Prontuario liban¨¦s
Ha concluido la primera fase de la sexta guerra ¨¢rabe-israel¨ª, que como la quinta en 1982 ha devastado el L¨ªbano, y en su naturaleza y en ella hay un patr¨®n para el futuro: una guerra intermitente, de mediana intensidad, que en ciertos periodos se aviva como una llamarada antes de volver, cuando la diplomacia se concierta para ello, al punto de rescoldo humeante que es donde hoy est¨¢. Una guerra, muy lejos de terminar, porque las condiciones que la armaron no han variado: dos soldados israel¨ªes en manos de Hezbol¨¢, y ninguna garant¨ªa de que la guerrilla chi¨ª vaya a ser desarmada. Un primer balance del conflicto podr¨ªa tener el formato de un prontuario.
?Qui¨¦n ha ganado la guerra? Probablemente nadie. Si la guerrilla terrorista de Hezbol¨¢ se viera desplazada al norte del r¨ªo Litani, aunque sus misiles siguieran siendo capaces de alcanzar Israel, ya no podr¨ªa lanzar operaciones terrestres, y el primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert, salvar¨ªa los muebles, muy deteriorados por una acci¨®n sin objetivos claros, que se ha saldado con tablas aparentes contra un enemigo mucho m¨¢s correoso de lo previsto.
?Qui¨¦n no ha ganado? Israel, que no est¨¢ m¨¢s cerca de liberar a sus dos militares y ha fracasado igualmente en su segundo objetivo, que era el de poner a la opini¨®n libanesa contra el movimiento chi¨ª, abonando as¨ª el terreno para que Beirut metiera en cintura a la guerrilla. Olmert es hoy m¨¢s d¨¦bil que ayer porque Hezbol¨¢ nunca ha sido tan popular entre un sector claramente mayoritario de L¨ªbano.
?Puede aguantar el alto el fuego? Por un tiempo parece que s¨ª, aunque el recurso a la violencia es lo ¨²nico que siempre es seguro en Oriente Pr¨®ximo. Hezbol¨¢, aunque con no perder haya salido bien parado, ha recibido un severo castigo y necesita lamerse las heridas, mientras que Israel ha comprobado que desmantelar una organizaci¨®n sin capital, aeropuertos, ministerios ni Seguridad Social es mucho m¨¢s complejo que reducir barrios de Beirut a escombros.
?Se cumplir¨¢n las resoluciones de la ONU? La 1701 prev¨¦ el despliegue de una fuerza internacional de 15.000 hombres, junto al de otros tantos del Ej¨¦rcito liban¨¦s al sur del Litani, para impedir que Hezbol¨¢ vuelva a convertir la zona en su feudo particular. La resoluci¨®n ordena el desarme de todos los ej¨¦rcitos comunitarios, y no s¨®lo de Hezbol¨¢. Pero es dif¨ªcil que ni L¨ªbano ni los contingentes internacionales intenten expulsar a la guerrilla de la zona, y mucho menos que traten de desarmarla. Mientras la milicia no ataque a Israel, se mantendr¨¢ el statu quo. Es cierto que una resoluci¨®n de 2000, la 1559, ped¨ªa espec¨ªficamente el desarme chi¨ª, pero tambi¨¦n la 242 de noviembre de 1967 exige que Israel se retire de todos los territorios ocupados y ya s¨®lo los palestinos se acuerdan.
?Por qu¨¦ Beirut celebraba la "victoria" de Hezbol¨¢? Porque el ¨¦xito pol¨ªtico del movimiento chi¨ª es imbatible en el islam ¨¢rabe. Los guerrilleros han combatido con denuedo contra una formidable m¨¢quina militar, con lo que esta guerra se convierte en su Karameh, la acci¨®n en marzo de 1968 con la que Yasir Arafat, entonces l¨ªder de Al Fatah, se dio a conocer resistiendo al frente de s¨®lo unos cientos de hombres un ataque con blindados y helic¨®pteros del Tsahal en la aldea jordana de ese nombre que significa en ¨¢rabe "dignidad". Hezbol¨¢ es hoy la ni?a bonita de la opini¨®n ¨¢rabe, porque ha sido capaz de plantar cara a Israel y de lograr un alto el fuego, sin que el enemigo haya conseguido ninguno de sus objetivos militares.
Pero s¨®lo estamos ante la primera fase de un largo enfrentamiento de palestinos y chi¨ªes libaneses con el Estado de Israel. Una sexta guerra a saltos.
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