Gente normal
Zaplana, Acebes y Rajoy, de izquierda a derecha, se divierten en su esca?o durante una sesi¨®n en la que se debat¨ªa el problema del terrorismo. Zapatero hab¨ªa solicitado a Rajoy que se sumara al proceso de paz, a lo que el l¨ªder del PP dijo que le repugnaba esa expresi¨®n, "proceso de paz", porque desfiguraba la realidad a favor de los terroristas y jugaba sucio con los deseos de los espa?oles. Zapatero le mostr¨® un documento de la ¨¦poca en la que ¨¦l era ministro de Interior o de Justicia o de Caza y Pesca (siempre fue ministro de algo) con el membrete de la Presidencia del Gobierno y en el que se utilizaban id¨¦nticos t¨¦rminos para referirse a la negociaci¨®n con ETA.
Entonces Rajoy arguy¨® que le daba n¨¢useas la idea de que un partido pol¨ªtico legal se reuniera con Batasuna, a lo que el presidente del Gobierno respondi¨® con la evidencia de que el PP lo hab¨ªa hecho en 1988. La situaci¨®n, que empezaba a resultar grotesca, se volvi¨® delirante cuando el registrador de la propiedad decidi¨® acusar al PSOE de todo lo que hab¨ªa hecho ¨¦l en su momento. Lo cierto es que como el PSOE no hab¨ªa acercado presos, ni hab¨ªa concedido terceros grados, ni hab¨ªa excarcelado a los asesinos, ni se hab¨ªa referido a ETA con el nombre de Movimiento Vasco de Liberaci¨®n, ni hab¨ªa pedido discreci¨®n a los periodistas, ni hab¨ªa dicho que sabr¨ªa ser generoso con los criminales, etc¨¦tera, a Rajoy le sal¨ªan todo el rato los tiros por la culata, como al que escupe contra el cielo. Entonces cambi¨® de estrategia y se indign¨® moralmente, como un aut¨¦ntico registrador de la propiedad.
De modo que ah¨ª tienen ustedes a los tres en su salsa moral, ri¨¦ndole a Acebes una agudeza filos¨®fica
No nos ha sido posible averiguar la hora exacta en la que se obtuvo la instant¨¢nea, pero es evidente que corresponde a uno de esos momentos de indignaci¨®n moral. La derecha se indigna mucho moralmente, es su car¨¢cter hist¨®rico. Todo el mundo recuerda, por ejemplo, la fotograf¨ªa de Vicente Mart¨ªnez Pujalte tronch¨¢ndose de risa en la comisi¨®n del 11-M, mientras Zaplana dec¨ªa una gracia. Este mismo mes hemos publicado la de Franco y Mill¨¢n Astray cantando, moralmente indignados, el himno de la Legi¨®n, soy el novio de la muerte y todo eso. Tampoco es manca la de aquel diputado -Moragas, si no recuerdo mal- agrediendo, moralmente fuera de s¨ª, a Rubalcaba en un pasillo del Congreso. Son fotos de familia, que demuestran una idiosincrasia, una forma de ser, una naturaleza cultural.
De modo que ah¨ª tienen ustedes a los tres en su salsa moral, ri¨¦ndole a Acebes una agudeza filos¨®fica. Un ejemplo magn¨ªfico de la divisi¨®n del trabajo: Acebes pronuncia la agudeza, Zaplana la amplifica con su risotada metaf¨ªsica y Rajoy hace caja. Casi puede escucharse el ruido de la registradora, clin, clonc. Y mientras hace caja, se pasa la lengua por los labios en un movimiento de placer caracter¨ªstico del tendero mezquino al comprobar el brillo de la calderilla. Mira qu¨¦ bien me ha ido hoy el d¨ªa. Si la expresi¨®n "proceso de paz" me hubiera dado asco de verdad, podr¨ªa retirarme hasta las pr¨®ximas elecciones.
D¨ªas despu¨¦s, en un mitin celebrado en Barcelona, Rajoy afirm¨® muy serio: "Queremos ser un pa¨ªs normal de gente normal. ?ste es un partido normal". Y entonces comprendimos, de s¨²bito, por qu¨¦ ese p¨¢nico tan difundido a lo normal.
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