Pau Riba ya no asusta
En 1970, la discogr¨¢fica Conc¨¨ntric, fundada por Ermengol Passola, se vio en la necesidad de enmendar las palabras de uno de sus artistas m¨¢s emblem¨¢ticos: Pau Riba editaba la primera entrega del disco Dioptria y, si las canciones pod¨ªan estar en la frontera de lo permisible, Passola y su gente no pudieron acabar de digerir el texto que el propio artista hab¨ªa escrito a modo de presentaci¨®n. Dado que el negocio es el negocio y la libertad de expresi¨®n un bien muy preciado, el disco se edit¨® incluyendo las palabras de Riba pero, en un hecho sin precedentes en nuestro mercado, con una nota en la que la discogr¨¢fica contestaba cada uno de los siete puntos escritos por Riba.
"No podem compartir l'atac de PR a una determinada cultura", escrib¨ªa Conc¨¨ntric, "perqu¨¨ l'editora ha nascut i treballa nom¨¦s per una elemental i evident necessitat de defensar all¨° que ¨¦s un fet natural per a tots, incl¨°s PR". El Dioptria de Pau Riba (a juicio de muchos, el primer disco de rock en catal¨¢n que merece ese nombre) asustaba en 1970. En 2006 no s¨®lo ya no asusta, sino que ha sido entronizado en los altares de la cultura. Eso s¨ª: sin la ayuda de Pau Riba o, seg¨²n se mire, a su pesar.
La noche del martes el Auditori barcelon¨¦s se abarrot¨® (las entradas se hab¨ªan acabado con antelaci¨®n) para recordar las canciones de aquel doble disco. Entre el p¨²blico hab¨ªa de todo: desde procelosos resistentes de aquella generaci¨®n hasta consejeros de la Generalitat (y, adem¨¢s, de cultura); desde j¨®venes aparentemente airados hasta familias burguesas con ni?os desmintiendo con su presencia los temores de Passola de que la familia iba a desmoronarse tras la escucha del ahora mitificado disco.
Dioptria v.2.1 revisit¨® las veteranas (que no viejas) canciones, pero con un traje totalmente nuevo confeccionado para la ocasi¨®n por dos de las figuras m¨¢s relevantes de nuestro panorama jazz¨ªstico: el saxofonista Llibert Fortuny y el guitarrista David Soler. Ninguno de los dos hab¨ªa nacido cuando Riba edit¨® su disco y, para redondear el c¨ªrculo, Fortuny ni siquiera conoc¨ªa su contenido cuando los responsables de Enderrock se lo propusieron. Una visi¨®n totalmente nueva, novedosa por momentos, r¨ªtmica, apabullante, estremecedora, que se complet¨® con algunas voces convidadas que no siempre se encontraron a gusto con la nueva vestimenta funk-jazz-electr¨®nica de un Fortuny en vena aquella noche.
La idea de poner al d¨ªa el recuerdo de Dioptria surgi¨® en la cabeza de Pere Pons, director de la revista Ja? y uno de los pilares del grupo Enderrock. "La banda de Fortuny representa en estos momentos lo mismo que Riba acompa?ado por OM representaba en el inicio de los a?os setenta, de ah¨ª naci¨® la idea de juntarlo", explicaba poco antes de comenzar el concierto el poli¨¦drico periodista en la improvisada carpa que acoge el bar en obras del Auditori. Pons y la gente de Enderrock trabajaron duro para conseguirlo y el apoyo del Mas i Mas Festival y del Auditori acab¨® materializando el sue?o. Pau Riba en un primer momento estuvo cerca de la idea, pero acab¨® desvincul¨¢ndose totalmente del resultado.
Desvincul¨¢ndose, pero no del todo. Riba volvi¨® a mostrarse tal como es con una entrada triunfal entre chulesca y pasota, atravesando la platea justo antes del inicio y con una innecesaria irrupci¨®n en el escenario (no programada) cuando tocaba a su fin en un intento de acaparar todos los aplausos. De hecho, muchos eran suyos, nadie le negar¨¢ la autor¨ªa de temas tan importantes, pero otros, muchos, deber¨ªan ser para Fortuny y su tropa, que han sabido poner al d¨ªa una m¨²sica que estaba ya enterrada en el recuerdo.
Y para Jordi Sabat¨¦s, el ¨²nico m¨²sico presente que hab¨ªa participado en la grabaci¨®n de Dioptria. El pianista abri¨® la larga velada con una soberbia suite para piano en la que condens¨® y reinvent¨® todos los temas del disco. Fueron 15 minutos que por s¨ª solos se convirtieron en un magn¨ªfico homenaje y que en nada desentonaron con el torrente de potencia y ritmo que vendr¨ªa despu¨¦s.
El apabullamiento generado por Fortuny y Soler alcanz¨® su cima con el ¨²nico instrumental de la noche, un estremecedor Ja s'ha mort la bes¨¤via que subi¨® mucho m¨¢s alto que la canci¨®n original. Un apabullamiento que s¨®lo se tranquiliz¨® cuando, hacia la mitad del concierto, el escenario fue tomado por el tr¨ªo de Pascal Comelade e inmediatamente despu¨¦s por el d¨²o Oriol Tramvia y Sisa, los ¨²nicos que ofrecieron una canci¨®n no incluida en Dioptria. En una velada tan larga y densa hubo un poco de todo: quien se entreg¨® a fondo y quien pas¨® con m¨¢s miedo que decisi¨®n. Y Albert Pla que, puestos a seguir siendo Albert Pla, no acudi¨® y envi¨® un v¨ªdeo desde M¨¦xico. Para el recuerdo quedaron un Marc Parrot totalmente comprometido con la historia y un Santiago Auser¨®n sorprendente por su valent¨ªa.
La m¨²sica de Pau Riba vol¨® muy alto y demostr¨® estar muy por delante del propio artista en su reencarnaci¨®n actual. Ser¨ªa una l¨¢stima que el trabajo de Sabat¨¦s y Fortuny, cada uno por su lado, se perdiera en una sola noche. Un CD o un DVD de recuerdo no ser¨¢n suficiente. Con menos voces y, sobre todo, m¨¢s implicadas, el Dioptria v.2.1 podr¨ªa (deber¨ªa) tener una larga vida.
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