La cuna del Renacimiento

Para ser una poblaci¨®n grandecita, la quinta mayor de Guadalajara, Mond¨¦jar no tiene, fuera de la Alcarria, mucha fama. Unos cuantos saben algo de los marqueses de Mond¨¦jar, mayormente del 23?, que fue ayo de Juan Carlos I. Y otros pocos, de los vinos de la denominaci¨®n de origen Mond¨¦jar, esos blancos de aromas sutiles y finos, como de flores y frutas. Mas, no siendo historiador o en¨®logo, de Mond¨¦jar se posee una idea muy ligera o ninguna, como si en lugar de estar en el suroeste de Guadalajara, lindando con Madrid, estuviese en la Luna.

A los muchos que desconoc¨ªan hasta ahora mismo la existencia de Mond¨¦jar, quiz¨¢ les sorprenda saber que ¨¦ste fue uno de los lugares de Espa?a que primero recibi¨® la luz del Renacimiento. En 1516, el segundo marqu¨¦s de Mond¨¦jar, Luis Hurtado de Mendoza, hac¨ªa levantar la iglesia de Santa Mar¨ªa Magdalena; iniciada por Crist¨®bal de Adonza y completada por su hijo Nicol¨¢s, es una obra de dimensiones catedralicias, con tres naves de 35 metros de largo, coro alto sobre amplio arco escarzano y portada de rica decoraci¨®n plateresca abierta a la plaza Mayor, ¨¦sta bordada de soportales, como es de ley en Castilla.

Tambi¨¦n con los primeros rayos del Renacimiento, en 1489, se fund¨® el convento de San Antonio, del que hoy s¨®lo quedan la portada, el testero exornado de escudos y una parra asilvestrada. Desamortizado en 1835, sus piedras las rapi?aron en 1916 para construir la plaza de toros, lo cual no impidi¨® que fuera declarado monumento nacional cinco a?os despu¨¦s, ni esto, a su vez, que haya permanecido abandonado otros 90 en un solar al norte del pueblo, ofreciendo un cuadro de ruina sin remedio muy rom¨¢ntico y muy espa?ol.

Mejor les ha ido a los "jud¨ªos", pues desde que fueron esculpidos, en el siglo XVI, han sido restaurados dos veces, la ¨²ltima en 1973. Reciben tal nombre un centenar de esculturas de buen tama?o que representan diversos momentos de la Pasi¨®n y que se exhiben en una cueva bajo la ermita de San Sebasti¨¢n. El ambiente cavernario, las figuras de colorido chill¨®n y la entrada a un euro hacen un efecto simp¨¢tico, como de pasaje del terror.

No lejos de Mond¨¦jar, al norte, quedan otros lugares poco conocidos de la Alcarria, de esos que no ment¨® Cela porque Cela anduvo esta comarca "como el fuego en una era: a la buena de Dios y a la que salga". Est¨¢ Escariche, un pueblecito lleno de pinturas murales, obra del artista nativo Rufino de Mingo y de sus amigos de medio mundo. Y est¨¢ Pioz, junto al imponente ruin¨®n del castillo que levant¨® en el siglo XV el cardenal Mendoza.