Gran Rossi, heroico Pedrosa
El espa?ol se sobrepone a su precaria condici¨®n f¨ªsica y termina en el podio por detr¨¢s del campe¨®n y Capirossi
Un cubo de madera a modo de taburete. Este ha sido, por extra?o que parezca, el elemento en boca de todos durante el Gran Premio de Malaisia. De ¨¦l no se ha separado Dani Pedrosa desde que el viernes, durante los ensayos libres, se abriera una profunda brecha bajo la r¨®tula derecha y se fracturara el dedo gordo del pie izquierdo, fruto de un costalazo a casi 200 kil¨®metros por hora.
El taburete siempre aguard¨® a Pedrosa en el box. El joven corredor de veinte a?os lo utiliz¨® durante todo el fin de semana para escalar y apearse de su Honda RC 211V, una moto que le queda grande ya de por s¨ª. Cada vez que lo hizo la maniobra fue lenta, supervisada por dos o tres miembros de su equipo que velaron para que el piloto no se desequilibrara. As¨ª fue el s¨¢bado y as¨ª lo repiti¨® ayer, para subirse a la moto en la parrilla de salida, un momento antes de que comenzara la carrera. Vali¨® la pena porque Pedrosa termin¨® encaram¨¢ndose al podio, su octavo de la temporada, en una exquisita carrera que se decidi¨® a favor de la mejor versi¨®n de Valentino Rossi, que libr¨® una batalla a cuchillo con Loris Capirossi durante m¨¢s de medio recorrido.
Tal era el estado del catal¨¢n que necesit¨® un cubo de madera para subir y bajar de la moto
Los dos pilotos italianos fueron los ¨²nicos que consiguieron adelantar a Pedrosa y situarse delante de ¨¦l, que en todo momento gir¨® por el circuito malayo a un ritmo igual o m¨¢s veloz que ellos. Conocedor de los tratamientos antiinflamatorios m¨¢s frecuentes en caso de lesi¨®n, Rossi se lo oli¨® el s¨¢bado cuando asegur¨® que, con f¨¢rmacos, el piloto espa?ol podr¨ªa rendir a un nivel ¨®ptimo. Se cercior¨®, y de qu¨¦ manera, nada m¨¢s se apagaron las luces del sem¨¢foro. Pedrosa, a quien las arrancadas se le atragantan desde que compite en MotoGP, llev¨® a cabo la mejor de la temporada y se coloc¨® en cabeza al llegar a la primera frenada. Y el baj¨®n en su rendimiento, l¨®gico por otro lado a tenor de los tiempos que hab¨ªa registrado en los distintos entrenamientos -cuatro segundos m¨¢s lento-, no lleg¨®.
Le pasaron Rossi en la primera vuelta y Capirossi en la segunda. Pero lo hicieron en maniobras de riesgo en las que Pedrosa, en su estado, ten¨ªa todas las de perder. Su ritmo sigui¨® igualmente veloz. M¨¢s que Nicky Hayden, el l¨ªder del Mundial, que se desinfla a cada carrera que se descuenta para el cierre de Valencia. Quedan cuatro pruebas. Y Pedrosa es segundo, por detr¨¢s de su compa?ero de equipo, incapaz de superarle. El corredor de Kentucky encabeza la tabla de puntos debido a la regularidad que ha demostrado hasta ahora -esta temporada acumula un total de nueve podios-. Por mala suerte que tenga, puede bastarle para conseguir el cetro m¨¢s disputado del ¨²ltimo decenio. Lo sabe Pedrosa que, a pesar de ser novato en la categor¨ªa, se ha plantado en una posici¨®n inmejorable para, a pesar de negarse a reconocerlo, convertirse en el campe¨®n m¨¢s precoz de la m¨¢xima categor¨ªa.
De la debilidad del l¨ªder tambi¨¦n se ha enterado a tiempo Rossi. El italiano, que hace s¨®lo dos carreras parec¨ªa pr¨¢cticamente borrado de la refriega por el t¨ªtulo, se ha vuelto a meter de lleno en la pomada. Y de qu¨¦ manera. Si en Brno amarr¨® la segunda posici¨®n por detr¨¢s de Capirossi -tras una tremenda serie de adelantamientos (seis) con Pedrosa-, las tornas cambiaron ayer. El piloto de Tavullia se impuso al de Bolo?a. Aunque le cost¨®, vaya si le cost¨®.
Rossi se puso definitivamente arriba in extremis en la pen¨²ltima vuelta, en una maniobra que evoc¨® a la ya famosa de Jerez, en la carrera inaugural de 2004, en la que, llegando por el interior a una horquilla cerrada de izquierdas y un tanto pasado de marcha, desplaz¨® a Sete Gibernau, que sali¨® recto a la tierra. Por poco no le ocurre lo mismo ayer al veterano Capi, de 33 a?os, que pudo enderezar la moto por fortuna para ¨¦l. Porque detr¨¢s, a dos segundos, ven¨ªa Pedrosa que consigui¨® defender la tercera posici¨®n. Cuando se ape¨® de la moto, con los ojos llenos de l¨¢grimas, su rodilla sangraba. Hab¨ªa firmado una proeza.
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