Descortes¨ªa con un mito
El pasado, por brillante que sea, no concede a nadie, ni siquiera a Ra¨²l, un derecho vitalicio con la selecci¨®n nacional. Pero Ra¨²l s¨ª se ha ganado, y con creces, el derecho a ser despedido con honores, los que le ha negado Luis Aragon¨¦s, amparado una vez m¨¢s por una federaci¨®n invisible y sin grandeza alguna. Villar y sus coristas no pueden consentir que un seleccionador nacional no comunique personalmente una decisi¨®n de tanto calado al segundo jugador que m¨¢s veces se ha enfundado la camiseta espa?ola. Sostuvo ayer Luis que no habl¨® con ¨¦l porque Ra¨²l "no es una excepci¨®n", en una prueba m¨¢s de la falta de tacto y sabidur¨ªa de un t¨¦cnico al que nadie puede negar que forma parte de la historia excepcional del Atl¨¦tico. Ning¨²n jugador espa?ol se hubiera sentido agraviado porque Luis hubiera alertado a un capit¨¢n con 102 internacionalidades y 44 goles en la mochila. Nadie se hubiera inmolado porque vertebrara su alocuci¨®n de ayer con una catarata de elogios y agradecimientos hacia Ra¨²l, lo que revela que su decisi¨®n obedece a una ri?a personal. Luis, en un acto de filibusterismo, lo neg¨®. Pero a ¨¦l, que pasa por sabio, no se le escapa que hoy Ra¨²l no tiene la chispa de hace diez a?os, desde luego, pero s¨ª est¨¢ mejor que cuando le embarc¨® hacia Alemania. Mejor tambi¨¦n que cuando le repesc¨® al inicio del curso.
Ra¨²l, al que su insolencia ha favorecido tanto dentro del campo como le ha perjudicado fuera, se descar¨® con el seleccionador en el Mundial. No le hizo gracia que le sentara los dos primeros partidos, lo que incomod¨® a Luis, que lo vio como una muestra de desagradecimiento por parte de Ra¨²l, al que hab¨ªa convocado a sabiendas de que estaba fuera de forma por una larga lesi¨®n. Pese a todo, Luis cedi¨® e hizo titular a Ra¨²l ante Francia. De regreso de Alemania, el m¨ªster susurr¨® a sus ¨ªntimos que Ra¨²l jam¨¢s volver¨ªa a la selecci¨®n con ¨¦l al tim¨®n. Tras la decepci¨®n mundialista era un momento adecuado para homenajear al capit¨¢n y dar un vuelco a la selecci¨®n. No fue as¨ª. Luis, que hab¨ªa dejado pasar varias oportunidades para retirar a Ra¨²l, se contradijo por en¨¦sima vez: no hizo lo que predicaba y convoc¨® al capit¨¢n para un apestoso viaje a Islandia. No quer¨ªa llevarle, pero le alist¨® tambi¨¦n ante Liechtenstein e Irlanda del Norte. El mismo Luis que a la vuelta de Belfast en un margen de ocho horas dijo que se iba pero segu¨ªa antes de marcharse para poder quedarse. Todo para consuelo de la tesorer¨ªa de Villar, que en aquellos d¨ªas viv¨ªa angustiado por una repleta agenda que no le permit¨ªa ocuparse de la selecci¨®n. Como quiz¨¢ le haya ocurrido ahora, qui¨¦n sabe si desvelado por alg¨²n conflicto de poca monta en la territorial de ¨¢rbitros de alguna parroquia. Algo serio le ha debido impedir tomar nota de sus colegas de la federaci¨®n inglesa, que a la vuelta del Mundial rindieron pleites¨ªa p¨²blica a Beckham s¨®lo porque dejaba el brazalete de Inglaterra. En Espa?a, Ra¨²l ha merecido el silencio de su t¨¦cnico y la indiferencia de su presidente. Todo t¨¦cnico tiene derecho, faltar¨ªa m¨¢s, a esgrimir los argumentos deportivos que crea oportunos. Todo entrenador tiene derecho a argumentar que la falta de sinton¨ªa con un jugador puede afectar al grupo. Pero todo seleccionador tiene la obligaci¨®n de respetar la historia. Caducan los jugadores, no los mitos. ?stos, incluso con Luis y Villar de por medio, bien merecen una llamada de cortes¨ªa y unos renglones de afecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.