La retirada que nunca fue
Un a?o despu¨¦s de la salida israel¨ª de la franja de Gaza, los palestinos se consideran a¨²n bajo ocupaci¨®n
El 12 de septiembre de 2005, el general israel¨ª Aviv Kochavi ech¨® el cerrojo al ¨²ltimo port¨®n met¨¢lico en el centro de la franja de Gaza. Confiaban muchos en que la ocupaci¨®n de 38 a?os llegaba a su fin. La alegr¨ªa desbordante de los palestinos, acompa?ada del pillaje y el caos en las colonias jud¨ªas abandonadas y demolidas, se prolong¨® pocos d¨ªas. Reinaba entonces una sensaci¨®n de alivio y de esperanza, siempre te?ida de desconfianza. Hoy impera la frustraci¨®n absoluta y todos siguen sinti¨¦ndose bajo ocupaci¨®n.
En la vertical del cruce fronterizo de Erez, puerta de entrada en el norte de Gaza, un dirigible del Ej¨¦rcito vigila permanentemente; cientos de tanques rodean el territorio, y los buques de guerra controlan las costas. Es un hecho que la captura del soldado Gilad Shalit, el 25 de junio, desat¨® una brutal represalia israel¨ª, con desprecio por la legislaci¨®n internacional humanitaria. Pero un a?o despu¨¦s de la supuesta retirada, todos coinciden: s¨®lo ha habido un despliegue militar diferente, fraguado antes de que Shalit cayera cautivo.
Un dirigible y cientos de tanques rodean el territorio. Buques de guerra vigilan las costas
En noviembre de 2005, el Gobierno del entonces primer ministro, Ariel Sharon, y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) firmaron un acuerdo para la apertura de las fronteras a las mercanc¨ªas y a las personas. Casi desde el comienzo fue papel mojado. Centenar y medio de contenedores deb¨ªan partir desde Gaza hacia Cisjordania diariamente. Y se regulaba cierta libertad de movimientos. Nunca se llev¨® a la pr¨¢ctica lo previsto, a pesar de que Ham¨¢s todav¨ªa no hab¨ªa triunfado en los comicios del 25 de enero.
Kamal al Sharafi, asesor del presidente, Mahmud Abbas, no alberga dudas y se plantea varias preguntas. "El Gobierno israel¨ª aduce que con Ham¨¢s [al que considera un movimiento terrorista] en el poder nada se puede negociar. Es una falacia, un pretexto m¨¢s. Antes hubo nueve Ejecutivos dirigidos por Yasir Arafat y por Abbas y nada se hizo. ?C¨®mo se puede decir que no transfieren nuestros impuestos por motivos de seguridad? Los prisioneros s¨ª pueden afectar a su seguridad. Sin embargo, ?por qu¨¦ no permiten que los enfermos puedan viajar a Egipto para ser tratados? ?Por qu¨¦ no devuelven los cad¨¢veres de palestinos a sus familias? ?En qu¨¦ afecta eso a su seguridad?".
El s¨¢bado pasado un terremoto de 4,8 grados en la escala Richter sacudi¨® Israel y los territorios palestinos sin causar da?os. Pero si se recorre Gaza de norte a sur, podr¨ªa parecer que el se¨ªsmo provoc¨® efectos devastadores. Ha sido la aviaci¨®n israel¨ª la que ha destrozado carreteras, puentes, la ¨²nica central el¨¦ctrica, universidades, escuelas, ministerios... Las iniciativas comerciales y sociales han sido aplazadas. "En Cisjordania, los estudiantes no pueden llegar a las universidades, y en Gaza conseguimos financiaci¨®n de la Uni¨®n Europea para construir facultades. Pero Israel ha destruido esos proyectos a sabiendas de que Europa estaba implicada. La bandera de la UE ondeaba sobre esos edificios".
Los proyectos en casi todos los ¨¢mbitos est¨¢n detenidos. El cristiano Ramzi Rabah, miembro del Consejo Nacional de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina, asegura que el Estado jud¨ªo "ha conseguido convencer al mundo de que la ocupaci¨®n termin¨® y ha logrado convertir Gaza en una enorme c¨¢rcel". "Lo hemos discutido", a?ade, "con el Banco Mundial y la UE. Elaboramos varios planes, pero Israel no ha permitido la reapertura del aeropuerto de Rafah, ni la construcci¨®n del puerto mar¨ªtimo. Han transformado el problema en un asunto meramente humanitario desviando la atenci¨®n del conflicto pol¨ªtico".
Hartos de que se hable de ayuda humanitaria, Hamad precisa: "Lo que necesitamos es que se levanten las sanciones y que nos permitan controlar las fronteras, no que nos den comida". Y aventura una explosi¨®n social en a?os venideros, si no cesa el asedio y la comunidad internacional no se implica en la formaci¨®n de un Estado palestino viable. "En Gaza", agrega, "vivimos mill¨®n y medio de palestinos, pero seremos cuatro millones de habitantes en 2015".
"La vida es ahora mucho m¨¢s dif¨ªcil. Antes de que se marcharan los soldados israel¨ªes nunca atacaron las infraestructuras civiles, y no lo hac¨ªan porque las necesitaban para los asentamientos jud¨ªos. Ahora est¨¢ todo permitido", apunta el periodista Saleh Alnami. Parad¨®jicamente, es lugar com¨²n escuchar estos d¨ªas en la franja: "Cuando estaban aqu¨ª los militares y los colonos, viv¨ªamos mejor".
Por otra parte, un adolescente palestino muri¨® ayer en Bel¨¦n tras ser alcanzado en el pecho por disparos de soldados israel¨ªes, informa Naiara Galarraga desde Jerusal¨¦n. Los militares, que rodeaban la casa donde luego apresaron a un miliciano, abrieron fuego contra un grupo que, seg¨²n una portavoz del ej¨¦rcito, les lanz¨® una granada.
Horas antes, militantes palestinos mataron a un soldado beduino israel¨ª en una emboscada en Gaza. Un francotirador le dispar¨® a la cabeza cuando el beduino guiaba a un tanque hacia un escondite de milicianos, cerca del campo de refugiados de Al-Muasi. Es la segunda baja israel¨ª en la franja desde la brutal ofensiva desatada tras la captura del soldado Gilad Shalit, el 25 de junio. En estos tres meses, las tropas han matado a m¨¢s de 226 palestinos; la mitad, civiles, seg¨²n el grupo de derechos humanos israel¨ª B'tselem.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.