La pelota en el aro
El otro lado enigm¨¢tico de la realidad, la energ¨ªa oscura, tiene la m¨¢s curiosa de las historias en la f¨ªsica te¨®rica del siglo XX. Seg¨²n la relatividad general -la teor¨ªa de la gravedad que Einstein descubri¨® en 1916, tras 10 a?os de lucha intelectual-, los objetos deforman el espacio y el tiempo (el espaciotiempo) de su entorno, como una bola de petanca deforma una cama el¨¢stica. Si hay otra bola de petanca rodando por las proximidades, la deformaci¨®n har¨¢ que caiga en espiral hacia la primera (y viceversa). Esas danzas geom¨¦tricas de los objetos en ca¨ªda libre por las curvaturas del espaciotiempo son la gravedad.
Pero la relatividad general ten¨ªa un problema grave: si los c¨²mulos de galaxias deforman la cama el¨¢stica del espaciotiempo, el universo deber¨ªa colapsarse pendiente abajo. Como en 1916 el Universo era est¨¢tico, Einstein invent¨® una fuerza o presi¨®n repulsiva (imaginen un ventilador situado debajo de la cama el¨¢stica) que viniera a compensar las deformaciones causadas por las bolas. La llam¨® "constante cosmol¨®gica", y eligi¨® su magnitud de manera arbitraria y cuidadosa para que el universo pudiera seguir siendo est¨¢tico a gran escala. Pero, como ha explicado el f¨ªsico Brian Greene, la trampa de Einstein equivale exactamente a pedir a una pelota que se quede parada sobre el aro de la canasta. Lo m¨¢s f¨¢cil es que se acabe saliendo, y eso es lo que ha ocurrido: la energ¨ªa oscura parece ser esa constante cosmol¨®gica inventada por Einstein, descartada despu¨¦s cuando se descubri¨® la expansi¨®n del universo, y recuperada a¨²n m¨¢s tarde al saberse que ¨¦sta era acelerada.
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