Gotas
"EN UN templo / de hace mil trescientos a?os / la hora / siete menos siete". ?ste es uno de los 220 micropoemas del cineasta iran¨ª Abbas Kiarostami (Teher¨¢n, 1940), reunidos en el libro Compa?ero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo), traducido conjuntamente al castellano por Clara Jan¨¦s y Ahmad Taher¨ª, y presentado por la primera, la cual, en este bello y breve texto titulado 'En una gota de silencio', nos recuerda ese don del poema breve que, en Ir¨¢n, recibe el nombre de josravan¨ª, y que define como "una forma de escritura sutil y sagaz que compacta concepto e imagen otorg¨¢ndoles un aspecto pluridimensional". Internacionalmente c¨¦lebre por sus pel¨ªculas nada convencionales, Kiarostami ha dado muestras de su versatilidad creadora tambi¨¦n como fot¨®grafo, videoartista, instalador y poeta, aunque con un mismo empe?o subyacente: revelar lo cotidianamente inadvertido de una realidad que no s¨®lo es humana, aunque le corresponda al hombre fijarse en ella.
El artista hurga entre los intersticios de las palabras para colmar con im¨¢genes los vac¨ªos y las imprecisiones de ¨¦stas; pero tambi¨¦n se puede afirmar que el poeta es quien verdaderamente ilumina con palpitante sentido la hermosura o el horror mudos de las im¨¢genes. Artistas y poetas pueden ser, por tanto, complementarios, aunque los m¨¢s extraordinarios de entre ellos est¨¢n abocados a ser lo mismo, siempre expectantes urdiendo ardides para extraer algo de brillo de las casi inaprensibles gotas de silencio. Tal es el caso de Kiarostami, cuyos filmes escrutan el trasfondo de lo visible, que es lo que, en efecto, palpita entre las im¨¢genes, sea su reverso existencial mediante las emociones, sea su reverso f¨ªsico cuando simplemente se contempla un paisaje. "Una embarazada / llora silenciosamente / en el lecho de un hombre dormido", puede ser un ejemplo de lo primero; "Los girasoles / cabizbajos murmuran / en el quinto d¨ªa nublado", de lo segundo.
En cierta manera, en cada micropoema de Kiarostami hay una historia, pero no s¨®lo por la potencia argumental con la que est¨¢ cargado este sumario encabalgamiento de tres versos, sino porque su nudo dram¨¢tico nos remite constantemente a lo desconocido, a esa reversibilidad, a la vez temida y a?orada, de lo que llamamos realidad. Cuando un artista alcanza esa atalaya que atisba por igual el adentro y el afuera del mundo convierte su mirada en un acto po¨¦tico y, desde ese mismo instante, se exige la m¨¢s insaciable concentraci¨®n: la intensidad del despojamiento.
Los micropoemas de Kiarostami son, en suma, destilaciones de lo m¨¢s genuino y fieramente humano: la conciencia del tiempo, cuya fuerza perentoria se nos muestra s¨®lo mediante sobresaltos instant¨¢neos. "Cansado en el camino un hombre / s¨®lo / a una legua / de su destino" o "Dejo atr¨¢s toda una vida / en un instante / Me lloro a m¨ª mismo". Palabras, que son gotas de silencio; im¨¢genes, que son gotas de luz: destilaciones del alma po¨¦tica de un artista.
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