Comparaciones
En Un puente sobre el Drina Ivo Andric cuenta, entre otras muchas -much¨ªsimas- cosas la vida y milagros del muderis, o sea el superior del seminario de Visegrad, llamado Husein-Ag¨¢, que ten¨ªa fama de sabio s¨®lo por haber recibido de su maestro un armario lleno de libros que no le¨ªa. Pero sobre todo le admiraban porque escrib¨ªa la cr¨®nica de la ciudad. He aqu¨ª c¨®mo presenta el narrador este ¨²ltimo extremo: "Se sab¨ªa que escrib¨ªa la cr¨®nica de los sucesos m¨¢s destacados de la ciudad. Esto le hab¨ªa dado entre los conciudadanos una fama de hombre excepcional y de erudito, ya que se estimaba que por aquel medio hab¨ªa llegado a tener entre sus manos la reputaci¨®n de la ciudad y la de cada uno de sus miembros. En realidad, esta cr¨®nica no era detallada ni muy peligrosa. Despu¨¦s de cinco o seis a?os que hac¨ªa que la hab¨ªa iniciado, llenaba ¨²nicamente cuatro p¨¢ginas de un cuadernillo; porque el muderis no hab¨ªa juzgado los acontecimientos de la ciudad, a causa de su falta de importancia, y de inter¨¦s dignos de figurar en su cr¨®nica". Pues bien, 20 a?os despu¨¦s, la cr¨®nica tampoco habr¨¢ avanzado mucho -ocupar¨¢ apenas 20 p¨¢ginas m¨¢s del famoso cuadernillo- "ya que, a medida que envejec¨ªa, estimaba cada vez m¨¢s su persona y su cr¨®nica, y cada vez menos los acontecimientos que se desarrollaban alrededor de ¨¦l".
?No les suena esta historia? Hombre, suelen decir que las comparaciones son odiosas, pero puestos a ello resulta m¨¢s admisible la postura de alguien que se mira el ombligo pero s¨®lo se limita a escribir una cr¨®nica que la de quien, mir¨¢ndose el ombligo, m¨¢s que escribir cr¨®nicas las fabrica, en la medida que hace historia. ?Caen ya? Pues les dar¨¦ una pista: bloqueo. Se trata de la palabra de moda. Ya no hay proceso sino bloqueo o atasco, que es lo mismo. ?Y qui¨¦n est¨¢ bloqueando el proceso? La respuesta var¨ªa seg¨²n el consumidor.
Desde luego, hay que reconocer que el Gobierno no parece haberse movido de sus posturas iniciales, que dictaban las reglas del juego, y eso tiene que hacer. ETA parec¨ªa haberlas aceptado en la medida en que promet¨ªa sentarse a esa mesa. Ahora bien, deb¨ªa de ser mentira; quiero decir que parec¨ªa que las aceptaba cuando en realidad quer¨ªa sentarse para plantear su programa de m¨¢ximos y poder decir que, al no satisfacerlo, el Gobierno estaba bloqueando el proceso. ?A que se parece a la historia de Husein-Ag¨¢ que ni le¨ªa libros ni se interesaba en lo que suced¨ªa a su alrededor pese a que se hab¨ªa propuesto registrarlo en una cr¨®nica?
El paralelismo salta todav¨ªa m¨¢s a la vista en el caso de Batasuna. Basta con ver lo que dijo el jueves Barrena: "Nosotros no legalizamos o ilegalizamos, por eso no podemos dar pasos". Dejando de lado el aspecto sof¨ªstico de la f¨®rmula -una cosa es qui¨¦n legaliza y otra que quien quiera legalizarse debe cumplir ciertos requisitos-, Barrena dej¨® claramente expuesto que no van a hacer nada para legalizarse. O sea, que ni leer¨¢n ning¨²n libro del armario legado por alg¨²n maestro ni les interesa lo que ocurre a su alrededor; ellos siguen encerrados en la imposibilidad ontol¨®gica de ser de otra manera.
Dejemos de lado las especulaciones de los amigos de lo especulativo, a saber, de los que dan por hecho que Batasuna tiene que legalizarse de vobilis vobilis, para examinar las implicaciones que la declaraci¨®n de Barrena supone. La primera es que deber¨¢n asumir ser ilegales, porque el Estado de Derecho ni puede ni debe legalizar a quien no desea hacerlo, con todo lo que eso implica: ni poder pol¨ªtico, ni presupuestos p¨²blicos, ni subvenciones. Y, la segunda, que est¨¢n arruinando el llamado proceso de paz, en la medida en que, si se plantean como condici¨®n sine qua non, poco m¨¢s hay que decir. Y todo esto huele a rancio. Es lo que ha pasado cada vez que ETA ha dicho que quer¨ªa negociar: mantenimiento de su programa de m¨¢ximos y acumulaci¨®n de fuerzas, es decir, ca?a. Ahora uno de los m¨¢ximos es Batasuna y la ca?a la imparten los de la kale borroka. Ojo, que ya han herido a un abuelo que les increp¨®.
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