Verde alpino a las puertas de Salzburgo
El parque nacional austriaco de Hohe Tauern, un para¨ªso para combatir el estr¨¦s
Una hilera de austriacos y de alemanes avanza en l¨ªnea recta-disciplinada mirando hacia el suelo. Apenas cruzan palabra. Parecen impulsados por sus propios pensamientos. Empujan la tierra hacia atr¨¢s con sus brazos ayud¨¢ndose mediante palos. Son las docenas de senderistas que durante el fin de semana se adentran por el valle de K?tschachtal, en el parque nacional de Hohe Tauern, huyendo del asfalto como alma que lleva el diablo. O de s¨ª mismos o de sus fantasmas. Ya vengan de Salzburgo, Viena o M¨²nich, a poco m¨¢s de dos horas de distancia. Eso si el cielo acompa?a, claro, pues las exultantes tonalidades verdes alpinas no ser¨ªan lo que son sin esa lluvia pertinaz que atrapa cimas, valles y bosques.
Pero las alternativas son abundantes cuando el tiempo oscurece. Termas, piscinas curativas y hoteles acogedores en los valles circundantes ofrecen sus brazos al visitante deseoso de relajo. Pues a eso vienen aqu¨ª la mayor¨ªa de los turistas, a empaparse de verde y de clorofila, a sudar y a soltar lastre: estr¨¦s, calor¨ªas y preocupaciones. Eso en verano y en oto?o, pues el invierno se reserva para esquiar. A hora y media de Salzburgo, capital mozartiana durante este a?o, se extiende el valle de Gasteiner, con las poblaciones de Bad Gastein y Hof Badgastein, antesala privilegiada del parque y abundante en actividades en la naturaleza.
Ciento ochenta mil hect¨¢reas conforman el parque nacional de Hohe Tauern. Monta?as tupidas y muy pronunciadas que alcanzan los 3.798 metros en su cima m¨¢s alta, el Grobglockner, y abarcan 17.500 hect¨¢reas de glaciares que, sin embargo, est¨¢n en retroceso desde 1850. Lo comparten los municipios de Salzburgo, Tirol y Carinthia. El fondo de los valles promete el canturreo del agua y el verde tierno de la vegetaci¨®n de ribera amenizando la severidad de los abetos. Las cimas, en cambio, ofrecen lagos de origen glaciar, urogallos, perdices y conejos nivales, afortunadamente poco accesibles a los predadores b¨ªpedos. Arriba, en la cumbre, algunos refugios se prestan a ofrecer comida caliente y cama mullida al monta?ero.
Termas curativas
Como sucede en la mayor parte de los parques nacionales europeos, el Hohe Tauern no tiene n¨²cleos poblacionales en su interior y ha reducido al m¨ªnimo su explotaci¨®n. Algo de madera para mobiliario y papel, pastoreo, caza de ciervos y gamuzas y agroturismo. ?sta es una de las modalidades m¨¢s econ¨®micas y requeridas: chal¨¦s como de postal alpina, con tejados a dos aguas muy pronunciados, balcones de madera labrada y toda una profusi¨®n de cornamentas de c¨¦rvidos, tallas con rostros de genios, ca?os de agua y maceteros de flores a partir de un tronco vaciado.
La zona fue una de las mayores canteras de oro europeas hasta el siglo XVI. Ya los romanos fueron sabedores de esta riqueza. Las minas alcanzaron su apogeo durantes los siglos XV y XVI para saciar la sed de riqueza de los pr¨ªncipes arzobispos que gobernaban Salzburgo. Entonces, las sombr¨ªas entra?as de caliza eran horadadas a raz¨®n de 2,5 cent¨ªmetros al d¨ªa para alimentar la terrible fiebre del oro y la plata. Y ello bajo grandes concentraciones de rad¨®n y a temperaturas que en ocasiones rozaban los 40 grados. A¨²n quedan m¨¢s de 100 kil¨®metros de t¨²neles en la regi¨®n. Los l¨ªmites de tal codicia se pueden hoy comprobar en las cuevas de Gasteiner Heilstollen, en Bad Gastein. Unas antiguas galer¨ªas mineras abandonadas desde hace siglos, que hoy han sido inteligentemente reutilizadas con fines terap¨¦uticos. Los pacientes son legi¨®n, pero tambi¨¦n los visitantes de un d¨ªa ¨¢vidos de comprobar los efectos curativos del rad¨®n (las concentraciones son m¨ªnimas y beneficiosas) y del efecto intensivo-sauna.
La ceremonia es larga. Primero, los clientes en largas colas esperan a un r¨¢pido reconocimiento m¨¦dico y se enfundan el albornoz. Despu¨¦s, una breve explicaci¨®n, y al trenecillo. Al principio parece una broma al estilo Disneyworld, pero tras unos kil¨®metros la temperatura sube y el cuerpo comienza a derretirse. En una sala excavada en la propia cueva, los visitantes se tumban durante media hora en medio de un silencio sepulcral y empieza la tortura: la epidermis se hace una con la humedad y el sudor, y la respiraci¨®n parece faltar. El caso es que de all¨ª se sale exhausto, acalorado, pero nuevo, pl¨¢cidamente deshuesado.
Pero m¨¢s all¨¢ del atractivo de un d¨ªa, est¨¢n los tratamientos de tres semanas que garantizan una espectacular mejora de las enfermedades respiratorias, cut¨¢neas y ¨®seas. En las termas de Bad Gastein y Bad Hofgastein, algo m¨¢s abajo en el valle, el rad¨®n se a¨ªsla para las curas concretas, y las aguas calientes se convierten en piscinas, chorros, cascadas, saunas y otros admin¨ªculos de la salud. Higiene y servicio, impecables. Cuando llueve o hace fr¨ªo, el ba?o exterior se hace doblemente placentero. Entre burbujas y vahos calientes, las empinadas laderas envueltas en brumas y salpicadas de vacas que rodean la estaci¨®n parecen menos inh¨®spitas.
La capital musical
Patrimonio de la humanidad y con unos 140.000 habitantes, Salzburgo se desvela a s¨ª misma con calma, sin sobresaltos. As¨ª, a primera vista, y en especial si se accede por el estr¨¦pito motorizado del r¨ªo Salzach, la capital musical se aparece algo fr¨ªa. La simetr¨ªa propia de los siglos XVII y XVIII de las plazas principales, el perfecto adoquinado, la blancura marm¨®rea de la catedral, los recortados arriates de los jardines barrocos, el orden meticuloso y calculado. Tal vez por ello son bienvenidas manifestaciones como el Kontracom, el festival de arte contempor¨¢neo que llena cada esquina de esculturas e instalaciones irreverentes que violan el ambiente de pulcra serenidad. Aunque la idea de distancia se revela falsa en cuanto se pisa el meollo peatonal del centro, en especial la Getreidegasse, de fisonom¨ªa medieval y ambiente promiscuo, con sus caf¨¦s y tabernas incrustados en los rincones m¨¢s insospechados, sus galer¨ªas y patios secretos, sus tentadores escaparates, y sus visitantes llegados de todo el globo. No faltan tampoco los juglares alternativos contempor¨¢neos acompa?ados de guitarras y panderos, y de perros que parecen mimar m¨¢s que a s¨ª mismos.
A Salzburgo la venden indefectiblemente a trav¨¦s de su hijo predilecto: Mozart, y a¨²n m¨¢s este a?o, en su 250? aniversario. Que si aeropuerto Mozart, que si bombones Mozart, que si la casa nativa de Mozart, que si la pila donde Wolfgang Amadeus se bautiz¨®. Cierto es que el m¨²sico naci¨® aqu¨ª, pas¨® un tercio de su vida y compuso algunas de sus obras m¨¢s emblem¨¢ticas, y es verdad que a la habitual efervescencia cultural de la ciudad, que cuenta nada menos que con 4.000 actividades al a?o, se suman este a?o todos los eventos mozartianos. Pero no es menos cierto que Salzburgo se vende sola, m¨¢s all¨¢ de ese poderoso aliciente.
Fue un importante foco de extracci¨®n de sal (de ah¨ª su nombre) ya desde ¨¦poca celta. Fundada por los romanos y ocupada en el siglo V por tribus b¨¢varas, san Ruperto se encarg¨® de encarrilar a las levantiscas hordas germanas convirti¨¦ndolas al cristianismo en el siglo VII. Desde entonces, los monasterios y conventos florecieron, y las iglesias tambi¨¦n. En la actualidad, todo un peine de campanarios y cimborrios carda el cielo, y se cuentan las iglesias barrocas por decenas. La catedral es sin duda la estrella m¨¢s rutilante con su armoniosa portada italianizante, y ese interior concebido en el m¨¢s puro estilo paleocristiano, con sus juegos de claroscuros in crescendo, seg¨²n se avanza por la nave central.
Pero lo m¨¢s peculiar de la historia de Salzburgo es su condici¨®n de principado-arzobispado cat¨®lico instaurado por el arzobispo Eberhard II, que abarc¨® los siglos XIII al XIX. Entonces, la ciudad se convirti¨® en un feudo teocr¨¢tico independiente que aunaba tanto el poder religioso como el terrenal.
Salzburgo est¨¢ encerrada entre cinco colinas, lo que le sirvi¨® de protecci¨®n a la hora de defender su estatus independiente. Su riqueza en sal, entonces tan preciada como el oro, la empuj¨® a resistir. Confirmando esta vocaci¨®n defensiva aparece la fortaleza de Hohensalzburg, fundada en 1077 por el arzobispo Gebhard, y muy ampliada durante los siglos XV y XVI como baluarte en la guerra contra Hungr¨ªa. Hoy forma una ciudadela roque?a muy bien conservada, aunque sin grandes alardes ornamentales ni arquitect¨®nicos, por la que deambulan turistas en busca de panor¨¢micas espectaculares sobre el r¨ªo y la ciudad.
Ac¨²stica p¨¦trea
Media historia de la ciudad se escribe, pues, en sus rocas. En ellas est¨¢ cavado el teatro del siglo XVII, con 96 galer¨ªas, capacidad para 1.500 espectadores y una ac¨²stica p¨¦trea que sobrecoge. Y parte del cementerio del monasterio de San Pedro, uno de los rincones m¨¢s evocadores del centro. En tan recoleto emplazamiento, rodeado de flores delicadas, iconos de hierro pintado, benditeras de piedra y mirlos silbones, la muerte pierde parte de su inquietante misterio y evoca reposo. Entre sepulturas an¨®nimas surgen con discreci¨®n homogeneizadora las de Nannerl Mozart y Michael Haydn, hermanos de Wolfgang Amadeus y de Joseph.
A su manera, la fugacidad de la vida tambi¨¦n se refleja en las grotescas esculturas antropom¨®rficas de los jardines de Mirabell, que con sus malformaciones instan a apoderarse del d¨ªa (carpe diem), seg¨²n c¨¦lebre frase de Horacio que hizo suya el sentir barroco. Pero tambi¨¦n de belleza se nutre el barroco, y con ¨¦l, los estanques, arriates de boj, laberintos de alerces y esculturas de unicornios de los jardines de Mirabell y Helelbrunn, en las afueras.
Y de regreso al presente, los siglos XX y XXI muestran lo mejor de s¨ª en el Museo de Arte Moderno, aupado sobre una colina. Concebido por el arquitecto alem¨¢n Mateo Thun, en ¨¦l cobran protagonismo la luz y la pureza espacial.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- Lufthansa (902 22 01 01; www.lufthansa.es) vuela desde Madrid a Salzburgo con una escala a partir de 344,82 euros, y desde Barcelona, a partir de 253,39 euros.Dormir y comer- Grabnerhof (00 43 064 32 83 65). Breitenberg, 13. Bad Hofsgastein. Casa rural con habitaciones con vistas espectaculares al parque nacional. Ba?os de heno y actividades en la naturaleza. 30 euros por persona, con desayuno. 40 euros, con cena.- Blaue Gans (00 43 662 84 24 91). Getreidegasse, 41-43. Salzburgo. Hotel en pleno centro, agradable, lleno de detalles creativos y con un buen restaurante. Desde 145 euros.- M?nchsberg 32 (00 43 662 84 10 00). M?nchsberg, 32. Salzburgo. Restaurante del Museo de Arte Moderno. Con vistas. Cocina cuidada en la terraza o dentro. Unos 30 euros.Visitas- Termas de Rad¨®n. Gasteiner Heilstollen (00 43 643 43 75 30). Bad Gastein. www.gasteiner-heilstollen.com.Informaci¨®n- www.salzburg.info.- Turismo de Austria en Madrid (902 999 432; www.austria.info).- www.mozart2006.net.
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