Corresponsal en el frente ruso

Conocido entre nosotros sobre todo por su novela p¨®stuma Vida y destino, Vasili Grosman es uno de esos escritores sovi¨¦ticos que se ve obligado a compaginar la voluntad de relatar y explicar la vida de su pueblo, cuya grandeza reside en la capacidad para vivir entre la desgracia y el hero¨ªsmo, y la pura y simple necesidad de alcanzar la condici¨®n de superviviente del estalinismo. Una tarea cuya dificultad se vio incrementada por su condici¨®n de jud¨ªo. Sus dos narraciones largas, Vida y destino y Todo fluye, vieron la luz a?os despu¨¦s de la muerte de Grosman en 1964. De la primera dijo Suslov, el guardi¨¢n supremo de la ortodoxia, que habr¨ªa que esperar 250 a?os para su publicaci¨®n.

En este libro, Antony Beevor nos ofrece una amplia selecci¨®n de las notas que Grosman redacta como corresponsal en el curso de la guerra tras la invasi¨®n alemana de 1941. Servir¨¢n como materiales para su obra literaria, pero destacan en primer t¨¦rmino por ofrecer una visi¨®n de la guerra desde dentro, en la doble dimensi¨®n de las vivencias del escritor y del an¨¢lisis objetivo de la intrahistoria del conflicto.

El primer aspecto adquiere

una m¨¢xima intensidad cuando Vasili Grosman regresa a Bedichev, en plena retirada alemana, y percibe en su alma el horror del asesinato por los nazis de todos sus allegados, empezando por su madre. Es el pr¨®logo al estremecedor relato sobre el descubrimiento del campo de exterminio de Treblinka. Como contrapunto, figura el esfuerzo de los individuos que asumen la exigencia de la lucha y encarnan el silencioso hero¨ªsmo de un pueblo ruso al que todav¨ªa le esperaba la restauraci¨®n del estalinismo.

La cr¨®nica recogida a trav¨¦s de las notas escapa a las presiones que luego tendr¨¢ que sufrir por la censura al convertirse en libro. De este modo no hay motivo para borrar las escenas del brutal comportamiento de los jefes militares sovi¨¦ticos, ni de las violaciones masivas de mujeres alemanas en las ¨²ltimas semanas de la guerra. En Vasili Grosman coinciden el esp¨ªritu antibelicista y una inevitable fascinaci¨®n ante la guerra en s¨ª misma. A veces no puede soportar cuanto ha visto y eso precisamente refuerza la exigencia de contarlo, de poner ante los ojos del lector "la verdad despiadada de la guerra".