Violadores sin castigo

Una mujer es violada en Pakist¨¢n cada dos horas, y cada d¨ªa tres mujeres se enfrentan al horror de una violaci¨®n m¨²ltiple. Como si se tratara de un rito, participan todos los miembros de la banda o del grupo que recurre a esta espantosa pr¨¢ctica para satisfacer sus instintos m¨¢s primarios o por venganza, pero no necesariamente contra la mujer, sino contra alg¨²n var¨®n de su familia. Lo m¨¢s grave, sin embargo, es que los violadores seguir¨¢n pase¨¢ndose inmunes ante sus v¨ªctimas. Ante la oposici¨®n de los radicales isl¨¢micos, el presidente Pervez Musharraf rompi¨® su compromiso de impulsar la Ley de Protecci¨®n de la Mujer y dej¨® en la estacada a decenas de millones de mujeres, sobre todo de las clases m¨¢s desfavorecidas del pa¨ªs. Son mujeres en muchos casos ignorantes que sufren el yugo del extremismo isl¨¢mico.

El Gobierno paquistan¨ª pospuso la semana pasada la presentaci¨®n en el Parlamento de un proyecto a ley que agilizaba el proceso legal para enjuiciar a los violadores. El proyecto escandaliz¨® a los partidos isl¨¢micos, que lo consideraron una blasfemia y reaccionaron con virulencia ante la propuesta de que cuestiones como el adulterio o la violaci¨®n fueran enjuiciadas por el C¨®digo Penal en lugar de por la llamada ordenanza Hudood, redactada seg¨²n criterios de la ley isl¨¢mica (shar¨ªa).

La ordenanza Hudood, promulgada en 1979 por el entonces presidente Mohamed Zia ul Haq, exige que la mujer que denuncie una violaci¨®n tenga cuatro testigos varones que corroboren los hechos. De lo contrario, puede ser acusada de adulterio, lo que la condena inmediatamente a la c¨¢rcel e incluso puede conducirla a la muerte. Evidentemente, en estas circunstancias no hay casi ninguna mujer que se atreva a denunciar a sus violadores.

La Ley de Protecci¨®n de la Mujer, fruto de la presi¨®n de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Pakist¨¢n (HRCP) y de otras organizaciones no gubernamentales de apoyo a la mujer, adem¨¢s de los Gobiernos occidentales, fue debatida durante meses con los distintos partidos que integran el Parlamento paquistan¨ª. Para conseguir su aprobaci¨®n, el Gobierno hab¨ªa aceptado tres enmiendas presentadas por la Alianza de Partidos Isl¨¢micos que casi reduc¨ªan a papel mojado la ley. Pese a ello, la retir¨® el d¨ªa de la votaci¨®n para aplacar las furias islamistas, que argumentaban que la shar¨ªa no es obra del hombre sino de Al¨¢.

El calvario que sufren las mujeres paquistan¨ªes sali¨® a la luz tras el esc¨¢ndalo de la violaci¨®n m¨²ltiple de Mujtar Mai, una maestra de 30 a?os que se atrevi¨® a denunciar la barbarie que le impuso un consejo popular. El caso de Mujtar Mai conmocion¨® a la opini¨®n p¨²blica internacional. El consejo de ancianos (Panchayat) orden¨® que Mujtar fuese violada por seis hombres en castigo por las relaciones sexuales que su hermano menor, de 12 a?os, manten¨ªa con una mujer de 30 a?os de la tribu mastoi. Los mastoi consideran una casta inferior a los guyar, tribu a la que pertenecen Mujtar y su hermano; de ah¨ª la gravedad de la falta cometida por el joven, que exig¨ªa un pago que restableciera el honor de la tribu. El propio padre de Mujtar debi¨® entregarla a sus violadores ante m¨¢s de cien testigos.

Musharraf, que pretende presentarse ante Estados Unidos, su "aliado estrat¨¦gico", como un general moderado y dem¨®crata, se manifest¨® a favor de aliviar la situaci¨®n de las mujeres. El proyecto habr¨ªa incluido la violaci¨®n en el C¨®digo Penal, aunque las enmiendas aceptadas volv¨ªan a dejar el ultraje de la mujer bajo jurisdicci¨®n isl¨¢mica. El juez pod¨ªa pasar el caso a un tribunal secular si las circunstancias lo requer¨ªan.

La retirada del proyecto de ley ha sido otro jarro de agua fr¨ªa para quienes sue?an con la democratizaci¨®n de Pakist¨¢n y culpan a Musharraf de la deriva islamista que vive el pa¨ªs. "Presume de liberal moderado y es un dictador militar", afirm¨® el jueves pasado Imran Jan, un antiguo jugador de cr¨ªquet -el deporte por excelencia de Pakist¨¢n-, que logr¨® un esca?o en el Parlamento. "Est¨¢ claro que Musharraf prefiere calmar a los extremistas antes que defender a las mujeres", declar¨® la activista Bushra Gohar.