Maestr¨ªa

"En unos momentos os dejamos con el maestro". M¨¢s all¨¢ de la admiraci¨®n art¨ªstica, el calificativo empleado por el valenciano N¨¦stor Mir para referirse al cantante franc¨¦s y no impacientar a la audiencia no puede ser hoy en d¨ªa m¨¢s taxativo. Hasta ese momento, Mir hab¨ªa defendido en su condici¨®n de telonero la versi¨®n m¨¢s desnuda de M, el proyecto franc¨®fono al frente del cual ha conseguido dar forma al estimable ¨¢lbum (singular por estos pagos, no s¨®lo por el factor idiom¨¢tico) De l'amour ¨¤ l'ab?me. Y en el momento en el que el de Nantes irrumpe en escena y activa su caudal de voz cualquier ep¨ªteto se ve justificado. Y es que a fuerza de repetirse, puede parecer un t¨®pico: dif¨ªcilmente Dominique A ofrecer¨¢ un concierto calcado a otro. Y por descontado, dif¨ªcilmente dar¨¢ un recital mediocre o a medio gas. La soledad en escena, algo que para otros ser¨ªa una limitaci¨®n, ¨¦l la convierte en bendici¨®n gracias a su pericia en el manejo de un arsenal de pedales con los que crear un armaz¨®n de loops que multiplican los efectos de su ¨²nico instrumental, su voz y su guitarra. Y aunque es cierto que en los ¨²ltimos tiempos no suelen fallar nunca Pour la peau o Antonia (esta por obstinada aclamaci¨®n popular), la forma en que sigue retorciendo y maleando la mitad de su repertorio sin por ello rebajarlo en intensidad es m¨¢s que encomiable. Deshues¨® Tout sera comme avant para dejarla en letan¨ªa, dinamiz¨® Le courage des oiseax hasta hacerla parecer un tema bailable que podr¨ªan haber firmado The Rapture y moderniz¨® Les haute quartier de peine sin que nadie pudiera a?orar la voz de su ex compa?era Fran?oiz Breut. As¨ª se escribe la historia de este hombre, cuya obra es, casi con toda seguridad, el m¨¢s ejemplar cruce entre tradici¨®n y modernidad que ha dado la m¨²sica francesa en la ¨²ltima d¨¦cada.