El producto accidental
Nos comunica 'The Guardian' en su edici¨®n de ayer, que The Holy Sixteen, es decir, el papa Benedicto, tiene planes para abrazar (no se asusten: es una met¨¢fora m¨ªstica) la teor¨ªa del dise?o inteligente en lo que se refiere a la creaci¨®n, abandonando oficialmente la exclusiva de la chuleta de Ad¨¢n. Como saben, la teor¨ªa del creacionismo inteligente se basa en la nada m¨¢s absoluta sostenida por la ceguera acient¨ªfica de los fan¨¢ticos religiosos; sin embargo, gracias a los neocon norteamericanos y a Bush personalmente, ya se ense?a en los colegios de algunos Estados de los Unidos. Ocurre como con lo de la guerra de Irak que no ha terminado, y las armas de destrucci¨®n masiva que no exist¨ªan. Pueden carecer de pruebas pero ni caso: tienen fe.
Ratzinger dijo que ¨ªbamos a acabar aceptando la evoluci¨®n llamada inteligente, a favor de la cual se pronunci¨® Juan Pablo II en 1996
La palabra "evoluci¨®n" son¨® en los labios pontificios el d¨ªa de la inauguraci¨®n de las jornadas del Instituto Sch¨¹lerkreis, que celebra Benedicto anualmente con sus ex alumnos y un mont¨®n de te¨®logos preconciliares: "No somos el producto accidental, sin significado, de la evoluci¨®n". Es la frase del verano, junto con "el exceso nunca es suficiente", desgranado por otra de mis musas.
Cuando pienso que llegu¨¦ a preocuparme porque ve¨ªa a este Papa un poco lironcillo, como si navegara por las alturas y no se nos pusiera al d¨ªa... Me doli¨® que la F¨®rmula para llenar de obesos y obesas los alica¨ªdos templos se les haya ocurrido a los presbiterianos, esos linces de las finanzas que han descubierto la en¨¦sima obra de misericordia: quitarle la comida al gordito y ense?arle a pasar gazuza mientras entona briosos himnos contra las grasas saturadas. Eso es arte. El milagro de las dietas merece situarse en lo m¨¢s alto de los anales de la picaresca religiosa y es perfectamente compatible con el misterio trino, el misterio virginal y el misterio de la verbena de la paloma.
Vacil¨¦, lo reconozco. Fui d¨¦bil. ?Nos vamos a rezagar en la carrera de las creencias? ?Permitiremos que los otros pongan supermercados y centros comerciales con aparcamientos de la fe? ?No har¨¢ nada el pont¨ªfice para pasar p¨¢gina? ?Se limitar¨¢ a recordar que San Agust¨ªn tambi¨¦n fue golfo en sus a?os mozos cuando le visiten las madres del botell¨®n? ?Es ¨¦sa su idea de la competencia y el libre mercado? ?Va a terminar siendo, la nuestra, una religi¨®n de perdedores?
Lo cierto es que B-16 ya hab¨ªa dedicado su francachela intelectual a la tem¨¢tica que nos ocupa: c¨®mo conciliar la creaci¨®n y la evoluci¨®n y mandar a Darwin a sodomizar lagartos en tres d¨ªas. Lo m¨¢s granado del conservadurismo cat¨®lico-cient¨ªfico ha cerrado filas en torno a Ratzinger. Yo misma me he precipitado a buscar Sch¨¹lerkreis en Google y c¨®mo ser¨ªa de interesante el asunto que he acabado relacion¨¢ndome con una iglesia de Charleston muy puesta en involuciones, adem¨¢s de que, en un movimiento de distracci¨®n de mi mano derecha, casi he dado un donativo para la campa?a de Hillary Clinton en www.justhillary.com. Esto del buscar es como el comer, Dios no lo quiera, y el rascar, todo es empezar. Para mi desgracia, debido a mis cambios de humor y de tem¨¢ticas, doy un perfil impresentable con mis investigaciones en la Red. Y luego pasa que AOL (que ha revelado los datos de 23 millones de b¨²squedas realizadas por 650.000 de sus clientes durante el primer trimestre de 2006), la empresa que compra a Google nuestros datos, no ha ofrecido ni un euro por los m¨ªos. Dir¨¢n que soy veleidosa.
Acabando: que ya en 1968 (lo he le¨ªdo en la Web Lo M¨¢s Grande de Esto es el Amor) Ratzinger dijo que ¨ªbamos a acabar aceptando la evoluci¨®n llamada inteligente y que Juan Pablo II (cuando se invoca la sombra de Rebeca algo se cuece en el Vaticano) se pronunci¨® en 1996 a favor de lo mismo. O sea: que cambie algo para que nada cambie.
De permitir los condones para que el producto accidental deje de parecer un accidente: ni un piadoso p¨ªo.
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