M¨¢s all¨¢ del dibujo
Empez¨® a ilustrar en 1993, y sus personajes, sibaritas y sofisticados, se convirtieron en un s¨ªmbolo de los noventa y del 'boom' del dise?o -la 'cultura Wallpaper'-. En su lista de clientes, de Zara a 'The New York Times'. Tras el ¨¦xito de sus libretas y camisetas se estrena como creador de moda.
Comparte edificio con Ferran Adri¨¤. Su estudio y su casa ocupan el espacio contiguo al taller-capilla de El Bulli en un palacete restaurado cerca de las Ramblas. En Barcelona, su ciudad desde los tres a?os. Jordi Labanda (Uruguay, 1970) trabaja solo, rodeado de revistas, y armado ¨²nicamente con pinceles y pinturas. No es exagerado afirmar que es el ilustrador m¨¢s famoso de Espa?a. Pero es mucho m¨¢s que eso. Hay un coche que lleva su nombre. Hay mujeres que llevan su firma en el bolso, la toalla y en el biquini. Hay adolescentes -much¨ªsimas- que exhiben sus carpetas, agendas, mochilas o bol¨ªgrafos camino al instituto. Seg¨²n ¨¦l, es un ilustrador que se ha convertido en una marca. Y es una marca en plena expansi¨®n. Este oto?o inaugurar¨¢ en Barcelona su primera tienda y adem¨¢s se estrenar¨¢ como dise?ador. De moda. De verdad. Porque adem¨¢s de las camisetas y prendas b¨¢sicas que comercializa desde el a?o pasado, ha concebido trajes, abrigos, pantalones? Aunque cualquier parecido con una colecci¨®n de debut es pura coincidencia. En un estudio mucho mayor que ¨¦ste trabajan las siete personas que, a sueldo de su socio industrial, le asisten en esta aventura. Venidos de gigantes como Inditex. Pero es que Jordi Labanda no hace las cosas como los dem¨¢s. Las hace m¨¢s rentables.
"La gente cre que un d¨ªa me levant¨¦ y plane¨¦, como si fuera la organizaci¨®n Spectra, c¨®mo dominar el mundo"
"Ser hedonista no significa tener mucho dinero, sino saber escaparte de la rueda salvaje en la que estamos y disfrutar"
?Qu¨¦ vender¨¢ en la tienda Jordi Labanda?
No quiero que sea una papeler¨ªa? Todav¨ªa no lo tengo claro, pero todo lo escolar no estar¨¢. Se vender¨¢ lo m¨¢s interesante de cada gama. Y, por supuesto, estar¨¢ la ropa. Pero habr¨¢ piezas de otras marcas tambi¨¦n. No es el universo Jordi Labanda. El punto Disneylandia no me interesa.
?Se ve como un dise?ador de moda?
Yo me sigo viendo como ilustrador y como artista. Soy m¨¢s un artista haciendo ropa que un dise?ador de moda. No tengo la formaci¨®n ni es mi vocaci¨®n real. Aunque es posible que sepa m¨¢s de moda que muchos de los que se dedican a ello. Lo veo como un paso coherente en mi evoluci¨®n. Es una aventura muy emocionante y me siento muy c¨®modo. Sobre todo, porque tengo un equipo que me apoya. Si no, ser¨ªa un desastre.
?Cree que la gente entender¨¢ que Jordi Labanda se convierta en una marca de moda?
Eso espero. Pero casi m¨¢s en el extranjero que en Espa?a. Aqu¨ª, mi trabajo anterior es demasiado conocido, y eso puede pesar. Pero fuera estamos teniendo muy buena aceptaci¨®n. Mi figura all¨ª no es tan fuerte y creo que funcionar¨¢ mejor.
?Es un lastre ser conocido?
Evidentemente, que te conozcan es muy positivo. Nadie puede crear una marca de moda de la nada y vender. Por muy bien que lo hagas. Pero en Espa?a, haber hecho tanto producto y sobre todo en un ¨¢rea tan adolescente como la de las libretas s¨ª puede ser un lastre. De ah¨ª tambi¨¦n la idea de tienda, para dar una imagen m¨¢s seria. En Espa?a somos muy inmovilistas, pero las f¨®rmulas siempre se pueden cambiar. Pienso en mi caso: el de un ilustrador que se convierte en marca. No conozco muchos precedentes y me gusta mucho haberlo hecho sin ellos.
?Cu¨¢l es ese camino de ilustrador a marca?
Todo ha sido siempre muy espont¨¢neo. Es curioso, porque mucha gente que no me conoce cree que un d¨ªa me levant¨¦ y plane¨¦, como si fuera la organizaci¨®n Spectra [contra la que luchaba James Bond], c¨®mo dominar el mundo. Y, al contrario, todo ha sido muy viva la Pepa.
?C¨®mo empez¨® lo de comercializar productos con su nombre?
Fue todo muy simple. Me llam¨® Miquelrius [empresa catalana de papeler¨ªa] y me propuso hacer libretas. Y cuando haces un producto que tiene ¨¦xito, eso es un im¨¢n: te llama hasta el que hace fundas de pl¨¢stico de cualquier cosa para que les pongas un dibujo. Rechazamos el 90% de las ofertas que nos llegan. Por eso, cuando la gente me dice: "Te veo por todas partes", lo que yo pienso es: "Si t¨² supieras?". Y al final tampoco hay tanto: libretas, bolis, bolsos, toallas? Pero es curioso, porque semi¨®ticamente ha funcionado un mont¨®n y la gente cree que tengo un montaje mucho mayor.
?A qu¨¦ atribuye que la gente tenga la impresi¨®n de verle tanto?
A a?os de trabajo, porque ya son a?os, y a un estilo muy marcado y reconocible. Tambi¨¦n a la proliferaci¨®n de copias. La gente no tiene que ser experta en ilustraci¨®n, y cuando ve algo que se parece, cree que lo he hecho yo. Y eso genera una sensaci¨®n de ubicuidad.
?Le molesta que le copien?
Antes me cabreaba mucho. Ahora no tanto. Lo que me da rabia es que la gente copia muy mal, se queda con la epidermis. Copian el estilo, pero no el alma. Yo intento dar una carga subterr¨¢nea que a la gente se le escapa. Se quedan con una ni?a guapa en la piscina y ya est¨¢.
?Y qu¨¦ hay m¨¢s all¨¢ de la ni?a guapa?
Depende del trabajo y del cliente. Por supuesto, si est¨¢s haciendo una ilustraci¨®n para una botella de agua, tampoco puedes ser muy contundente, pero en determinados trabajos editoriales s¨ª te lo puedes permitir. Por ejemplo, la gente no se decide sobre si ensalzo o critico lo pijo. Mi trabajo da muchas vueltas a temas como la belleza y la est¨¦tica, pero tambi¨¦n habla sobre la sociedad de consumo. Me considero un heredero del arte pop en esa relaci¨®n de amor / odio hacia la sociedad de consumo. Me gusta no tener que posicionarme nunca excesivamente ni en lo uno ni en lo otro. A veces es cr¨ªtica y a veces es alabanza, porque el pop es eso, una incongruencia total. Y me siento c¨®modo en ese punto.
Se define como un artista comercial. ?Qu¨¦ es eso?
Ser artista es expresarte a trav¨¦s de un proceso art¨ªstico. En mi caso, lo soy porque me levanto por la ma?ana y me pongo a pintar. Lo que pasa es que la g¨¦nesis de mi trabajo siempre ha sido comercial. Mi trabajo es fruto de un encargo y me siento orgulloso de que as¨ª sea. Nunca he tenido las empanadas mentales de los ilustradores que se han considerado artistas de galer¨ªa. Mi trabajo nunca lo he pensado para ser expuesto.
Pero ha acabado exponi¨¦ndose. Por ejemplo, el pasado diciembre en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
Si una vez acabado el trabajo tiene suficiente calidad art¨ªstica como para ser reivindicado como arte, eso ya no es cuesti¨®n m¨ªa, sino de quien lo est¨¢ juzgando. Y me parece un doble triunfo: hacer algo que tenga una ra¨ªz comercial y, a la vez, ¨¦xito art¨ªstico. Pero yo siempre me he considerado un artista comercial, y a mucha honra. Nunca he sentido complejos frente a la industria. Siempre me ha parecido mi amiga. Me espolea la velocidad de la prensa y de la publicidad. Los calendarios y la presi¨®n de los encargos comerciales me ayudan a desarrollarme como artista.
El arte le interesa como consumidor y le gustar¨ªa ser coleccionista. ?Ha empezado?
No. Es un tema de tiempo y de pasta. Todav¨ªa no tengo el efectivo para comprar el arte que me gustar¨ªa: Ed Ruscha, Alex Katz?
?As¨ª que no es cierto que se est¨¦ forrando?
Yo genero mucho dinero para las empresas para las que trabajo. Si no fuera as¨ª, no seguir¨ªa creciendo el inter¨¦s. Pero reinvierto mucho. Montar esta tienda me est¨¢ saliendo muy caro. Soy un empresario, tengo empleados: en el estudio somos cuatro personas. Aunque eso no ha disminuido un ¨¢pice mi independencia art¨ªstica.
?Dir¨ªa que su trabajo parece m¨¢s lucrativo de lo que es?
Lo que s¨¦ es que podr¨ªa tener mucho m¨¢s dinero. Pero eso es pan para hoy y hambre para ma?ana. Me interesa seguir aqu¨ª dentro de diez a?os, y si fuerzas mucho la m¨¢quina, puedes quemarla. Tambi¨¦n podr¨ªa ganar mucho vendiendo obra. Me han llegado a ofrecer cheques en blanco por mis originales. Pero no los vendo. Les tengo mucho cari?o, no por lo que puedan valer, sino por el esfuerzo y el trabajo que hay en cada uno. Esto no es una f¨¢brica de churros, todo lo pinto a mano. Por eso, a veces me gusta exhibir los originales para que la gente vea el trabajo art¨ªstico que hay en ellos.
?D¨®nde los guarda?
Desde hace un a?o, en una caja fuerte, en un banco.
?Por qu¨¦ decidi¨® llevarlos ah¨ª?
Porque tom¨¦ conciencia de lo que ten¨ªa y de lo que vale. Y eso me ha obligado tambi¨¦n a un trabajo bastante exhaustivo de catalogaci¨®n y documentaci¨®n de todo el trabajo, que ha sido muy interesante.
?Qu¨¦ conclusiones ha sacado de enfrentarse a todo su pasado?
Lo que me ha hecho mucha ilusi¨®n es darme cuenta de que no ha habido sufrimiento. Hay artistas que han sufrido mucho para conseguir las cosas. Yo no.
Su estilo, tan caracter¨ªstico y marcado, ?surgi¨® natural?
S¨ª, hab¨ªa estado macer¨¢ndose desde que era peque?o. Siempre he estado obsesionado con esta est¨¦tica, estos colores? de ni?o flipaba con la fotograf¨ªa de moda y las pel¨ªculas de Douglas Sirk, y cuando me puse a dibujar, todo eso sali¨® y no tuve que gastar tiempo en encontrar un estilo. Y poca gente puede decir que ha generado un estilo tan potente. Que ha obligado al mundo a seguirle, en lugar de tener que cambiar y adaptarse a lo que se lleva, a lo que hay que hacer o lo que sea.
Eso es lo que suele ocurrir cuando el trabajo conecta con un momento y lugar?
Evidentemente. Todo son momentos hist¨®ricos. Yo siempre digo que si hubiera tenido mi edad en los ochenta, igual me habr¨ªa muerto de hambre.
Su trabajo es emblem¨¢tico de la ¨¦poca de la explosi¨®n de la cultura del dise?o. ?Es consciente de ser un s¨ªmbolo?
Mi trabajo siempre ha sido muy ic¨®nico, aunque nunca tuve esa pretensi¨®n, es cierto que es un poco un s¨ªmbolo.
Un s¨ªmbolo es un blanco, algo contra lo que es f¨¢cil cargar. ?Le afectan las cr¨ªticas?
Me parecen muy excitantes. Siempre me ha hecho gracia todo, hasta cuando vi una pintada en la calle en la que se met¨ªan conmigo. Pon¨ªa algo as¨ª como: "Odio a Labanda". Me parece genial provocar las suficientes emociones a alguien como para que coja un spray y pinte una pared. Me parece muy bonito generar debate a trav¨¦s del arte. Y seguro que hay gente que a trav¨¦s de odiar mi trabajo ha reflexionado sobre la sociedad de consumo. Pero lo cierto es que me llega mucho m¨¢s lo positivo que lo negativo. Lo negativo suele ser bastante obvio, te tachan de pijo y ya est¨¢. Me encantar¨ªa que las cr¨ªticas fueran m¨¢s elaboradas. Me va la marcha, y que se metan bien conmigo me encanta.
?Siempre quiso ser ilustrador? Porque, de hecho, estudi¨® dise?o industrial.
Fui una v¨ªctima de los ochenta: hab¨ªa que estudiar dise?o. El de moda no me pareci¨® buena idea. Todo el mundo flipaba con la moda de Espa?a, pero yo ve¨ªa que no ten¨ªa mucha salida. En cambio, fui a una conferencia en la escuela Massana sobre dise?o industrial. Era la ¨¦poca del triunfo del grupo Memphis y me enamor¨¦ de aquello. Quer¨ªa ser Ettore Sottsass o Alessandro Mendini. Era algo muy rom¨¢ntico. Cambiar el mundo con los objetos.
?C¨®mo empez¨® a ilustrar?
Al principio, con unos amigos, montamos un peque?o estudio de dise?o gr¨¢fico. Y estuve un par de a?os hasta que decid¨ª que quer¨ªa ser ilustrador. Me qued¨¦ un mes en casa pintando. Lo llev¨¦ a Woman y a La Vanguardia, los dos ¨²nicos sitios a los que he ido a pedir trabajo en mi vida. A partir de ah¨ª, todo fue saliendo. Por eso no tengo la sensaci¨®n de haber sufrido lo m¨¢s m¨ªnimo. No he tenido esa experiencia de arrastrar la carpeta por todas partes. Y creo que eso al final se nota en tu obra y hace que sea m¨¢s optimista.
M¨¢s que optimista, su obra se suele calificar de hedonista. ?Lo comparte?
S¨ª, y creo que el hedonismo es algo positivo porque ensalza el disfrute de los placeres de la vida. Pero a menudo se identifica con tener mucho dinero, y eso s¨ª que no lo comparto. Ser hedonista es saber escaparte de la rueda salvaje en la que estamos metidos y disfrutar. Quedarte flipado con una planta o un cuadro.
La ropa, ?es un pasaporte para el mundo que usted dibuja? ?La oportunidad de convertirse en un personaje Labanda?
Yo hac¨ªa camisetas, pero no estaba del todo satisfecho y eso provoc¨® el paso a una colecci¨®n de ropa. Yo no dibujo gente con camisetas estampadas, dibujo gente vestida con un estilo determinado. Y mi sue?o era hacer ropa que pudiese llevar la gente que dibujo. Mi trabajo hace so?ar, y conseguir que la gente crea que sale de un dibujo m¨ªo me parece un buen punto de partida.
El mundo Labanda es un mundo lujoso. ?Ser¨¢ la suya una marca de lujo?
Bueno, hay que ser muy consciente del estado del mercado, del tipo de p¨²blico que tienes? La idea primigenia es ¨¦sa, jugar con buenas calidades y buena costura, pero luego vienen las rebajas, la cruda realidad. Aunque tambi¨¦n hay que arriesgarse. Y lo estamos haciendo. En esta primera colecci¨®n hay todav¨ªa predominio de la ilustraci¨®n, pero mi sue?o es hacer ropa sin la coartada de la ilustraci¨®n. Y me interesa la elegancia, al menos m¨¢s que otras cosas. Aunque sean ideas que me puedan interesar mucho en privado.
?Qu¨¦ le interesa en la intimidad?
Casi todo. El fe¨ªsmo, todo lo underground, el trabajo de Wolfgang Tillmans o Juergen Teller? muchas cosas que a la gente no le pegan de m¨ª. En el trabajo tienes que ser coherente con una l¨ªnea, que en este caso puede ser muy estilizada y sofisticada, pero en mi vida necesito una dosis de poes¨ªa a trav¨¦s de los hechos cotidianos. Algo que no encontrar¨ªa si estuviera todo el d¨ªa consumiendo Irving Penn o Balenciaga. Un toque un poco naif o espont¨¢neo.
?Es usted ingenuo?
S¨ª, bastante. De hecho, creo que no har¨ªa lo que hago si no lo fuera. Tengo una capacidad de sorpresa bastante grande. Y me gustar¨ªa no perderla nunca. Me gusta mucho emocionarme con las cosas y me sucede de verdad.
?Existe el mundo que usted dibuja?
S¨ª, claro. Tal vez no al 100%, pero todos podemos haber vivido situaciones que pueden ser muy Labanda. Yo he vivido experiencias en las que me sorprendo pens¨¢ndolo. Y pueden suceder en cualquier ¨¢mbito, porque yo puedo estar en una cena en la Embajada de Francia y al d¨ªa siguiente en una fiesta en una casa okupa.
?Qu¨¦ es un 'momento Labanda'?
Tiene m¨¢s que ver con el esp¨ªritu de la gente que te rodea que con los lugares en concreto. Es un momento en el que eres consciente de que te est¨¢ pasando algo excepcional. Podr¨ªa resumirse en un sentido pop de la vida: admirarte por todo, ser un groupie de la vida?
Ahora que va a formar parte de ella, ?qu¨¦ opina de la moda espa?ola?
Me reservo la opini¨®n. Tambi¨¦n porque, aunque suene un poco fuerte, conozco m¨¢s lo que se est¨¢ haciendo fuera que aqu¨ª. S¨ª puedo decir que me gustar¨ªa que fuera un poco m¨¢s ca?era? Pero es que tambi¨¦n creo que el p¨²blico espa?ol es complicado, inmovilista.
?La moda se empapa de la realidad o se esconde de ella?
Hoy d¨ªa hay lecturas para todos los p¨²blicos. Creo que hay creadores que traducen el actual clima trabajando m¨¢s la silueta, y otros que apuestan por el escapismo, m¨¢s preocupados por generar est¨¦tica que ¨¦tica. Y yo me inscribo ah¨ª.
?Prefiere la est¨¦tica a la ¨¦tica?
No, prefiero la ¨¦tica a la est¨¦tica, aunque en mi caso la est¨¦tica es muy pesada, tiene mucha importancia. Pero la ¨¦tica es imprescindible.
Su presencia es habitual en jurados de moda, premios y celebraciones. ?Se reconoce en el papel del ¨¢rbitro de estilo?
Me encanta eso. A veces lo pienso, porque me llegan est¨ªmulos suficientes como para creerlo. Pero eso le pasa a mucha m¨¢s gente. Simplemente, por dar una opini¨®n. Hoy d¨ªa, que alguien d¨¦ su opini¨®n y eso cale en la sociedad ya te convierte en ¨¢rbitro de lo que sea. Me gusta ese papel, me hace gracia. Aunque siempre he sido consciente de que la belleza no tiene mucho que ver con el buen gusto. La belleza de verdad debe ser un poco convulsa y un poco hiriente. Como en las fotos de Newton o las que Avedon tom¨® en la Am¨¦rica profunda? ¨¦sa es la belleza que me interesa, porque es la que nos hace avanzar.
Pero ¨¦sa no es, desde luego, la belleza que usted retrata.
No, pero tiempo al tiempo. Ya se ver¨¢. Cuando la gente me dice que me voy a quemar y que voy a cansar? S¨¦ que a¨²n hay muchas cosas que todav¨ªa no he dicho.
?Qu¨¦ opinan sus padres de su ¨¦xito?
Est¨¢n encantados, se les cae la baba. Al principio ten¨ªan miedo. El habitual cuando dices que te quieres dedicar a una profesi¨®n free lance y art¨ªstica. La sociedad espa?ola tiene muy inculcado el miedo a la libertad laboral. Siempre que hablo con ellos, la pregunta es: "?Te va bien? ?Tienes trabajo?". Para la generaci¨®n de mis padres, la panacea es el trabajo estable. Parece que la felicidad viene a trav¨¦s de un contrato indefinido, y no es as¨ª. Si yo ahora tuviese que empezar y estar en n¨®mina para alguien, languidecer¨ªa.
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