"La alegr¨ªa de los ni?os es lo que nos salva"
La aventura de las familias espa?olas que esperan en Congo para traerse a sus hijos adoptados
Seis familias catalanas y una vasca est¨¢n viviendo una pesadilla desde hace un mes entre dos pa¨ªses, con el R¨ªo Congo por medio, para llevar a buen t¨¦rmino la adopci¨®n de otros siete ni?os africanos de edades comprendidas entre los seis meses y los cinco a?os. En la "kafkiana" historia, en palabras de uno de los padres adoptivos, se mezclan un excesivo celo burocr¨¢tico por parte de la Embajada espa?ola en Kinshasa (Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo), la legislaci¨®n tanto de ese pa¨ªs como de la Rep¨²blica de Congo (con capital en Brazzaville) y el remate de los disturbios que mantienen aislada a Kinshasa tras los resultados de las elecciones.
Ayer, seis parejas esperaban con seis ni?os en una casa de un "barrio tranquilo" de Brazzaville la llegada de un diplom¨¢tico "de alto rango" desde Espa?a que pueda agilizar los ¨²ltimos tr¨¢mites para que las familias y los ni?os lleguen a Espa?a. Su partida fue confirmada tanto desde el Ministerio de Asuntos Exteriores como desde la Conseller¨ªa de Bienestar i Familia de la Generalitat de Catalu?a.
Exteriores asegura que un funcionario de alto rango viaja a Kinshasa para agilizar el proceso
Otra de las adoptantes, Mar¨ªa Jos¨¦ Altuna, estaba en un hotel recuper¨¢ndose del episodio de malaria que sufri¨® en la espera. "Ha estado tres o cuatro d¨ªas con 40 de fiebre", describi¨® por tel¨¦fono m¨®vil Josu¨¦ Palacios. Pero "lo peor" es que una ni?a de seis meses, Olivia, se ha quedado "en un lugar seguro" en Kinshasa. Los padres est¨¢n "muy preocupados porque tal y como est¨¢n las cosas" no saben c¨®mo se reunir¨¢n con ella.
La historia comenz¨® el pasado 15 de julio, cuando las familias llegaron a la Rep¨²blica de Congo para las primeras adopciones. Como el c¨®digo de familia de este pa¨ªs no reconoce las adopciones a parejas que lleven casadas menos de cinco a?os, tuvieron que someterse a juicio, en el que el ministerio p¨²blico apreci¨® sus apelaciones y concedi¨® una dispensa que hac¨ªa posible la adopci¨®n. "En ese momento los hijos ya son nuestros en ese pa¨ªs", describieron los padres en un comunicado enviado por Internet. Siguiente paso: inscribir a los ni?os en el registro civil de la Embajada.
Poco despu¨¦s, las familias cruzaron en barco los ocho kil¨®metros de ancho del r¨ªo que separa ambas capitales para ir a Kinshasa, donde est¨¢ la Embajada espa?ola. All¨ª se encontraron con que el embajador que estaba al tanto de sus casos acababa de dejar su cargo para ir de vice-embajador a Washington, como informan fuentes de Exteriores, mientras que su sustituto estaba de vacaciones.
La embajadora en funciones y el oficial de la embajada les atendieron "poniendo todo tipo de problemas", describe Irene San Agust¨ªn, representante de Asociaci¨®n de Adopci¨®n Internacional de Congo (ADIC), que ha llevado a cabo los tr¨¢mites para las adopciones. "Nos dec¨ªan que no eran v¨¢lidas porque as¨ª lo indicaba el c¨®digo de familia congole?o, invalidando la resoluci¨®n del tribunal", contin¨²an en su comunicado. Los padres propusieron que se sellaran los visados de los ni?os para ser inscritos en Espa?a -esta ¨²ltima soluci¨®n es la que finalmente se va a aplicar, seg¨²n la Generalitat-, pero en la embajada quer¨ªan revisar todo el proceso "para que no haya posibilidad de que las adopciones sean invalidadas", seg¨²n justifican desde Exteriores.
El tiempo apremiaba. Los padres tem¨ªan que llegado el d¨ªa 20 de agosto, cuando se supieran los resultados de las elecciones en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, la mecha se encendiera entre los partidarios de Jean-Pierre Bemba y Joseph Kabila. As¨ª ha sido.
El lunes, mientras padres e hijos paseaban por el centro de Brazzaville, se escucharon detonaciones y tiroteos al otro lado del r¨ªo. "La gente empez¨® a correr para ver lo que pasaba", recuerda Javier Segurado, "nos fuimos a la casa". Mientras habla, se escucha cantar a los peque?os: "Aleluya, aleluya". "Est¨¢n que no paran, nos lo pasamos bomba con ellos", comenta Palacios, "su alegr¨ªa es lo que nos salva, si no estar¨ªamos desesperados".
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