El Papa y el islam: el verdadero debate
Unas frases pronunciadas por el papa Benedicto XVI han desatado una tormenta de ardientes reacciones. En el mundo musulm¨¢n, l¨ªderes religiosos, pol¨ªticos e intelectuales han unido sus voces a las de las masas indignadas para protestar por lo que consideran un "insulto" a su fe. La mayor¨ªa no hab¨ªa le¨ªdo el discurso del Papa; otros conoc¨ªan un resumen seg¨²n el cual el Papa vinculaba Islam con violencia. Todos se alzaron contra lo que consideran una "ofensa intolerable".
Me hubiera gustado que adoptasen un punto de vista m¨¢s razonado en sus cr¨ªticas. En primer lugar, porque, a pesar del amor que innegablemente sienten los musulmanes por el profeta Mahoma, sabemos que determinados grupos y Gobiernos manipulan este tipo de crisis y las utilizan como v¨¢lvulas de escape para sus poblaciones descontentas. Cuando a los ciudadanos se les priva de sus derechos esenciales y su libertad de expresi¨®n, no cuesta nada dejar que den rienda suelta a su ira a prop¨®sito de unas caricaturas danesas o unas palabras del Pont¨ªfice. Y tambi¨¦n porque lo que estamos presenciando es una protesta de masas caracterizada por un estallido incontrolable de emociones, que acaba siendo la prueba de que los musulmanes no son capaces de entablar un debate razonable y de que la violencia no es la excepci¨®n sino la regla.
Algunos afirmaron que el Papa hab¨ªa ofendido a los musulmanes y exigieron una disculpa personal. Benedicto XVI pidi¨® perd¨®n, pero la pol¨¦mica no ha amainado. Hay poderosas razones para sentirse asustado por una oscura cita del siglo XIV, atribuida al emperador bizantino Manuel II Pale¨®logo, que criticaba las "obras mal¨¦volas" del Profeta del islam. La verdad es que los ejemplos escogidos por el Papa para abordar la relaci¨®n entre la violencia y el islam son discutibles, por no decir sorprendentes. Como sorprendente fue su referencia al erudito Zahiri Ibn Hazm (una figura cuya escuela de pensamiento es marginal) al hablar del islam y la racionalidad. Quiz¨¢ sus palabras fueron el¨ªpticas, faltas de claridad, superficiales e incluso un poco torpes, pero ?fueron un insulto por el que haya que exigir una disculpa formal? ?Es justo o sensato que los musulmanes se ofendan por la cita -s¨®lo porque la escogi¨® el Papa-, cuando ignoran a diario, desde hace cinco a?os, las interpelaciones sobre el significado de yihad y el uso de la fuerza?
Benedicto XVI es un hombre de su tiempo, y las preguntas que hace a los musulmanes corresponden a ese tiempo: unas preguntas que pueden y deben responderse con claridad y argumentos s¨®lidos. Para empezar, no debemos aceptar que yihad se traduzca como "guerra santa". Nuestra prioridad debe ser explicar los principios de la resistencia leg¨ªtima y la ¨¦tica isl¨¢mica en situaciones de conflicto, no animar a la gente a manifestarse.
Pero el aspecto m¨¢s inquietante de la crisis es quiz¨¢ que la mayor¨ªa de los comentaristas, y en especial los comentaristas musulmanes, parecen haber ignorado el aut¨¦ntico debate lanzado por Benedicto XVI.
En su discurso, el Papa recuerda a los secularistas racionalistas, deseosos de eliminar de la Ilustraci¨®n todas las referencias al cristianismo, que dichas referencias son parte fundamental de la identidad europea. Les ser¨¢ imposible entablar un di¨¢logo interconfesional si no pueden aceptar las bases cristianas de su propia identidad (sean o no creyentes). Luego aborda el tema de la fe y la raz¨®n y, al subrayar la relaci¨®n privilegiada entre la tradici¨®n racionalista griega y la religi¨®n cristiana, intenta establecer una identidad europea que ser¨ªa cristiana en lo religioso y griega en cuanto a la raz¨®n filos¨®fica. De esa forma, el islam, que, por lo visto, no tiene ese tipo de relaci¨®n con la raz¨®n, ser¨ªa ajeno a la identidad europea construida a partir de dicho legado. Hace a?os, el entonces cardenal Ratzinger manifest¨® su oposici¨®n al ingreso de Turqu¨ªa en Europa con argumentos similares. La Turqu¨ªa musulmana nunca ha podido ni podr¨¢ reivindicar una cultura genuinamente europea. Es otra cosa: el Otro.
?stos son los mensajes que piden una respuesta, mucho m¨¢s que las palabras sobre la yihad. El papa Benedicto XVI est¨¢ invitando a los ciudadanos del continente a que sean conscientes del ineludible car¨¢cter cristiano de su identidad, que corren el riesgo de perder. El mensaje puede ser leg¨ªtimo en estos tiempos de crisis de identidad, pero es inquietante y quiz¨¢ peligroso porque es reduccionista en dos aspectos, el enfoque hist¨®rico y la definici¨®n de la identidad europea.Eso es lo que exige una respuesta de los musulmanes. Deben rechazar una interpretaci¨®n de la historia del pensamiento europeo que elimina el papel del racionalismo musulm¨¢n, en la que la contribuci¨®n ¨¢rabe y musulmana queda reducida a la mera traducci¨®n de las grandes obras de Grecia y Roma. La memoria selectiva que con tanta facilidad "olvida" las decisivas aportaciones de pensadores musulmanes racionalistas como Al Farabi (siglo X), Avicena (siglo XI), Averroes (siglo XII), al Ghazali (siglo XII), Ash Shatibi (siglo XIII) e Ibn Jaldun (siglo XIV), reconstruye una Europa falsa, que se enga?a sobre su propio pasado. Ante eso, los musulmanes deben recordar con pruebas que comparten los valores fundamentales sobre los que se apoya Europa y Occidente.
Ni Europa ni Occidente pueden sobrevivir mientras sigamos tratando de definirnos mediante la exclusi¨®n de ese Otro -el islam, los musulmanes- al que tememos. Es posible que lo que m¨¢s necesite Europa no sea un di¨¢logo con otras civilizaciones, sino un aut¨¦ntico di¨¢logo consigo misma, con esas facetas de s¨ª misma que se ha negado a reconocer durante demasiado tiempo y que, todav¨ªa hoy, le impiden aprovechar del todo la riqueza de las tradiciones religiosas y filos¨®ficas que la forman.
Europa debe aprender a aceptar la diversidad de su pasado para dominar el forzoso pluralismo de su futuro. El reduccionismo del Papa no ha contribuido precisamente a este proceso de recuperaci¨®n, y los cr¨ªticos no deber¨ªan esperar que pida disculpas sino demostrarle sencilla y razonablemente que, desde el punto de vista hist¨®rico, cient¨ªfico e incluso espiritual, est¨¢ equivocado. Ser¨ªa adem¨¢s una forma de que los musulmanes de hoy se reconcilien con la inmensa creatividad de los pensadores musulmanes europeos del pasado que, hace 10 siglos, aceptaban tranquilamente su identidad europea y que, con sus reflexiones cr¨ªticas, alimentaron y enriquecieron inmensamente a Europa y a Occidente.
Tariq Ramadan es catedr¨¢tico de Estudios Isl¨¢micos e investigador principal en Oxford. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia. ? Global Viewpoint, 2006.
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