Nueva Orleans a¨²n vive con miedo
La amenaza de una nueva temporada de huracanes aterroriza a los habitantes de la regi¨®n del golfo de M¨¦xico
![Yolanda Monge](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0f94747b-ed91-4cd6-ae93-5f38eaeb9401.png?auth=52a120c1fd7459d2b9ba6d5ce93ed526e64467c61e42012dc715f9e77ffb5223&width=100&height=100&smart=true)
En la misa dominical de las cinco de la catedral cat¨®lica de San Luis no cab¨ªa ni un alma m¨¢s. Las mujeres se daban aire con el libreto de los c¨¢nticos. Los hombres m¨¢s elegantes, con el sombrero. El calor era asfixiante. Un ni?o lloraba mientras intentaba zafarse de los brazos de su madre. Caras sudadas y rojas.
Entonces sali¨® el cura. Se subi¨® al p¨²lpito y dej¨® de o¨ªrse hasta el movimiento del aire causado por los plagios de abanicos. "Hace un a?o, el presidente George Bush estuvo en esta misma plaza, frente a la catedral. Hace un a?o, el presidente George Bush prometi¨® ayuda. Hace un a?o, Bush minti¨® al pueblo americano", proclam¨® el p¨¢rroco. Los fieles rompieron el silencio con un tremendo aplauso, hubo quien le vitore¨®, algo impensable en una iglesia en Espa?a. "El reverendo s¨®lo dice lo que todos pensamos", explica Marsha Williams, mujer blanca, 55 a?os. "Hemos sido abandonados y enga?ados". "Am¨¦n".
Se pronosticaba lluvia para ayer en Nueva Orleans. Se especulaba con la posible llegada a Luisiana a finales de la semana del hurac¨¢n Ernesto. El primer aniversario del Katrina quedar¨ªa marcado con agua. Y las caras de la gente s¨®lo expresaban un sentimiento: p¨¢nico. Lucinda Gettridge, mujer negra, 62 a?os, dice que se marcha. Que Katrina ya le arrebat¨® todo y que s¨®lo le queda la vida. "Vivo en una caravana frente a las ruinas de mi casa", cuenta.
"Si vol¨® mi hogar, si despu¨¦s de un a?o sigo viviendo en una caravana, ?qu¨¦ pasar¨¢ si ahora pierdo lo ¨²nico que tengo?", pregunta. "No me voy a quedar para comprobarlo", sentencia. Justo un a?o despu¨¦s de que el Katrina casi borrase del mapa a Nueva Orleans, la gente habla de huir ante el temor a que la ciudad no est¨¦ preparada para una nueva embestida de viento y agua.
Gettridge quiere irse y Bush llega. Llega por decimotercera vez desde hace un a?o. Llega para dejar constancia de que existe, aunque hay quien cree que hubiera sido mejor que no existiera. "No necesitamos que venga y d¨¦ discursos", dice Wayne Duane, 72 a?os, hombre negro. "Hubi¨¦ramos necesitado que se mojase los pies hace un a?o, que estuviera entre nosotros, no a bordo de su lujoso avi¨®n", contin¨²a Duane. "Como hizo Johnson [el presidente Lyndon Johnson visit¨® la zona afectada por Betsy nada m¨¢s producirse la cat¨¢strofe, en 1965. Anunci¨® que no habr¨ªa burocracia en la ayuda y se encarg¨® personalmente de supervisar algunas operaciones. Hasta Katrina, Betsy estaba considerado el hurac¨¢n que m¨¢s da?os econ¨®micos hab¨ªa producido en la historia de EE UU. Es conocido como "billion dollar Betsy"]".
"No estamos preparados, un a?o despu¨¦s de tanta muerte [1.464 muertes y miles de millones de d¨®lares en da?os materiales] y no estamos preparados", cuenta Talilah Young. "?No es una broma?, ?no es incre¨ªble que pudiera pasar lo mismo?", prosigue Young, 46 a?os, mujer negra. Como un consuelo se dice a s¨ª misma que ya nunca pasar¨¢ lo mismo: el agua ya s¨®lo puede llevarse las ruinas. Young arranca hierbajos de un jard¨ªn con la valla met¨¢lica tumbada; incontables veces ha ense?ado lo que fue el comedor de su casa a la periodista extranjera; no menos veces ha dicho que no ha recibido ayuda de nadie, e igual n¨²mero de veces asegura que volver¨¢ a vivir en su casa. "Tres generaciones han vivido aqu¨ª", dice. "Aqu¨ª fuimos libres antes de ser esclavos y despu¨¦s, cuando no ¨¦ramos nada ni ten¨ªamos derechos". "No quiero abandonar Nueva Orleans, pero s¨¦ que no tendr¨¦ fuerzas para resistir otro hurac¨¢n". Algunas casas m¨¢s all¨¢ de la de Young, alguien escribi¨® hace meses sobre un muro derribado en referencia a las v¨ªctimas: "No os olvidaremos. Regresaremos".
?Est¨¢ preparada Nueva Orleans para un nuevo Katrina? Depende de quien d¨¦ la respuesta. Bush asegura que s¨ª. Don Powell, colocado por Bush al frente de la reconstrucci¨®n del golfo tras el Katrina, cree que tambi¨¦n. "Estamos preparados, estamos en plena forma", dice.
El alcalde de la ciudad, Ray Nagin (dem¨®crata), est¨¢ de acuerdo por una vez con el presidente y se suma al optimismo. La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco (tambi¨¦n dem¨®crata), diverge una vez m¨¢s y alerta de que habr¨¢ que ser m¨¢s r¨¢pidos en evacuar si llega otro hurac¨¢n, lo que parece ser un no. El jefe del Cuerpo de Ingenieros del Ej¨¦rcito de EE UU, Don Basham, asegura que los diques ceder¨ªan ante un nuevo Katrina y que las inundaciones llegar¨ªan a los dos metros, lo que tambi¨¦n suena a otro no. Y la poblaci¨®n, esa poblaci¨®n sobre la que caer¨ªa el agua, a la que barrer¨¢ el viento, lo tiene meridianamente claro: "No, Nueva Orleans no est¨¢ preparada ni para Ernesto ni para nada". Nueva Orleans sigue sin existir un a?o despu¨¦s del Katrina.
![Varios bomberos asisten a una ceremonia de homenaje a las v¨ªctimas del Katrina ayer en Nueva Orleans.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FN5NQGYRYEDKKJBO7DAWPYTTPA.jpg?auth=8abc0013485bc0131ff5fa340b88d2b4e93860705da0abfee09c23331857cb85&width=414)
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