Padua alza un muro contra un gueto
La construcci¨®n de una barrera para aislar a los traficantes de droga polariza el debate sobre la inmigraci¨®n en Italia
En Padua, no muy lejos del bell¨ªsimo centro hist¨®rico, se alza un muro met¨¢lico de 84 metros de longitud y tres de altura. Para gran parte de la derecha y para la izquierda radical, se trata de una barrera racista que forma un gueto intolerable en una zona habitada por inmigrantes. Para otros, sobre todo para el Ayuntamiento de centro-izquierda, que levant¨® la barrera a finales de agosto, el muro s¨®lo encierra a los traficantes de droga (casi todos extranjeros) y protege a los vecinos (casi todos extranjeros), mientras el barrio es reurbanizado. Entre pol¨¦micas y protestas callejeras, el muro de Padua, una de las capitales de la zona m¨¢s rica de Italia, polariza el debate sobre la inmigraci¨®n.
Para gran parte de la derecha y la izquierda radical, el muro es una separaci¨®n racista
El Ayuntamiento cree que la valla protege a los vecinos de los traficantes de droga
El muro de la calle de Anelli es un monstruo de metal gris que sugiere una situaci¨®n carcelaria dentro de las casas que se alzan detr¨¢s. Los edificios son conocidos como La Serenissima, un nombre ir¨®nico para unos inmuebles degradados hasta lo indecible. Donde se acaba el muro hay dos furgonetas de polic¨ªa. "Es un check-point, un paso fronterizo, como si fu¨¦ramos palestinos en Israel o peor, reclusos en una prisi¨®n", afirma Michael Nancy, un residente nigeriano. Paolo Manfrin, italiano, presidente de la asociaci¨®n vecinal, dice todo lo contrario: "El muro y la polic¨ªa nos dan tranquilidad y por primera vez en m¨¢s de una d¨¦cada nos atrevemos a salir sin miedo de nuestros apartamentos".
En el Ayuntamiento, dirigido desde 2004 por una coalici¨®n de centro-izquierda, se exasperan cuando se les habla del muro. "Nuestro objetivo es acabar con el mayor supermercado de la droga en el noreste de Italia y proporcionar una vida m¨¢s digna a unos inmigrantes que pagan hasta mil euros mensuales por un cuchitril de 28 metros cuadrados, sin calefacci¨®n ni agua caliente. ?Eso es discriminaci¨®n? ?Eso es racismo? En v¨ªa Anelli existe un gueto y queremos acabar con ¨¦l", proclaman.
La historia de La Serenissima, comenz¨® en los a?os setenta. Los edificios de peque?os apartamentos fueron construidos para alojar a estudiantes de la universidad local. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, sin embargo, las viviendas, de 28 metros cuadrados y rentas m¨®dicas, estaban ya ocupadas por prostitutas. Italianas al principio, inmigrantes despu¨¦s. Hacia 1995, la situaci¨®n volv¨ªa a ser distinta: las prostitutas hab¨ªan desaparecido y los apartamentos, cada vez m¨¢s degradados y m¨¢s caros, alojaban a inmigrantes legales e ilegales. Los propietarios de las viviendas descubrieron que no hacer preguntas era un gran negocio: muchos clandestinos estaban dispuestos a pagar entre 500 y 1.000 euros por un apartamento inmundo, que deb¨ªan compartir entre cuatro, cinco o seis, a cambio de que no se pidieran papeles. El siguiente paso fue la llegada de los traficantes de droga.
En 2004, cuando el centro-izquierda sustituy¨® al centro-derecha en el Ayuntamiento de Padua, el nuevo alcalde, Flavio Zazonato, militante del Partido de los Dem¨®cratas de Izquierda (ex PCI), decidi¨® que hab¨ªa que acabar con aquel tumor. Las redadas se hicieron frecuentes, pero vendedores y compradores de droga escapaban hacia las casas vecinas, lo que provocaba el p¨¢nico de sus habitantes. Se instal¨® una valla de red met¨¢lica que result¨® demasiado fr¨¢gil. Los vecinos legales de La Serenissima y los de los edificios pr¨®ximos protestaban contra una situaci¨®n infernal. El Ayuntamiento empez¨® a cerrar bloques de La Serenissima y a realojar a sus ocupantes en viviendas de renta protegida, con vistas a reformar o demoler el complejo. Hasta ahora han sido reubicadas m¨¢s de 100 personas en distintas zonas de la ciudad, y ninguna de ellas, subraya Daniela Ruffini, concejal de Urbanismo e Inmigraci¨®n, ha causado problema.
El 26 de julio, dos bandas de traficantes, una nigeriana y la otra marroqu¨ª, se enfrentaron dentro de La Serenissima. La polic¨ªa evit¨® que hubiera heridos graves. Para el alcalde, ¨¦sa fue la gota que colm¨® el vaso. Sucesivos choques de bandas en los d¨ªas siguientes le convencieron de que hab¨ªa que aislar la zona. Y orden¨® que se levantara el muro. "La barrera s¨®lo existir¨¢ hasta julio pr¨®ximo, para entonces habremos reubicado a todo el mundo y empezaremos los tr¨¢mites de reurbanizaci¨®n, expropiando si es necesario", declara la concejal de Urbanismo.
Muchos vecinos de La Serenissima se declaran aliviados, aunque, con m¨¢s dificultades que antes, siga el comercio de estupefacientes. No s¨®lo se muestran felices italianos como Paolo Manfrin. Muchos inmigrantes de origen africano reconocen que el muro y la polic¨ªa han mejorado su vida. Otros protestan, apoyados por la oposici¨®n municipal y por el Gobierno regional, de centro-derecha. El presidente del Veneto, Giancarlo Galan, de Forza Italia, habla del "Beirut de occidente" y del "nuevo muro de Berl¨ªn".
En esa batalla, el centro-derecha cuenta con aliados inusuales: grupos radicales antiglobalizaci¨®n, como Los Desobedientes, provocaron protestas violentas. El domingo pasado intentaron derribar el muro con un ariete y se enfrentaron a la polic¨ªa. Fue una batalla con peleas cuerpo a cuerpo, concluida con numerosos heridos leves y cuatro detenciones. El otro bando tampoco cede y el s¨¢bado pr¨®ximo, coincidiendo con el inicio del Ramad¨¢n, se celebrar¨¢ una manifestaci¨®n convocada por inmigrantes nigerianos, marroqu¨ªes y senegaleses, esta vez a favor del muro y contra el tr¨¢fico de droga.
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