Un derrumbe que dur¨® 60 a?os

Es una obviedad, pero se olvida a menudo que se necesita una literatura contempor¨¢nea que enfrente las cuestiones esenciales de nuestra ¨¦poca: los cambios de valores, las transformaciones sociales y pol¨ªticas y las relaciones que establece cada generaci¨®n con la historia. El austriaco Arno Geiger (Bregenz, 1968), aparentemente, ha acometido su cuarta novela con este honorable e infrecuente prop¨®sito. En Todo nos va bien cuenta c¨®mo un escritor vien¨¦s, ya no tan joven, instalado c¨®modamente en la inercia de un s¨®lido bienestar heredado, se ve obligado a reflexionar sobre 60 a?os de historia familiar a trav¨¦s de los recuerdos acumulados en la villa que le ha dejado su abuela.

Philipp es un hombre muy

de nuestro tiempo que ha conseguido llegar hasta los 35 a?os sin comprometerse con nada ni nadie: su trabajo apenas le impone obligaciones; su amante, Johanna, es una mujer casada; no se ha interesado por su familia, fuera de las navidades y cumplea?os. Poseer una casa, de repente, le coloca en una situaci¨®n sumamente desagradable, le enfrenta, por un lado, con su soledad -nadie viene a echarle una mano, ni a celebrar la habilitaci¨®n del espacioso edificio- y, por otro, con un pasado ignorado, que tambi¨¦n es el suyo. Parece que la casa exuda las vivencias de sus habitantes que coagulan en d¨ªas clave de sus biograf¨ªas, desde aquel 6 de agosto de 1938, en el que sus abuelos reci¨¦n casados reciben la amenazadora visita de un cargo de los nazis austriacos, hasta el 9 de octubre de 1989, en que la octogenaria Alma refiere a su marido senil la apertura de fronteras en Hungr¨ªa, pasando por el 12 de mayo de 1955, cuando el abuelo Richard, debido a un dolor de muelas, no asiste al contrato de independencia del Estado austriaco, que ¨¦l ayud¨® a negociar con los ocupantes sovi¨¦ticos.

Todo esto es sumamente interesante. Y la destreza con la que entrelaza Geiger relatos familiares con fechas hist¨®ricas, alrededor de una meditaci¨®n acertada sobre la desintegraci¨®n de la familia, levanta las m¨¢s altas expectativas. Pero, aunque parece predestinada a dilucidar algunos puntos de inflexi¨®n de la historia de Austria, la novela se mantiene en una superficie nebulosa de alusiones y omisiones. ?Qu¨¦ pas¨® con los vecinos jud¨ªos despu¨¦s del Anschluss? ?Qu¨¦ pa¨ªs se forj¨® tras la independencia de los aliados? ?Qu¨¦ valores reivindicaba la madre antes de casarse con el hombre equivocado? Ni un comentario cr¨ªtico del abuelo ministro, de la madre luchadora y rebelde, o del padre hippy; en su lugar, mucha paja narrativa de gente ba?¨¢ndose o fumando. ?nicamente se pone en boca de la abuela Alma, el personaje m¨¢s ricamente perfilado, un an¨¢lisis, y ¨¦ste resulta a todas luces insatisfactorio: "Yo creo (...) que nos ha pasado como en un juego de tablero, cuando una ficha salta sobre otra y la anula de repente, Hitler era algo que hab¨ªa ocurrido mucho antes que Francisco Jos¨¦, y con eso se allan¨® el camino durante los a?os cincuenta, gracias a eso Austria es hoy lo que es". En este sentido, Todo nos va bien no cumple las expectativas que despierta y queda en una muy legible y entretenida novela con agudas observaciones sobre el auge y la quiebra de una familia.