Todos los ratones prefieren la compa?¨ªa de las hembras hasta que perciben un peligro inminente
Un estudio revela los mecanismos neuronales que llevan a estos animales a cambiar su preferencia por las hembras y orientarla hacia los machos cuando sienten que un depredador est¨¢ cerca
Los humanos le debemos mucho a los ratones. Aunque a simple vista son bichos muy distintos, comparten el 85% de los genes, muchos con funciones b¨¢sicas, heredadas de un ancestro com¨²n que vivi¨® hace 125 millones de a?os. Ese parentesco ha permitido probar en roedores f¨¢rmacos contra el c¨¢ncer o la diabetes que despu¨¦s han curado a millones de personas. M¨¢s pol¨¦mico es su uso como modelo para entender trastornos neurol¨®gicos como el alzh¨¦imer o el autismo, pues tienen manifestaciones muy distintas en roedores y humanos, o para investigar la base gen¨¦tica de nuestro comportamiento.
Este jueves, la prestigiosa revista Science publica un estudio de este ¨²ltimo tipo, que observ¨® la compa?¨ªa que prefieren los ratones seg¨²n la ocasi¨®n. Los autores del estudio, liderados por Changhe Wang, de la Universidad Jiaotong de Xi¡¯an, en China, observaron a los ratones en circunstancias normales y despu¨¦s les pusieron en alerta rociando sus jaulas con trimetiltiazolina, un compuesto que se encuentra en las heces y la orina de depredadores como los zorros. Los ratones, tanto machos como hembras, normalmente se inclinan por ellas como compa?¨ªa; sin embargo, cuando percibieron que las cosas se pon¨ªan feas, los miembros de ambos sexos se arrimaron a los machos.
Adem¨¢s de observar el cambio en las preferencias sociales, los investigadores identificaron los circuitos neuronales que explican esos cambios y vieron que son distintos en machos y hembras. En cada sexo, las neuronas dopamin¨¦rgicas, que regulan el aprendizaje, lo que nos da placer o las emociones, tienen formas distintas de activarse seg¨²n las prioridades del momento.
En los machos, cuando la situaci¨®n es tranquila, esas neuronas liberan la dopamina en el n¨²cleo accumbens, y los ratones buscan a las hembras para copular y cumplir un objetivo primordial como reproducirse. Sin embargo, cuando sienten que un depredador est¨¢ cerca, la mayor liberaci¨®n de dopamina hacia el ¨¢rea pre¨®ptica medial hace que la necesidad inmediata de supervivencia cambie sus prioridades y busquen a los machos con la esperanza de estar m¨¢s protegidos.
En las hembras, lo que cambia su preferencia es el tipo de activaci¨®n de las neuronas dopamin¨¦rgicas. Cuando no perciben peligro, sus neuronas se disparan en r¨¢fagas r¨¢pidas hacia el nucleo accumbens y buscan la compa?¨ªa de las hembras. Con el miedo, la activaci¨®n es m¨¢s continuada y la preferencia cambia por los machos. En el caso de las hembras, los investigadores indican que la preferencia por su mismo sexo se puede deber a que su papel en la b¨²squeda de pareja es m¨¢s pasivo y a que esa compa?¨ªa ofrece una red de protecci¨®n y apoyo social, que mejora su salud y sus probabilidades de supervivencia, y un entorno menos conflictivo que con los machos. Los cient¨ªficos tambi¨¦n fueron capaces de cambiar la preferencia por los machos o las hembras manipulando la activaci¨®n de las neuronas con f¨¢rmacos o con luz.
Aunque se reconozcan las distancias que separan a humanos y ratones, los autores del estudio consideran leg¨ªtimas las analog¨ªas. ¡°Creo que los humanos tienen preferencias similares, por eso es mucho m¨¢s f¨¢cil para las chicas hacer amigas ¨ªntimas, mientras que los chicos tienden a construir amistades profundas al pelear o trabajar juntos hacia objetivos compartidos¡±, asegura Wang. Para ¨¦l, este trabajo destaca el papel central del sistema de dopamina (centro neur¨¢lgico para la recompensa, la emoci¨®n y la motivaci¨®n) en la configuraci¨®n de las preferencias sexuales y define los mecanismos, distintos en machos y hembras, que explican la preferencia sociosexual. Este trabajo ¡°proporciona un nuevo marco conceptual que explica c¨®mo las decisiones sociales pueden ser refinadas de manera convergente por las necesidades innatas y el contexto ambiental externo para lograr los m¨¢ximos beneficios de la actividad social¡±, resume el cient¨ªfico.
F¨¦lix Leroy, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante, considera interesante ver c¨®mo, bajo el control de la dopamina, puede cambiar nuestra preferencia social cuando cambian las circunstancias y c¨®mo las motivaciones profundas, como el deseo de reproducirse, se pueden postergar ante amenazas perentorias. Sin embargo, Leroy, que no ha participado en este estudio, advierte: ¡°Hay que tener cuidado con la antropomorfizaci¨®n, con interpretar lo que hacen los ratones como si fuesen humanos¡±. ¡°En ratones, las hembras son m¨¢s pasivas en la b¨²squeda de sexo, pero no vamos a asumir que los hombres solo interact¨²an con mujeres con la intenci¨®n de reproducirse¡±, ejemplifica.
Leroy ha realizado trabajos con ratones en los que tratan de comprender los circuitos que controlan las preferencias sociales por individuos desconocidos o por los que son familiares. En los primeros d¨ªas de vida, la regulaci¨®n hormonal hace que las cr¨ªas prefieran relacionarse con ratones conocidos, algo que facilita su supervivencia, pero los adultos necesitan superar esta etapa para ampliar su c¨ªrculo social. Leroy considera que, conociendo los circuitos que controlan la preferencia social y cu¨¢les son los cambios moleculares que nos impulsan a relacionarnos con desconocidos o a evitarlos, ser¨¢ posible dise?ar f¨¢rmacos para personas que sufren ansiedad social o trastornos como el autismo. Wang tambi¨¦n menciona las posibilidades terap¨¦uticas a largo plazo de sus resultados. ¡°Dado el papel cr¨ªtico de la transmisi¨®n de dopamina en la recompensa y la emoci¨®n, este trabajo tambi¨¦n arroja nueva luz sobre el desarrollo de tratamientos o terapias espec¨ªficos por g¨¦nero para trastornos psiqui¨¢tricos que muestran diferencias sexuales en su susceptibilidad [como la esquizofrenia o la depresi¨®n]¡±.
La distancia entre humanos y ratones, esos 125 millones de a?os que nos separan del ancestro com¨²n, son poco y mucho. Pensar que esos insignificantes roedores pueden ense?ar algo sobre la naturaleza de seres capaces de enviar cohetes a la Luna puede parecer est¨²pido, pero lo arraigado de algunos comportamientos aparentemente irracionales sugiere que quiz¨¢ no nos hayamos elevado tanto. ¡°Antes, se pensaba que, si cambi¨¢bamos el entorno o con la educaci¨®n, el racismo desaparecer¨ªa, pero no ha sido as¨ª¡±, se?ala Leroy. Los ratones, en su humildad biol¨®gica, pueden ense?arnos una lecci¨®n clave: que, a pesar de nuestros logros tecnol¨®gicos y culturales, seguimos profundamente influenciados por los mismos mecanismos biol¨®gicos que garantizaron la supervivencia de nuestros genes durante cientos de millones de a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.