'Gilda', Fritz Lang y Wyler
A finales de los a?os treinta, Glenn Ford sobreviv¨ªa en la compa?¨ªa teatral de Lillian Hellman cuando decidi¨® dar el salto al cine. Su filmograf¨ªa arranca sin pena ni gloria en 1939 con Heaven with a barbed wire fence. Pero en un par de a?os, y despu¨¦s de pasar por varias pel¨ªculas de serie B, empez¨® a destacar. Gustaba, y a los estudios no se les escap¨® el dato.
En 1943 rodar¨ªa con Charles Vidor Los desesperados, un western en el que la aparente frialdad de su rostro encajaba perfectamente con los h¨¦roes solitarios del g¨¦nero. Tres a?os despu¨¦s, el mismo director le reclamar¨ªa como estrella masculina de una pel¨ªcula en la que deb¨ªa interpretar a un tramposo, un jugador, un desclasado, un c¨ªnico y, sobre todo, un hombre perdidamente enamorado. El personaje se llamaba Johnny Farrell; la mujer que le volv¨ªa loco, Gilda. El filme inclu¨ªa, adem¨¢s de un dec¨¢logo del comportamiento mis¨®gino de un despechado, una espectacular bofetada que acab¨® siendo legendaria, un icono del cine. Gilda fue un punto y aparte.
Despu¨¦s del ¨¦xito de la pel¨ªcula, Ford trabaj¨® con Bette Davis en Una vida robada, un melodrama hecho a la medida de la gran diva. En 1948, otra vez con William Wyler como director, Hayworth y ¨¦l repet¨ªan pasiones en Los amores de Carmen. Una tercera pel¨ªcula, La dama de Trinidad (1952), intent¨® revitalizar la carrera de Hayworth. La pel¨ªcula inclu¨ªa un par de bofetadas, pero resultaba algo grotesco, no fue suficiente. El declive de la actriz parec¨ªa imparable. Glenn Ford, sin embargo, volvi¨® a encontrar su sitio en los g¨¦neros que mejor le iban a su gesto contenido e indiferente: el western y el cine negro.
El desertor del ?lamo, de Budd Boeticher, y Los sobornados, de Fritz Lang, coincidieron en el mismo a?o: 1953. En el cartel de Los sobornados, la prodigiosa Gloria Grahame aparec¨ªa arrodillada, en un gesto de desesperaci¨®n, ante el seductor actor. Un a?o despu¨¦s, Fritz Lang volv¨ªa a dirigirle en Deseos humanos.
Con los a?os, Ford fue menos el tipo duro y m¨¢s un hombre de aspecto bonach¨®n. Algunos de sus westerns m¨¢s populares fueron Jubal (1956), El tren de las 3:10 (1957), Cowboy (1958) y Cimarr¨®n (1960). Uno de sus ¨²ltimos trabajos m¨¢s conocidos fue el de padre terrestre de Superman en la primera entrega de la saga de los a?os setenta. Ford era un campesino, un tipo tranquilo que sab¨ªa hacer cre¨ªble aquella fantas¨ªa de c¨®mic.
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