M¨¢s cerca del olvido
Cient¨ªficos de EE UU han encontrado nuevas evidencias que prueban que el cerebro guarda los recuerdos a trav¨¦s de un proceso conocido como potenciaci¨®n a largo plazo (LTP, por sus siglas en ingl¨¦s), un mecanismo que a la larga puede ayudar a controlar la capacidad cerebral de aprender o memorizar. "Estamos tocando con la punta de los dedos el proceso esencial de aprendizaje y esto nos faculta para poder modificarlo a nuestro antojo", opina sobre estos nuevos trabajos Juan Lerma, vicedirector del Instituto de Neurociencias de Alicante (CSIC-UMH). "En un futuro no muy lejano vamos a ser capaces de poder aumentar la potencia cognitiva, la capacidad de aprender o incluso la de olvidar", asegura.
Estas nuevas evidencias vienen de dos estudios experimentales distintos publicados en la revista Science con conclusiones complementarias. El primero de ellos, firmado por el grupo de colaboradores de Mark Bear, del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT), determin¨® la generaci¨®n de LTP espont¨¢neamente en el hipocampo de ratas que aprend¨ªan una tarea. Mientras que el segundo, del grupo de Tood Sacktor, de la Universidad del Estado de Nueva York, constat¨® que la inyecci¨®n de un supresor de LTP tambi¨¦n en roedores les hac¨ªa olvidar lo aprendido.
Ambos estudios se centran en la misma estructura cerebral, el hipocampo, que resulta necesaria tanto para la memoria en humanos como para el recuerdo espacial en los roedores. Y confirman en un proceso real de aprendizaje con animales la hip¨®tesis lanzada tras el descubrimiento de la LTP hace m¨¢s de 30 a?os.
Como detalla Lerma, fue justamente el investigador Santiago Ram¨®n y Cajal el primero en postular que las neuronas son elementos individuales que se comunican entre ellas a trav¨¦s de las zonas de separaci¨®n, las sinapsis. El Nobel espa?ol aventur¨® incluso que estas conexiones sin¨¢pticas no son fijas sino que se modifican con el aprendizaje.
Conexi¨®n entre neuronas
Muchos a?os despu¨¦s, en 1973, cient¨ªficos de Noruega descubrieron que si aplicaban trenes de estimulaci¨®n con una determinada frecuencia en secciones de cerebro o en animales en vivo se produc¨ªa un fortalecimiento de la conexi¨®n sin¨¢ptica que perduraba en el tiempo, lo que denominaron LTP. Sobre la base de las caracter¨ªsticas de este fen¨®meno, se plante¨® entonces que este deb¨ªa ser justo el proceso que se produc¨ªa en el momento del aprendizaje. Pero faltaba demostrarlo de forma experimental con animales y en situaciones reales.
Esto ha comenzado a conseguirse con varios trabajos en los ¨²ltimos a?os, entre los que se incluyen estos ¨²ltimos de EE UU, as¨ª como el publicado hace s¨®lo unos meses por Agnes Gruart, del equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa Delgado en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. En concreto, los investigadores del grupo de Sacktor administraron un p¨¦ptido llamado ZIP, que, al inhibir la prote¨ªna quinasa C, bloquea la LTP, en ratas a las que hab¨ªan entrenado para evitar una zona de descarga el¨¦ctrica, tras lo cual comprobaron que los animales olvidaban lo aprendido. En el otro, el de Bear, los cient¨ªficos detectaron que 30 minutos despu¨¦s de que las ratas hubiesen aprendido a evitar tambi¨¦n una zona de choque se registraba un aumento de un conocido marcador de LTP en el hipocampo: la fosforilaci¨®n de prote¨ªnas de un tipo de receptores de glutamato, el neurotransmisor excitador mayoritario en el cerebro.
"Al final la capacidad de aprender depende de la actividad de una prote¨ªna quinasa que tenemos todos y que sirve para mil cosas. Uno pensar¨ªa que la memoria deber¨ªa ser un sistema muy complejo y resulta que este sistema utiliza prote¨ªnas comunes, cuya activaci¨®n de forma selectiva hace que aprendamos", subraya Lerma. "Estamos llegando a un nivel de an¨¢lisis de los procesos cerebrales en que tendremos que hacernos planteamientos ¨¦ticos muy serios acerca de si en un futuro m¨¢s o menos lejano queremos o no incluir esa informaci¨®n en la rutina anal¨ªtica m¨¦dica".
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