Madres m¨¢s trabajadoras

Seis de cada diez mujeres que dan a luz en Espa?a tienen un trabajo remunerado. Hace s¨®lo siete a?os eran cuatro de cada diez. As¨ª se observa al cruzar los datos de nacimientos con las prestaciones que abona la Seguridad Social a las trabajadoras que dan a luz. Pero aunque el n¨²mero de empleadas que son madres casi se ha duplicado en siete a?os (de 148.751 a 294.337), la maternidad sigue re?ida con el empleo. O viceversa.

El aumento del n¨²mero de madres trabajadoras se produce en el marco de un empleo creciente, tanto masculino como femenino (aunque la tasa de paro de las mujeres casi duplica la de los hombres). Sin embargo, los hijos siguen siendo un importante condicionante para el trabajo de las mujeres. Y esto tira a la baja de la natalidad (el promedio de hijos por mujer en Espa?a, 1,32, ha aumentado gracias a las inmigrantes, pero se mantiene entre los m¨¢s bajos de la UE). Un reciente estudio revela que el 20% de las trabajadoras deja su trabajo al tener un segundo hijo. Lo mismo ocurre con cuatro de cada diez que dan a luz al tercero. Por eso, no es de extra?ar que las espa?olas, en caso de optar por la maternidad, tomen el camino del hijo ¨²nico si quieren -o no tienen m¨¢s remedio- seguir trabajando fuera de casa: en ese caso, menos del 10% abandona el empleo. Desde 1995, m¨¢s de la mitad de los reci¨¦n nacidos son primog¨¦nitos.

El abandono laboral o el retraimiento de muchas mujeres frente al empleo tiene como tel¨®n de fondo la falta de pol¨ªticas de conciliaci¨®n, de servicios asequibles para el cuidado de ni?os y mayores y de corresponsabilidad en el hogar. Y eso ocurre cuando las espa?olas tienen mejor formaci¨®n que nunca (la proporci¨®n de mujeres universitarias supera la de los hombres). Por todo ello, es de esperar que la futura Ley de Igualdad, con medidas para favorecer y mejorar la conciliaci¨®n familiar, laboral y personal, ponga las bases para solucionar uno de esos problemas que fijan el nivel de desarrollo de una sociedad.