El pedal m¨¢gico de Cancellara
Iv¨¢n Guti¨¦rrez termin¨® decimocuarto en la contrarreloj, hundido tras ser doblado por el impresionante suizo
En Salzburgo se representa estos d¨ªas, como no pod¨ªa ser menos, Mozart, 250 a?os, La flauta m¨¢gica, la ¨²ltima ¨®pera del genio, la f¨¢bula en la que Tamino sortea todos los peligros, cambia los corazones de los enemigos, conquista a Pamina, con la ayuda de un humilde instrumento tallado en madera de roble con poderes m¨¢gicos. Los pedales de Fabian Cancellara, suizo de padre italiano, de madre del lado alem¨¢n, no son de soberbia madera, sino de tecnol¨®gica fibra de carbono, y la ¨²nica m¨²sica que emiten es el silencio casi absoluto, el susurro de un m¨ªnimo roce bien engrasado, pero con ellos compuso una sinfon¨ªa fascinante, por lo que seguro que tambi¨¦n poseen cualidades m¨¢gicas. Si no, no podr¨ªa tener explicaci¨®n el hermoso vuelo que inici¨® el robusto corredor suizo partiendo de la rampa de lanzamiento, frente a la casa natal de Mozart, y que le llev¨® a sobrevolar el paisaje, las colinas, los lagos, a todos sus rivales, y que termin¨® con un poderoso aterrizaje, delicado tambi¨¦n, 50,8 kil¨®metros m¨¢s tarde.
"Fue como pedalear en un sue?o", dijo Cancellara, ya campe¨®n del mundo, seguramente a¨²n tan hechizado por su exhibici¨®n como los aficionados que contemplaron su tremendo cuerpo, sus poderosas piernas, su robusta complexi¨®n, la misma que le permiti¨® en marzo aplanar los adoquines de la Par¨ªs-Roubaix, mover con ligereza y agilidad suprema una bicicleta estudiada hasta en sus m¨ªnimos detalles. Meses de trabajo dirigido por su consejero t¨¦cnico Giovanni Cecchini, un ingeniero que se autodenomina especialista de la velocidad, experto en F¨®rmula 1.
Y sobre la t¨¦cnica, la m¨¢quina humana. Una forma curva, piernas arqueadas, casi despatarradas sobre el sill¨ªn, espalda en arco, brazos abiertos. Un desaf¨ªo a las leyes de la aerodin¨¢mica, un canto a la poes¨ªa, c¨®mo con brutas palabras se puede hacer una obra de arte, c¨®mo toda esa fuerza se transform¨® en ¨¢giles pedaladas. En la Vuelta, su compa?ero Carlos Sastre le defini¨® como una moto, ayer fue un avi¨®n.
Iv¨¢n Guti¨¦rrez, el c¨¢ntabro que quer¨ªa superar la medalla de plata del a?o pasado, no tuvo tiempo de apreciar la delicadeza del ciclista bruto. Tampoco ganas. Hundido sobre su manillar, hundida su cabeza en pensamientos siniestros, le oy¨® sin querer mirarlo cuando le doblaba, dos minutos de tiempo menos, al cumplirse los dos tercios de carrera. La puntilla a un corredor que hab¨ªa partido piano, piano, con miedo al repecho del kil¨®metro 10, y que despu¨¦s se descentr¨® al romp¨¦rsele el manillar y tener que cambiar de bicicleta. Demasiado para un corredor que el a?o pasado, en el Mundial de Madrid, termin¨® por delante de Cancellara.
La sinfon¨ªa del suizo, que s¨®lo tiene 25 a?os y sabe que es un prodigio desde los 17, desde que se proclam¨® por primera vez campe¨®n del mundo juvenil contrarreloj -t¨ªtulo que repiti¨® el a?o siguiente a 50 por hora con un desarrollo rid¨ªculo de 52/14 y que le vali¨® el salto directo a los profesionales del Mapei-, mat¨® a Guti¨¦rrez, pero aviv¨® el deseo de Vinok¨²rov, el tremendo kazajo que comenz¨® el repecho con un salto de cadena y termin¨® la prueba acelerando y ganando el bronce, un anticipo de lo que prepara para el domingo.
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