Histeria
Hasta que los de la Cibeles no me han abierto los ojos, yo cre¨ªa que una modelo mayor de edad pod¨ªa hacer con su cuerpo lo que le viniese en gana. Otra cosa, me dec¨ªa yo, son las menores de edad, pero es que las menores de edad no deber¨ªan trabajar, ni vendiendo en el top manta, ni desfilando. Pero, como les digo, se me ha hecho la luz. Otro de los argumentos de los prohibicionistas me ha acabado de convencer: "Las tallas de estas chicas no son las tallas de las mujeres reales". Y ah¨ª les doy la raz¨®n. Pues claro. Ni su altura, ni su belleza (ni su sueldo).
De todas formas, que no cunda el p¨¢nico. Lo de pesar a las modelos queda muy bien, pero no se atrever¨¢n a contratar maniqu¨ªes, por ejemplo, de la talla 42. Y me sabe mal, porque ya puestos a decidir lo correcto y lo incorrecto, yo ir¨ªa m¨¢s all¨¢. Recuerdo que se estren¨®, no hace mucho, una obra de teatro que llevaba por t¨ªtulo Las mujeres de verdad tienen curvas. Vaya, hombre. Suger¨ªa que las que no tienen curvas no son mujeres de verdad. Si la obra se hubiese llamado Las mujeres de verdad est¨¢n en los huesos, ?no se habr¨ªa armado la de Dios? Desde luego, esta obra incita a la obesidad. Habr¨ªa que prohibirla.
Lo de los maquillajes demacrados tambi¨¦n es una medida necesaria, aunque t¨ªmida. Como todo el mundo adivina, si las modelos dejan de pintarse ojeras para pasar a pintarse mofletes de Heidi, las personas vulnerables no desearemos estar enfermas. As¨ª que, por si acaso, se acabaron los videos de Ozzy Osbourne. Con ese maquillaje blanco, podr¨ªa incitarnos a desear contraer la malaria.
Siguiendo con la lucha, yo prohibir¨ªa tambi¨¦n la serie Ally McBeal. La actriz protagonista est¨¢ muy delgada y puede influirnos negativamente. Y habr¨¢ que pesar a las gimnastas y a las bailarinas espa?olas, a pesar de las muchas medallas ol¨ªmpicas que puedan conseguir. Y, desde luego, hay que retirar del mercado la canci¨®n La flaca, de Jarabe de Palo. Esa canci¨®n puede hacer mucho da?o a las ni?as en edad de crecimiento.
Con estas medidas, un problema tan grave como el de la anorexia estar¨¢ casi solucionado y podremos pasar a otras cuestiones igualmente preocupantes. Por ejemplo, la lucha contra la conducci¨®n temeraria. Es por eso que, sin tardar, habr¨¢ que ordenarle a Fernando Alonso que deje de dar mal ejemplo adelantando a m¨¢s 120 kil¨®metros por hora en sus carreras.
Por supuesto, lo ¨²nico que no hay que prohibir -para, de este modo, darle la raz¨®n a Esperanza Aguirre- es el humo del tabaco en los locales p¨²blicos. Prohibir el tabaco es facha, por Dios.
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