Los enfermos apuestan por la marihuana legal
Dos pacientes explican los beneficios del 'cannabis' para afrontar sus dolencias cr¨®nicas
Amaia Ocejo ingres¨® en el hospital de Basurto el verano pasado. Se sent¨ªa peor de la dolencia que padece desde hace ocho a?os, la enfermedad de Crohn. Cuando explic¨® a los m¨¦dicos que su tratamiento se basaba en el consumo de marihuana, inmediatamente le preguntaron qu¨¦ otras drogas consum¨ªa. "Era alucinante, daban por hecho que me met¨ªa de todo", comenta esta vizca¨ªna de 41 a?os.
Amaia quiso comprobar el efecto terap¨¦utico de la marihuana tras dos a?os sufriendo las consecuencias del tratamiento que le hab¨ªan recomendado seguir sus m¨¦dicos: siete pastillas diarias con una dosis muy alta de cortisona. Los efectos secundarios "eran bestiales". Su est¨®mago se cerr¨® por completo. No pod¨ªa ingerir ninguna pastilla m¨¢s; las vomitaba todas. Amaia, de constituci¨®n delgada, lleg¨® a adelgazar 10 kilos en pocos meses. "La gente me ten¨ªa que mirar tres veces para ver que estaba ah¨ª", bromea.
"Los medicamentos convencionales me dejaron hecho polvo", cuenta Jos¨¦ S¨¢nchez
"Ante la evidencia de que la marihuana funciona no se puede luchar", dice Amaia Ocejo
Su caso no es el ¨²nico, ni mucho menos. Jos¨¦ S¨¢nchez tiene 47 a?os y desde hace diez padece esclerosis m¨²ltiple. Los m¨¦dicos le recomendaron un tratamiento basado en relajantes musculares. Inclu¨ªa una cantidad bastante alta de corticoides. Al principio le fue bien, pero con el tiempo no s¨®lo los m¨²sculos se resintieron. "Los medicamentos me dorm¨ªan, estaba fatigado todo el d¨ªa y encima se me abr¨ªan los esf¨ªnteres: me dejaron hecho polvo", explica Jos¨¦.
El dolor para los dos se hizo insufrible, les destroz¨® f¨ªsica y psicol¨®gicamente. De ah¨ª que buscasen un tratamiento alternativo con la esperanza de lograr lo que no hab¨ªan conseguido con los medicamentos farmacol¨®gicos convencionales. Desde un primer momento, el cannabis alivi¨® sus dolores y consigui¨® que, poco a poco, hiciesen "una vida normal". "Estaba claro que peor no me pod¨ªa ir", asegura Amaia.
El principal inconveniente que encuentran es c¨®mo conseguir la marihuana sin tener que recurrir al mercado ilegal. Hasta ahora, Pannagh, una de las cinco asociaciones vascas de usuarios de cannabis, les suministraba su parte de la colecta, pero el pasado octubre la Polic¨ªa Municipal de Bilbao intervino las plantas a la asociaci¨®n y detuvo a tres personas de la asociaci¨®n y al propietario de los terrenos donde Pannagh plantaba la marihuana.
Amaia no ha necesitado consumir desde entonces hasta ahora, que ha empeorado de su enfermedad. Jos¨¦, sin embargo, se ha visto obligado a recurrir a amigos y conocidos. Debido a la espasticidad tan grande que padece en sus m¨²sculos, la dosis diaria de cannabis que necesita es de tres gramos. "Como con cualquier medicamento, el cuerpo se acostumbra y cada vez se necesita una mayor dosis para que haga efecto". Amaia, sin embargo, puede aguantar con un porro, uno o dos d¨ªas. "Es que se consume como si fuese un medicamento normal", se desespera Jos¨¦.
La asociaci¨®n Pannagh (cannabis en s¨¢nscrito) tambi¨¦n colabora, o colaboraba hasta que se qued¨® sin plantas, con la Asociaci¨®n de C¨¢ncer de Mama (Acambi). Esta agrupaci¨®n, que cuenta con 425 afectadas por esa enfermedad, defiende los fines terap¨¦uticos de la marihuana, porque les alivia los efectos secundarios de la quimioterapia.
Todos miran de reojo hacia Barcelona. Desde principios de a?o, 63 pacientes se han prestado para participar en un estudio pionero que se realiza en el hospital Vall D'Hebr¨®n para comprobar el efecto terap¨¦utico del cannabis. El extracto que se ha escogido para el estudio de Catalu?a es un nebulizador sublingual (aerosol bucal), comercializado bajo la marca Sativex.
La Ley del Medicamento, por otra parte, tiene un apartado especial para ciertas sustancias medicinales estupefacientes, como la marihuana, lo que hace que el Ministerio de Sanidad pueda conceder autorizaciones para su uso cient¨ªfico o m¨¦dico.
El estudio de Catalu?a, que ha despertado el inter¨¦s en otras comunidades aut¨®nomas, dar¨¢ sus primeros resultados en Oto?o.
Jos¨¦ y Amaia ven con buenos ojos cualquier avance, aunque son un tanto esc¨¦pticos porque creen que hay "muchos intereses ocultos". "Llevo ocho a?os consumiendo marihuana con fines terap¨¦uticos", explica resignado Jos¨¦. "Al principio pens¨¦ que no se tardar¨ªa mucho en legalizar su uso, pero ha pasado el tiempo y seguimos pr¨¢cticamente igual".
Amaia, por contra, intenta luchar contra ese sentimiento de cierta frustraci¨®n. Su calidad de vida se ha visto mermada con el tiempo debido a su enfermedad y su sufrimiento ha sido, en algunos momentos, tan agudo que deposita toda su confianza en cualquier avance que se produzca en el uso terap¨¦utico del cannabis. Sabe que el Sativex, un aerosol bucal que tiene como objeto mitigar los s¨ªntomas de dolor y los espasmos, puede ser una soluci¨®n para su enfermedad. "Ante la evidencia de que la marihuana funciona no se puede luchar", asegura.
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