El gran desaf¨ªo de Julio Rey
Ni los kil¨®metros ni la enfermedad, un virus contagiado por su hija, pueden con la determinaci¨®n del maratoniano toledano
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Hace apenas una semana muy pocos dudaban de que el Europeo de Gotemburgo le supondr¨ªa a Julio Rey la consagraci¨®n definitiva, la medalla de oro que le falta al historial del maratoniano toledano, bronce hace cuatro a?os en M¨²nich, plata mundial en Par¨ªs hace tres. 2006 ten¨ªa que ser ya el a?o de Rey. Nadie lo dudaba.
En abril, en su marat¨®n de Hamburgo, dej¨® en 2h 6m 52s el r¨¦cord espa?ol de los 42,195 metros. Despu¨¦s de descansar, de dejar que los m¨²sculos se recuperaran del tremendo trabajo, de la destrucci¨®n, durante un par de semanas, Rey volvi¨® al cigarral, a sus terrenos de entrenamiento en las afueras de Toledo, con su padre, con su hermano, siempre en familia, pensando s¨®lo en el Campeonato de Europa de Gotemburgo. Una idea fija en la cabeza, borrar por fin el error t¨¢ctico, el error de juicio, que le paraliz¨® hace cuatro a?os en M¨²nich, que le abri¨® la puerta a la victoria al finland¨¦s Janne Holm¨¦n. Y todo iba como la seda, todas las se?ales que le enviaba su organismo eran positivas, todo el trabajo rend¨ªa sus frutos, cuando no hace ni dos semanas, el martes, su hija Silvia, cuenta ¨¦l, introdujo en la familia un terrible virus que a las pocas horas ten¨ªa a casi todos en la cama, con gastroenteritis.
"El domingo estaba tan cansado que dije 'no voy a Gotemburgo'. Ahora estoy dispuesto a todo"
Y, en vez de estar zascandileando por sus territorios de caza, corriendo libre, rodando; en vez de someter a su cuerpo al dolor, a la asfixias de las series de velocidad, del entrenamiento duro que acompa?a, como la sombra al sol, a los m¨¢s de 250 kil¨®metros semanales de carrera, Julio Rey se encontr¨® en la cama. "Por lo menos, yo fui el que menos sufr¨ª", cuenta Rey, sus ojos claros a¨²n con un fondo de tristeza. "No he tenido al menos v¨®mitos como mi mujer, mi madre y mi hermana". Todo en familia, siempre, para el fondista al que entrena su padre, al que su hermano hace de liebre. "Segu¨ª entren¨¢ndome unos cuantos d¨ªas, pensando que no pasar¨ªa nada, pero al cuarto d¨ªa me vino la debilidad. Me pasaba el d¨ªa cansado, tirado, cabreado, deshidratado", explica, a¨²n en su boca la sensaci¨®n desagradable, el recuerdo. "Y el domingo pasado estaba tan as¨ª que dije 'no voy a Gotemburgo'. Fuera. Hab¨ªa salido a correr y s¨®lo consegu¨ªa ir a 4.30m el kil¨®metro [en un marat¨®n, Rey mantiene durante dos horas un ritmo de crucero, perfectamente asumido, f¨¢cil, de 3m el kil¨®metro, a 20 kil¨®metros por hora], y acaba muerto. As¨ª no iba a aguantar ni dos kil¨®metros aqu¨ª. Pero, milagrosamente, desde entonces las sensaciones han sido diferentes. Aunque s¨®lo he podido rodar, sin forzar, he ido mejorando. Y tambi¨¦n empec¨¦ a recuperar peso, pues me qued¨¦ en la radiograf¨ªa de un suspiro [mide 1,66 metros y lleg¨® a pesar 47 kilos], perd¨ª dos kilos por la dieta blanda y la deshidrataci¨®n. Y aqu¨ª estoy, dispuesto a todo".
Dispuesto a ganar, incluso. El marat¨®n espa?ol, el plato fuerte del podio, conoce desde hace 12 a?os, desde el Europeo de Helsinki 94, desde el triplete encabezado por Mart¨ªn Fiz, un esplendor incre¨ªble, un valor temido en toda Europa. No se puede ser maratoniano en Espa?a sin ser ambicioso, y as¨ª lo entienden Chema Mart¨ªnez, medalla de plata en el 10.000, que cient¨ªficamente ha preparado su asalto al cetro europeo, y Jos¨¦ R¨ªos, otro atleta de 10.000 que dio el salto hace tiempo, y que como Rey se ha visto frenado en los momentos decisivos de la preparaci¨®n, en aquellos en los que pasar de un estado de equilibrio perfecto a la enfermedad es como pasar una raya invisible, inasible, y tras sufrir un desmayo un d¨ªa en la pista poco despu¨¦s se despert¨® con los ganglios de la ingle inflamados, pelotas de tenis, seg¨²n gr¨¢fica descripci¨®n de un testigo, lo que hizo dispararse las alarmas. Y as¨ª lo pretende el cuarto de los participantes, Kamel Ziani.
Pero ninguno como Rey. Aunque llegue cojo. Aunque tenga que cambiar de t¨¢ctica. Aunque ya no pueda soltar el ataque descomunal que lanz¨® en el Mundial de Par¨ªs, que destroz¨® la carrera y al que s¨®lo respondi¨® el ganador, el marroqu¨ª Gharib. "Estoy bien, me siento bien, pero no s¨¦ c¨®mo responder¨¦ a los cambios de ritmo. No s¨¦ exactamente como estoy y por eso no me f¨ªo", dice. "As¨ª que me convertir¨¦ en la sombra, en el segundo dorsal de quien yo s¨¦ que va a ser el m¨¢s peligroso. Haga lo que haga ¨¦l yo har¨¦: el italiano Baldini gan¨® el marat¨®n ol¨ªmpico de Atenas, pero si de m¨ª depende, aqu¨ª no".

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