"Me gustar¨ªa ser 'mosso d'esquadra"
Rabie Lauchi creci¨® en Chefchauen, un municipio del norte de Marruecos a 60 kil¨®metros de Ceuta. Cuando ten¨ªa siete a?os su padre se march¨® a Espa?a. A menudo regresaba para visitar a su mujer y sus siete hijos. Llegaba con un coche nuevo y explicaba c¨®mo era su nueva vida en Sant Feliu de Llobregat, donde se instal¨® en un piso. Al cabo de un tiempo, uno de los hermanos de Lauchi se vino a Espa?a con el padre. Cuando Rabie cumpli¨® 14 a?os pidi¨® conocer el mundo del cual tanto hab¨ªa o¨ªdo pero desconoc¨ªa.
El primer d¨ªa en Sant Feliu su hermano mayor lo llev¨® a Port Aventura. Despu¨¦s cenaron en un restaurante. Rabie no lo dud¨®: escogi¨® quedarse a vivir en Catalu?a. Pero poco despu¨¦s se arrepinti¨®. "Lleg¨® el tiempo de la fiesta del cordero y ech¨¦ en falta a mi familia, los amigos y las celebraciones", explica. Ahora tiene 22 a?os y domina el castellano y el catal¨¢n. Su gran ilusi¨®n es conseguir tener cerca a su madre, que todav¨ªa vive en Marruecos. Con este objetivo, ha puesto a su nombre un piso alquilado en Sant Feliu y ha tramitado los documentos para que pueda instalarse en el municipio. "Si todo va bien, vendr¨¢ en dos meses", conf¨ªa con alegr¨ªa.
Rabie recuerda las dificultades de los primeros a?os. En primero de ESO s¨®lo suspendi¨® dos de las 11 asignaturas que se impart¨ªan. "Nadie se lo cre¨ªa", afirma con orgullo el joven. Pero en su instituto ser inmigrante, cuando hab¨ªa muy pocos, no era algo sencillo. "Hab¨ªa un grupo que insultaba a los marroqu¨ªes y a los negros. Ten¨ªamos que o¨ªr cosas muy gordas", explica con amargura. Para evitar las humillaciones, se uni¨® a ellos. En segundo de ESO suspendi¨® las 11 asignaturas. No iba a clase y participaba en las gamberradas del colectivo. El padre le conmin¨® a estudiar o hacer algo ¨²til.
A los 17 a?os se puso a trabajar 12 horas al d¨ªa de lunes a s¨¢bado cargando cajas en un almac¨¦n. A Rabie no le faltaba ingenio y soltura. Para encontrar f¨¢cilmente trabajo, se dirig¨ªa intencionadamente al capataz de turno con un torpe castellano y aseguraba no tener papeles. Era la manera de conseguir un puesto al instante. Sin embargo, comenta que eso tambi¨¦n significaba "dejarse explotar". "Yo me pod¨ªa defender. Al final acababa respondiendo a los jefes que me chillaban o me trataban mal. Cuando quer¨ªa, cambiaba de trabajo. Pero los compa?eros que no tienen documentaci¨®n ni lugar donde dormir lo aguantan todo, lo tienen muy dif¨ªcil".
Con el tiempo, Rabie ha encontrado un buen empleo. Cobra un sueldo aceptable por seis horas al d¨ªa como responsable de una tienda dedicada a duplicar llaves, ubicada en un centro comercial. En una semana, al comprobar que dominaba el trabajo, lo dejaron solo en el local. Explica que tambi¨¦n ten¨ªa una novia catalana. "Lo pas¨¢bamos bien, pero su madre no vio bien nuestra relaci¨®n y lo dejamos", se?ala.
Pero lo que m¨¢s lamenta el joven es haber abandonado los estudios. "Me gustar¨ªa ser mosso d'Esquadra, pero no tengo la nacionalidad", explica. Conseguirla no es f¨¢cil, y antes de que pase todo ese tiempo Rabie espera ser el propietario de un negocio en Catalu?a o en Marruecos.
Para Rabie, uno de los principales problemas de su pa¨ªs de origen es "la falta de justicia social". Por eso, "todos los que venimos de all¨ª aborrecemos la pol¨ªtica. En Marruecos los pobres siempre son los m¨¢s desfavorecidos. Hay mucha riqueza pero muy mal distribuida", subraya y lamenta que el Gobierno y las clases pudientes no se preocupen por los m¨¢s desfavorecidos.
Aun as¨ª, en sus continuos viajes para visitar a su madre, hasta dos veces cada a?o, ha constatado que todo est¨¢ cambiando: proliferan los negocios y se forman empresas. Tambi¨¦n le sorprendi¨® ver c¨®mo las mujeres ya conducen y ganan presencia en el Parlamento. Considera que "se est¨¢ dando un giro importante en la pol¨ªtica" y por ello, y porque se siente enamorado de su tierra, espera volver para vivir dignamente: "Con justicia social Marruecos ser¨¢ el mejor pa¨ªs del mundo".
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