500 menores en busca de un futuro mejor
La Generalitat ha creado una doble red de acogida para ni?os extracomunitarios con un total de 2.400 plazas
La Generalitat se har¨¢ cargo de una decena de menores subsaharianos del total de 700 llegados con cayucos a Canarias en los ¨²ltimos meses. Ser¨¢ la primera ocasi¨®n en que el Gobierno catal¨¢n afrontar¨¢ la tutela de ni?os procedentes del ?frica negra, pues m¨¢s del 80% de los menores a los que asiste normalmente son marroqu¨ªes. Pero con independencia del origen o la edad, el objetivo final de la Administraci¨®n siempre es el mismo: conseguir la repatriaci¨®n de los menores a su pa¨ªs. En el caso de los subsaharianos, la Generalitat se topar¨¢ con un problema a?adido, la inexistencia de convenios bilaterales con Espa?a, lo que dificulta la colaboraci¨®n de las autoridades locales, imprescindible para averiguar las condiciones familiares y sociales del ni?o y, sobre todo, su identidad, porque s¨®lo si el ni?o dispone de familia en su pa¨ªs de origen, su Gobierno aceptar¨¢ el retorno. De lo contrario, se desentender¨¢ de una responsabilidad que ¨²nicamente le acarrea m¨¢s gastos.
Las primeras repatriaciones se efectuaron a finales de 2002, todas ellas a Marruecos, con el Gobierno de Converg¨¨ncia i Uni¨®, cuando la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia pas¨® a depender del Departamento de Bienestar y Familia. Antes estaba en manos del Departamento de Justicia. La anteriores consejeras, N¨²ria de Gispert e Irene Rigau, recuerdan las innumerables negociaciones con las autoridades marroqu¨ªes para convencerles de que deb¨ªan hacerse cargo de los menores. Finalmente, el Gobierno marroqu¨ª acept¨® el retorno de los ni?os, pero fij¨® dos condiciones: que no fueran ni?os hu¨¦rfanos y, por tanto, pudieran regresar con sus familias, y que el Ejecutivo del Partido Popular incrementara sustancialmente las ayudas a Marruecos.
Hasta entonces, las autoridades marroqu¨ªes rechazaron sistem¨¢ticamente cualquier propuesta de la Generalitat y entorpecieron la aplicaci¨®n de los convenios firmados, comenta De Gispert. Por ejemplo, el Gobierno catal¨¢n se comprometi¨® a construir en Casablanca un centro de acogida de menores y a proporcionarles empleo en Catalu?a una vez alcanzada la mayor¨ªa de edad. Ni por esas. "S¨®lo conseguimos una experiencia piloto para retornar a 15 menores y el compromiso de seguir colaborando", a?ade De Gispert. Tambi¨¦n fallaron otras alternativas. CiU destin¨® 126.000 euros en ayudas para que familias marroqu¨ªes afincadas en Catalu?a adoptaran a ni?os de la misma nacionalidad. Ni una solicitud.
Rigau y De Gispert, como tambi¨¦n la republicana Anna Sim¨®, consejera de Bienestar y Familia con el tripartito, comentan que muchos chavales marroqu¨ªes se presentaban ante la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia con un papelito entre manos con la direcci¨®n exacta de la oficina. Pero eluden sacar conclusiones precipitadas de este comportamiento. "Todos ellos pasaron el estrecho [de Gibraltar] en los bajos de un cami¨®n", relata Rigau.
El camino estaba allanado, y el tripartito de izquierdas continu¨® con las repatriaciones, aunque la convergente Irene Rigau recuerda que los partidos de izquierda se opon¨ªan en un principio al retorno de los menores a su pa¨ªs. Sim¨® cambi¨® la pol¨ªtica de sus predecesoras y sent¨® las bases de una mayor colaboraci¨®n con el r¨¦gimen marroqu¨ª. Su primera medida fue ubicar a los menores inmigrantes en centros de acogida junto a ni?os aut¨®ctonos de su edad, porque CiU les manten¨ªa separados hasta que la Generalitat consiguiera la tutela.
"Me encontr¨¦ con una pol¨ªtica que s¨®lo afrontaba el problema en Catalu?a, pero no de ra¨ªz", manifiesta Anna Sim¨®. Los republicanos incrementaron en 50 las plazas de acogida y crearon dos centros de 24 horas. Ahora la Generalitat dispone de 200 plazas de primera acogida -centros en los cuales el inmigrante pasa una etapa inicial- y otras 2.000 plazas permanentes.
En los dos a?os al frente de Bienestar y Familia, Sim¨® puso en marcha el programa Barcelona-T¨¢nger, una soluci¨®n "no paliativa sino integral" para dar una salida laboral a los menores repatriados. El programa persigue la reinserci¨®n de los ni?os a trav¨¦s de convenios con empresas catalanas instaladas en el norte de Marruecos y con la participaci¨®n de diversas organizaciones no gubernamentales que act¨²an en la zona. As¨ª, el Gobierno catal¨¢n construir¨¢ un centro de formaci¨®n laboral en T¨¢nger y despu¨¦s una empresa les proporcionar¨¢ un contrato de aprendizaje. "De esta manera", a?ade Sim¨®, "los chavales volver¨¢n a Marruecos con un contrato bajo el brazo, pues la edad laboral empieza a los 14 a?os".
Por primera vez, un programa de este tipo dispondr¨¢ de una subvenci¨®n de la Uni¨®n Europea, que ha donado a la Generalitat un mill¨®n de euros, la mitad del coste total.
Sim¨® admite que ning¨²n Gobierno dispone de una soluci¨®n m¨¢gica para este problema, pero se?ala que cuando su departamento empez¨® a tratar a los menores de "forma individualizada" -es decir, consiguiendo su repatriaci¨®n a medio o largo plazo-, se fren¨® el efecto llamada. En cualquier caso, todos los a?os llegan a Catalu?a una media de 500 menores en busca de un mejor futuro, y su ¨²nica salida es deambular por la calle o ponerse en manos de la Generalitat.
Radiograf¨ªa e identificaci¨®n
Cada vez que la Generalitat se hace cargo de un menor inmigrante, el protocolo de asistencia se repite. Primero, pasa por la Fiscal¨ªa de Menores, donde se le abre una ficha de identificaci¨®n. Luego, se le traslada al hospital Cl¨ªnico, donde se le practica una radiograf¨ªa de la mu?eca para conocer su edad. "Es un m¨¦todo que no falla, pues muchos de ellos mienten sobre su edad porque saben que con 18 a?os la repatriaci¨®n a Marruecos es inmediata", comenta una portavoz del Departamento de Bienestar y Familia.
En las dependencias de la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia contin¨²a una especie de interrogatorio para conocer los antecedentes del menor y, sobre todo, esclarecer su identidad. "La mayor¨ªa de ni?os dan un nombre falso y mienten sobre su origen. Por eso, lo primero es procurar es identificarle", comenta Anna Sim¨®, ex consejera de Bienestar. ?C¨®mo se averigua? La Administraci¨®n catalana dispone de expertos. Por ejemplo, el dialecto, el acento o las expresiones que utiliza al hablar sirven para delimitar el ¨¢rea de procedencia. "Enfrente siempre tienes a un ni?o, muy vulnerable, y que poco a poco, si le das confianza, acabar¨¢ diciendo la verdad", comenta la ex consejera Irene Rigau.
La tarea m¨¢s ardua es localizar a sus familiares en el pa¨ªs de origen, lo que suele demorarse entre tres o cuatro meses, en funci¨®n de la colaboraci¨®n de las autoridades locales. Durante ese tiempo, el menor permanecer¨¢ en el centro de primera acogida, acompa?ado de otros ni?os inmigrantes en su misma situaci¨®n. All¨ª ocupar¨¢ la mayor parte de su tiempo asistiendo a clases y a talleres de formaci¨®n. S¨®lo cuando la Generalitat le haya identificado, pasar¨¢ a un centro de acogida a la espera de que su pa¨ªs acepte la repatriaci¨®n. De lo contrario, continuar¨¢ en el centro o la Administraci¨®n le buscar¨¢ una familia de adopci¨®n.
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