Llega el taxi mestizo
Cada vez hay m¨¢s conductores de origen extranjero contratados por los propietarios de los veh¨ªculos para rentabilizarlos
A los hermanos b¨²lgaros Ivo y Nasco Hristov, de 32 y 37 a?os, les ha tocado trabajar este agosto. Los dos tocan respectivamente el acorde¨®n y el clarinete en la formaci¨®n musical Rodopis. "Hacemos folk de los Balcanes", puntualizan. Pero la m¨²sica ¨¦tnica no les ayuda a llenar el frigor¨ªfico de su casa de Moratalaz. Los hermanos Hristov se levantan todos los d¨ªas a las seis de la ma?ana y una hora despu¨¦s ya est¨¢n al volante de sus respectivos taxis. ?Es dif¨ªcil? "Es mucho m¨¢s complicado tocar una sinfon¨ªa de Mozart que aprenderse el callejero", explica con tono de orgullo Nasco. Su hermano Ivo reconoce que tiene un truco: el GPS, el aparato que le indica de manera autom¨¢tica el mejor itinerario a seguir. En su grupo musical no son los ¨²nicos taxistas. Cuatro de los seis miembros de la formaci¨®n tambi¨¦n se ganan la vida en un coche blanco con franja roja.
El GPS ayuda a los nuevos taxistas a conducir sin necesidad de conocer la ciudad
"En unos a?os la mayor¨ªa de los taxistas ser¨¢n inmigrantes", opinan dos b¨²lgaros
Cada vez es m¨¢s f¨¢cil ver a un inmigrante al volante de uno de los 15.629 taxis que circulan por Madrid. Especialmente de noche, cuando los propietarios de la licencia tienen alg¨²n asalariado para sacar el m¨¢ximo rendimiento al veh¨ªculo. Pero las estad¨ªsticas no reflejan a¨²n el nuevo fen¨®meno que est¨¢ viviendo el sector. Las asociaciones de taxistas calculan que los asalariados son alrededor de 5.000, y de ellos, cerca de un 5% son inmigrantes. El Ayuntamiento de Madrid no da cifras.
La inmigraci¨®n llega tambi¨¦n poco a poco al sector de la radiotelefon¨ªa: en Radio Tel¨¦fono Taxi, donde trabajan 46 teleoperadoras, se han incorporado en el ¨²ltimo a?o seis mujeres inmigrantes. Antes no hab¨ªa ninguna.
La mayor¨ªa de los inmigrantes no tiene taxi propio, sino que trabaja a porcentaje para un espa?ol. Los Hristov son empleados de un empresario que tiene "unos 70 u 80 taxis". Tienen los papeles en regla y est¨¢n contratados. Pero no tienen sueldo fijo. "Vamos a porcentaje, el empresario se queda el 55%", explican.
En su relato no hay amargura, todo es positivo: los compa?eros, los clientes, el jefe. Tampoco han sufrido atracos ni gestos xen¨®fobos, aunque Ivo tuvo un accidente leve con un cami¨®n hace una semana. "El fen¨®meno de los inmigrantes como taxistas en Espa?a es imparable. En Alemania los taxistas son turcos y griegos; en Francia son ¨¢rabes; aqu¨ª, dentro de unos a?os, la mayor¨ªa de los taxistas ser¨¢n tambi¨¦n extranjeros. S¨®lo es cuesti¨®n de tiempo", concluyen.
Hoy, pr¨¢cticamente ninguno de los 12.053 taxis amarillos de Nueva York lo conduce ya un ciudadano nacido en Estados Unidos. Lo mismo ocurre en otras grandes ciudades americanas y europeas. El taxi se convierte en una de las principales herramientas del reci¨¦n llegado para hacerse un hueco en la sociedad de acogida. Y el GPS ayuda.
Los Hristov creen que los taxistas necesitan conductores para las horas en las que el propietario del veh¨ªculo descansa y que hay pocos espa?oles dispuestos a los horarios nocturnos y al peligro de los atracos. Como ejemplo, el hecho de que muchos taxis circulan con anuncios del tipo "Busco conductor" pegado en las lunas.
Miguel Robledo, peruano de 44 a?os, contest¨® hace un a?o a uno de estos anuncios. Ahora trabaja de noche y hace unos meses sufri¨® un atraco. "Para conseguir el curso y la licencia que me permite conducir el taxi tuve que pedir un pr¨¦stamo de 2.000 euros", cuenta. ?l s¨ª que sufri¨® al principio alg¨²n gesto despectivo por parte de clientes que se bajaron del taxi al ver que el conductor no se aclaraba mucho con el callejero. "Por eso la siguiente inversi¨®n fue el GPS", cuenta.
Ivo y Nasco, al ser ciudadanos de la UE, ya ten¨ªan su carn¨¦ de conducir convalidado con el espa?ol. S¨®lo tuvieron que pasar un examen con preguntas sobre el callejero y la ordenanza municipal y otro psicot¨¦cnico.
"Al salir del examen, sin saber si hab¨ªamos aprobado o no, ya hab¨ªa una decena de taxistas esper¨¢ndonos para ofrecernos trabajo", explican. Un taxista espa?ol corrobora esta versi¨®n: "Es cierto que necesitamos conductores, pero muchos empresarios taxistas est¨¢n cogiendo a gente que ni siquiera habla bien espa?ol o que no est¨¢ preparada para este trabajo", aclara. Y recuerda el caso de unos clientes que se le subieron hace poco al taxi reci¨¦n bajados de otro conducido por un ciudadano de Europa del Este "que apenas sab¨ªa espa?ol y que no pudo entenderse con ellos".
"Con esta profesi¨®n pagar¨¦ la universidad a mis dos hijos", afirma Javier Santa Cruz. Se fue de Colombia hace 12 a?os. Primero vivi¨® seis a?os en Israel y luego vino a Espa?a. Siempre ha trabajado al volante de alg¨²n veh¨ªculo: camiones o taxis. Hace dos meses que tiene la licencia para conducir un taxi en Madrid y trabaja como asalariado de un taxista espa?ol. A diferencia de otros conductores, ¨¦l dispone del veh¨ªculo todo el d¨ªa y trabaja las horas que quiere. "Me quedo con el 50% de lo que produzco y pagamos a medias la gasolina", explica. Lo que "produce" es una media de 3.400 euros al mes, pero le echa 12 horas al d¨ªa. El propietario del taxi gana lo mismo que ¨¦l, pero tumbado en el sof¨¢ de su casa.
"Dicen que los asalariados terminan teniendo su propio taxi", revela esperanzado Javier. Hoy una licencia cuesta alrededor de 150.000 euros, por eso Javier ya ha contactado con varios bancos para estudiar las posibilidades de compra. "Es complicado, los bancos no consideran la licencia un bien ra¨ªz y no sirve de aval", se lamenta.
Javier tiene pocos amigos en la profesi¨®n. "Llevo poco tiempo y adem¨¢s, cuando trabajo no paro a charlar", explica. "De todos modos, los taxistas espa?oles todav¨ªa nos miran con un poco de recelo", admite. ?Los pasajeros? "Bien, en general los madrile?os te facilitan mucho el trabajo". Hace poco subi¨® a su taxi por la noche un grupo de chicos: "Iban borrachos, llegamos al destino y me dijeron que no llevaban dinero, que se bajaban. Les di una tarjeta y les dije que si cre¨ªan que yo hab¨ªa hecho bien mi trabajo que me llamaran para quedar otro d¨ªa y pagarme. Lo hicieron, y adem¨¢s me dieron una propina", concluye.
Con ayuda de un navegador y un nuevo reglamento
Conducir un taxi por las calles de Madrid es m¨¢s f¨¢cil que hace un a?o y un mes. Y el cambio no se debe ¨²nicamente al navegador GPS, sino tambi¨¦n al reglamento del taxi que la Comunidad aprob¨® el 28 de julio de 2005 y con el que modific¨® la normativa de 1979.
El nuevo texto permite que cada persona acumule hasta tres licencias; la norma de 1979 establec¨ªa que cada particular s¨®lo pod¨ªa tener una. Pero s¨®lo 1.600 de las 16.000 licencias existes estar¨¢n a disposici¨®n de quienes quieran tener dos o tres. El resto ser¨¢n de aut¨®nomos.
El reglamento de 2005 suprime asimismo la dedicaci¨®n exclusiva del taxista contemplada en la norma anterior; es decir, el trabajador puede hoy dedicarse a m¨¢s de un oficio.
Adem¨¢s, los asalariados al servicio de un taxista tienen preferencia a la hora de comprar la licencia de su jefe: seg¨²n el articulado, cuando un taxista quiera transmitir su licencia y tenga un trabajador asalariado, debe ofrec¨¦rsela primero a ¨¦l y al mismo o menor precio al que al final la venda.
Las modificaciones son una de las razones por las que cada vez circulan por las carreteras de la regi¨®n m¨¢s taxistas extranjeros.
Adem¨¢s, en enero de 2005, un nuevo requisito vino a engrosar la lista ya existente: para conseguir uno de los permisos que concede el Ayuntamiento para conducir un taxi, el candidato deber¨¢ tener conocimientos b¨¢sicos del ingl¨¦s. Y a nadie se le escapa que los extranjeros, en su mayor¨ªa, hablan mejor ingl¨¦s que los madrile?os.
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