The Cherry Boppers incitan a bailar con su primer disco

El quinteto bilba¨ªno The Cherry Boppers no pretende adoctrinar con ning¨²n mensaje, ni innovar en el plano musical, sino s¨®lo hacer bailar a quien le escuche. ?sta es la finalidad ultima de Dressin' the puppet (Noizpop), un estreno discogr¨¢fico "caliente, elegante, cachondo y profundo", construido sobre "ritmos claramente negroides y armon¨ªas envolventes". Lo dice Txefo K. Billy, bater¨ªa de un grupo formado hace dos a?os para ofrecer "m¨²sica negra en estado puro".

Su primer disco est¨¢ repleto de jazz funk, y no falta la influencia del groove, el boogaloo y el acid jazz. La suya es m¨²sica bailable y elaborada, aderezada con mantos de ¨®rgano, flauta y la pegada de los metales, que remite a los a?os sesenta y setenta. Un tema es de cosecha propia y el resto adaptan trabajos del saxofonista Maceo Parker, los organistas Reuben Wilson y Lonnie Smith, el guitarrista Grant Green y el soulman James Brown.

"Quer¨ªamos empezar la casa por los cimientos. Empezamos a escuchar e intentar interpretar temas m¨ªticos del jazz funk, lo que consideramos un primer paso clave. Comenzamos a trabajar en ellos y comprobamos que, aun respetando su esp¨ªritu original, les d¨¢bamos adem¨¢s una personalidad propia. No es nuestra intenci¨®n tocar s¨®lo composiciones ajenas, pero a la hora de hacer el disco consideramos que los temas elegidos eran los mejores para comenzar nuestra andadura", aclara el percusionista.

Publicar un single de vinilo de siete pulgadas figura entre los proyectos de un quinteto con "especial debilidad por la m¨²sica negra de ra¨ªz" y cuya propuesta es pr¨¢cticamente una excepci¨®n en la escena vasca.