Un islam ben¨¦volo

Todo director de comedias sabe -y Fernando Colomo, de los que m¨¢s; no en vano, las lleva haciendo 30 a?os- que nada rinde mejor en el g¨¦nero que un personaje patoso, un pobre tipo que no sabe muy bien qu¨¦ lugar ocupa en el mundo. Y nada m¨¢s operativo para hacer avanzar una historia que meter a dicho individuo en un callej¨®n sin salida, en mil l¨ªos inimaginables. Estas dos reglas se cumplen a rajatabla en este filme, curioso y un tanto a contramano, en el que Colomo regresa, con casi veinte a?os de distancia, a radiografiar un barrio concreto de Madrid, Lavapi¨¦s, ese laboratorio de la multiculturalidad en el que pulula una poblaci¨®n joven, tanto como los eran, sin ir m¨¢s lejos, los protagonistas de Bajarse al moro, su primera incursi¨®n en el barrio.

Pero las cosas han cambiado, y ahora no se trata de un pu?ado de progres en busca de su raci¨®n de hach¨ªs en el norte de Marruecos. Ahora, los marroqu¨ªes est¨¢n aqu¨ª, y con ellos una inmigraci¨®n extraordinariamente plural, desde latinoamericanos hasta paquistan¨ªes e indios. Colomo sit¨²a all¨ª a su Ca¨ªn (no faltan las referencias b¨ªblicas puestas con bastante mala baba), un gordito bonach¨®n poco h¨¢bil para el ligue; y lo hace solidario de la suerte de la amante musulmana de su hermano Abel, un cr¨¢pula que la ha dejado embarazada. De ah¨ª a abrazar el islam, redimir a la chica con un matrimonio y liarse en mil follones, todo es un paso. Y Ca¨ªn lo da; y con ¨¦l, accede a un mundo cuyas costumbres desconoce por completo.

Tiene El pr¨®ximo Oriente un aire de discurso abierto e informal, unas hechuras espl¨¦ndidamente libres y una lectura de fondo perfectamente compartible. No se trata, parece decir Colomo, de entender al diferente, sino de hacerse como ¨¦l; de ser un pr¨®jimo muy pr¨®ximo, otro oriental m¨¢s que, si cuadra, deber¨¢ incluso peregrinar a La Meca en pos de algo tan intangible, pero en el fondo tan importante como el deseo cumplido.

Como comedia, la pel¨ªcula se mantiene, a pesar de algunos excesos y detalles apresurados (tanta reiteraci¨®n en la aparici¨®n de los latinoamericanos, tanta maldad en el hermano malo...); pero tiene, y eso la redime de cualquier contingencia negativa, unos actores espl¨¦ndidos que, aunque cinematogr¨¢ficamente poco conocidos, funcionan a las mil maravillas, empezando por Javier Cifri¨¢n, impagable protagonista, y acabando por Nur al Levi, espl¨¦ndida musulmana en apuros. Y por tener, tiene tambi¨¦n una manera del todo personal de acercarse a un fen¨®meno, el de la inmigraci¨®n, que nunca hab¨ªa sido retratado en el cine espa?ol como en esta ocasi¨®n.