Leo Bassi: "Alg¨²n cardenal y los 'fachas' la han tomado conmigo"
Enrique Miret Magdalena "S¨ª, pero me da la impresi¨®n de que te gusta"
Leo. Esta lucha declarada de Benedicto XVI contra el relativismo, ?qu¨¦ le parece? Porque a m¨ª me da miedo.
Enrique. No, mira, yo de este Papa no tengo miedo. Me daba m¨¢s miedo Juan Pablo II. Era un polaco acostumbrado a la lucha contra dos enemigos, Rusia y Alemania. De este actual hay que pensar por qu¨¦ se puso este nombre.
Leo. ?Por qu¨¦?
Enrique. Ha querido recoger la idea de Benedicto XV, un gran Papa en tiempos de la guerra europea que procur¨® la paz y luch¨® contra los integristas cat¨®licos.
Leo. Pero, esa palabra que quiere combatir: relativismo... Un payaso, un buf¨®n, es un relativista. Relativismo significa la negaci¨®n de lo absoluto. Cuando hablan de eso tengo miedo, porque un buf¨®n puede ser el chivo expiatorio otra vez.
Enrique. Yo me considero cat¨®lico, pero como los pensadores del siglo de oro. Tengo una postura abierta y cr¨ªtica del cristianismo porque me lo han ense?ado ellos y me sorprende que los obispos sean tan conservadores: son los m¨¢s retrasados del mundo actual. Yo antepongo la raz¨®n a la fe y relativizo lo que digan las autoridades de la Iglesia. Pero cuando el Papa habla del relativismo, quiz¨¢ no lo entendemos. Quiz¨¢ se refiere a que somos buscadores de la verdad y no poseedores de la misma. Y el relativista es quien no la busca.
Leo. Mucha gente la busca, lo que pasa es que creen que hay muchas verdades diferentes.
Enrique. Ortega y Gasset lo denominaba perspectivismo. Una parte de la verdad, nunca la verdad completa.
Leo. Alg¨²n cardenal y los fachas la han tomado un poco conmigo.
Enrique. S¨ª, pero me da la impresi¨®n de que te gusta.
Leo. Bueno, hasta dijeron que mi espect¨¢culo era un atentado contra la libertad religiosa dos d¨ªas antes de que me pusieran una bomba con m¨¢s de medio kilo en el teatro Alfil. Que me critiquen, vale, pero que utilicen palabras que puedan despertar en mentes locas la idea de que pueden salvar a Cristo mat¨¢ndome, no me parece bien, as¨ª que personas como monse?or Ca?izares deber¨ªan medir un poco sus palabras.
Enrique. Lo conozco mucho. Desde hace muchos a?os, cuando ¨¦l era progresista, f¨ªjate lo que te digo; pero fue subiendo y, conforme escalaba, se hac¨ªa m¨¢s conservador, hasta que ya ha llegado al s¨²mmum, que le nombren cardenal.
Leo. Yo quer¨ªa comentar con usted mi idea de la imperfecci¨®n. He llegado a pensar que amo mucho m¨¢s la imperfecci¨®n que la perfecci¨®n. Y eso es lo que creo que me separa de una idea de Dios. Como buf¨®n me siento un h¨¦roe de la imperfecci¨®n. En la imperfecci¨®n encontramos la duda y por eso es mi gran amor. Que descubran grandes agujeros en mi l¨®gica. ?Usted que cree?
Enrique. Algo parecido a lo tuyo. Cuando lees la vida de los santos ves que tienen imperfecciones.
Leo. Escriv¨¢ de Balaguer, no.
Enrique. Ya, pero es que es un santo extra?o. Los santos son imperfectos, tienen buena voluntad, eso s¨ª. Si no, ser¨ªan ovnis.
Leo. Y Dios, ?es imperfecto?
Enrique. De Dios no podemos decir lo que es, s¨®lo lo que no es. Esto lo he aprendido de san Agust¨ªn y de santo Tom¨¢s de Aquino. Me inclino a creer que es la experiencia de estar abierto a los dem¨¢s.
Leo. Pero ?no es ¨¦sa la naturaleza de los animales? Ellos se abren. Como hombre de circo, he vivido rodeado de monos y veo que juegan o mueren de pena. No he hablado de Dios con un mono. Pero creo que hay perros que tienen sentido del humor.
Enrique. Yo creo que los perros no se r¨ªen.
Leo. Hay perros con sentido del humor y perros con mala leche.
Enrique. Eso es otra cosa.
Leo. No. Mueven la cola, y si les das y les quitas una pelota, ves que se r¨ªen. Nosotros somos as¨ª y en la cabeza de los animales no hay un Dios dentro.
Enrique. Yo insisto en que es esa experiencia de apertura. El impulso creador que mueve la evoluci¨®n. No un objeto.
Leo. No, no es ese se?or con barba sentado en las nubes.
Enrique. Como en los cuentos de Calleja, con barba blanca, que daba miedo verle.
Leo. Y de raza blanca. Pero incluso esa idea de fuerza. Yo no le veo la utilidad ni en ese sentido.
Enrique. No s¨¦ c¨®mo es ese impulso creador. No lo s¨¦. Creo en ¨¦l en ese sentido, pero no s¨¦ c¨®mo es.
Leo. Yo veo ese impulso en las plantas que crecen, pero no necesito considerarlo: es evidente que existe. Adem¨¢s, ese impulso no tiene que hacer que yo sea bueno o malo, justo o injusto. ?sa es mi responsabilidad.
Enrique. Con eso me conformo. T¨² hablas mucho de los bufones. En la Edad Media, los reyes ten¨ªan siempre uno. Hay bufones que han tenido una importancia enorme. Imag¨ªnate que los pol¨ªticos tuvieran un buf¨®n al lado.
Leo. Hasta hace poco, la compa?¨ªa Mercedes Benz ten¨ªa un buf¨®n oficial que iba a todos los consejos de administraci¨®n. ?Y mire lo buenos que son los Mercedes!
Enrique. Que los obispos y cardenales pongan uno a su lado.
Leo. ?Me ofrezco como buf¨®n de Ca?izares! Cuando usted habla del impulso creador es lo mismo que yo siento para hacer re¨ªr. El humor, la risa, para m¨ª es un flujo de energ¨ªa que no pertenece a nadie en concreto. Los c¨®micos, en vez de decir "Dios te ama", podemos proclamar: "El humor te ama". Tampoco se puede definir, justo como esta palabra Dios que me complica tanto la vida.
Enrique. Lo m¨¢s importante es no perderlo, el sentido del humor. Sin humor, ?qu¨¦ ser¨ªa de nosotros?
Leo. Le har¨¦ buf¨®n honorario, entonces.
Enrique. Acepto.
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