No habr¨¢ puente al para¨ªso de Chilo¨¦
Bachelet se echa atr¨¢s por el alto coste del proyecto para unir la isla chilena al continente
Despu¨¦s de semanas de protestas, incluido el izamiento de una bandera espa?ola por parte de un alcalde, bloqueos de carreteras y una agria pol¨¦mica, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha anunciado un plan de mejoras de conexiones e infraestructuras del archipi¨¦lago de Chilo¨¦, 1.070 kil¨®metros al sur de la capital, Santiago, que supone el abandono del proyecto de un puente de uni¨®n con el continente.
Las islas son un para¨ªso de la naturaleza y de la arquitectura popular que debe buena parte de su encanto al aislamiento y que se ha convertido en un destino tur¨ªstico internacional de primer orden gracias a sus casas construidas sobre palafitos, sus leyendas y sus bosques casi inexplotados. Fue la ¨²ltima posesi¨®n de Espa?a en Chile, y todav¨ªa hoy existe all¨ª una importante colonia de descendientes directos de espa?oles.
"El puente se cay¨® solo, no lo bot¨¦ yo", asegura el ministro de Obras P¨²blicas. Adem¨¢s, el peaje, unos 32 euros, habr¨ªa sido prohibitivo
Chilo¨¦ fue la ¨²ltima posesi¨®n de Espa?a en Chile, y todav¨ªa hoy existe all¨ª una colonia de descendientes directos de los espa?oles
Las medidas compensatorias fueron un b¨¢lsamo para tranquilizar a los descontentos con La Moneda que se opon¨ªan al puente, de 2.700 metros, que estaba previsto que uniese la isla Grande de Chilo¨¦ y el continente. La comunidad ind¨ªgena local aplaudi¨® tambi¨¦n la cancelaci¨®n del plan.
Dif¨ªcil decisi¨®n
La decisi¨®n de no construir el puente result¨® compleja para el Gobierno. Debi¨® tomarla cuando la popularidad de Bachelet hab¨ªa bajado como resultado de las protestas estudiantiles. Era un compromiso de la Administraci¨®n del anterior presidente, Ricardo Lagos, uno de los proyectos emblem¨¢ticos para celebrar en 2010 el bicentenario de la independencia de Chile, el sue?o de una parte de los lugare?os y de muchos pol¨ªticos locales, que hicieron campa?a puente en mano.
Aunque el Consejo General de Caciques Williche de Chilo¨¦, que agrupa al 10% de los 170.000 habitantes del archipi¨¦lago, se opon¨ªa a la obra, el factor determinante para La Moneda fue econ¨®mico.
Gan¨® la concesi¨®n un consorcio integrado por cinco empresas -la alemana Hochtief, la francesa Vinci Construction, la estadounidense American Bridge y las chilenas Besalco y Tecsa- que deb¨ªa ajustarse al equivalente a 318 millones de euros. Pero cuando lleg¨® el momento de empezar la obra, los costes se calculaban ya en 233 millones de euros m¨¢s, y el c¨¢lculo final apuntaba a un sobreprecio del 70%. Eso llev¨® al ministro de Obras P¨²blicas, Eduardo Bitr¨¢n, a asegurar: "El puente se cay¨® solo, no lo bot¨¦ yo". Adem¨¢s, el importe previsto del peaje iba a ser de unos 32 euros, algo prohibitivo y que producir¨ªa m¨¢s aislamiento a los chilotes.
Los alcaldes de las comunas de la isla, casi todos democristianos y de la coalici¨®n gobernante, encabezaron las protestas. El jefe de la bancada de diputados de la DC, Gabriel Ascencio, dimiti¨® y critic¨® a Bitr¨¢n, mientras que los camioneros cerraron el acceso al transbordador que atraviesa el oc¨¦ano en 45 minutos para llegar al continente y se desvanec¨ªa el sue?o que algunos ten¨ªan de que un coche cruzara el canal de Chacao en cuatro minutos.
Desde la Democracia Cristiana se pidi¨® la cabeza de Bitr¨¢n, un t¨¦cnico del centroizquierdista Partido por la Democracia. La presidenta de la DC, Soledad Alvear, defendi¨® el puente, pero su correligionario, presidente del Senado y ex jefe del Estado, Eduardo Frei respald¨® a Bitr¨¢n. La derecha aprovech¨® para atacar a Lagos, que mantiene la alta popularidad con que termin¨® su gobierno en marzo, por ofrecer una construcci¨®n fara¨®nica imposible de cumplir. Los socialistas acusaron a la DC de utilizar el puente para llevar a La Moneda en las elecciones de 2009 al ex candidato presidencial de la derecha el millonario Sebasti¨¢n Pi?era. El motivo: que Pi?era compr¨® 130.000 hect¨¢reas del sur de la isla Grande de Chilo¨¦ para hacer ah¨ª un parque ecol¨®gico.
Una larga trayectoria de promesas incumplidas del Gobierno central con Chilo¨¦ amenazaba con encender una hoguera. En la isla ondearon banderas de luto y hasta una de Espa?a, por el apoyo de los chilotes a los realistas en la guerra por la independencia. El archipi¨¦lago fue el ¨²ltimo reducto espa?ol derrotado por los chilenos, en 1826.
Postergaci¨®n sistem¨¢tica
Los chilotes "han sentido que son postergados sistem¨¢ticamente en venganza por este apoyo que hubo a la Corona", explica el antrop¨®logo Manuel Mu?oz Millalonco, que forma parte del Consejo Huilliche, que desde un comienzo rechaz¨® el puente. "La construcci¨®n amenazaba la diversidad cultural de la isla, ya bastante da?ada, y profundizar el modelo de extracci¨®n de los recursos naturales, que implica acabar con los bosques nativos, destruir los cursos de agua y la identidad de Chilo¨¦. El ¨²nico freno que ha habido para preservar la cosmovisi¨®n williche, basada en la fuerza de la madre tierra, ha sido la inexistencia de un paso franco", sostiene.
Como saben quienes han visitado Chilo¨¦, ¨¦ste es un lugar singular en el que la insularidad impregna la mitolog¨ªa y la cultura local. Una leyenda atribuye el origen de este territorio, que estuvo unido al continente, a una lucha por la defensa de la tierra, entre dos serpientes, las diosas Coicoi-vilu, de las aguas, y Tenten-vilu, de las tierras. Cuentan que Coicoi-vilu inund¨® los valles y Tenten-vilu elev¨® el suelo y dio el poder de volar a los habitantes para que se salvaran. El resultado fueron islas m¨¢gicas, lluviosas, con bosques nativos, pesca generosa y suelo f¨¦rtil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.