos visuales que por un d¨ªa convierten este santuario de paz en una rave memorable. El Cinetrip, como se conocen estas fiestas, es una oportunidad ¨²nica de escuchar a los mejores dj's de Hungr¨ªa, comparar trajes de ba?o y bailar con el agua por la cintura hasta la madrugada.

Otro lugar de encuentro, en este caso para la comunidad gay, es el ba?o de Kir¨¢ly. Martes, jueves y s¨¢bados son d¨ªas reservados exclusivamente para hombres, mientras que el resto de la semana la clientela es ¨²nicamente femenina.

En familia o al aire libre

Para disfrutar en familia, o para aquellos que prefieran el aire libre, el mejor de los ba?os es Sz¨¦chenyi. Situado en medio del principal parque de la ciudad, este complejo de piscinas y ba?os es uno de los mayores de Europa. Atravesar su portada neobarroca y adentrarse en este para¨ªso acu¨¢tico supone una de las experiencias inolvidables que ofrece Budapest. Abierto todo el a?o, resulta el ant¨ªdoto perfecto contra las bajas temperaturas de los meses de invierno; unas horas escondido entre la niebla que produce el agua de sus piscinas a 37 grados le dejar¨¢ el cuerpo templado para el resto del d¨ªa.

Hay que disfrutarlo sin prisa, como hacen los locales, dejando que los chorros que emanan del fondo masajeen el cuerpo. O jugando al ajedrez en uno de los tableros instalados en la piscina. Perder el tiempo sin sentirse culpable es la actitud recomendada, en la certeza de que mientras las horas se escapan en un chapoteo aparentemente in¨²til, las aguas medicinales estar¨¢n, en silencio, reparando su organismo.