Los egipcios se pintaban los ojos
Lo m¨¢s sorprendente de las medidas adoptadas por la Pasarela Cibeles es la cantidad de gente que se ha puesto en su contra. Encend¨ªa la televisi¨®n y ve¨ªa a un mont¨®n de tertulianos matizando hasta la extenuaci¨®n sobre el recorte de libertad que supone no poder estar todo lo flaca que se quiera, siguiendo probablemente la m¨¢xima de que nunca se es suficientemente delgada ni suficientemente rica. Le¨ªa la prensa, y m¨¢s o menos lo mismo, se revest¨ªa el asunto de un aire prohibicionista completamente absurdo, o de inutilidad porque la medida no acabar¨ªa con la delgadez en el mundo, olvidando que una pasarela no es una calle en medio del mundanal ruido, sino el espejo donde se mira la calle. Por fortuna, alguna voz como la de Elvira Lindo ha supuesto un alivio por lo sensata y cuerda entre tanto comentario alocado. La verdad, no entiendo por qu¨¦ tantos pa?os calientes con un sector que ha mostrado una falta de sensibilidad absoluta hacia la mujer. Los descontentos se preguntaban, por ejemplo, qu¨¦ ocurre con esas chicas, cuya delgadez es gen¨¦tica e injustamente no iban a poder desfilar. Pues lo mismo que las que se pasan media talla de los l¨ªmites impuestos por los se?ores de la moda y tampoco pueden desfilar. Unas se pasan y otras no llegan, qu¨¦ le vamos a hacer. Tambi¨¦n se han mencionado a las gimnastas, buena menci¨®n por cierto, tampoco estar¨ªa mal ver qu¨¦ ocurre con esas ni?as. Parece que la tradici¨®n, lo asentado, est¨¦ por encima del sentido com¨²n.
No se entiende el orgullo s¨²bito de las modelos que no se han dejado pesar cuando normalmente est¨¢n sometidas a una tiran¨ªa mayor y sin tope en que cada vez se les exige ser m¨¢s ni?as, m¨¢s escu¨¢lidas, m¨¢s perchas y casi dejar de existir entre las gasas que sostienen. Estas modelos han perdido la oportunidad de lanzar un gesto a cientos de chicas y tambi¨¦n chicos que las est¨¢n pasando canutas porque ans¨ªan meterse en una talla imposible. Quiz¨¢ son demasiado j¨®venes y se sienten demasiado presionadas por el miedo a no poder trabajar para comprender el alcance social de lo que representan.
Las modelos son exactamente eso: modelos, prototipos, un canon est¨¦tico que llama a la imitaci¨®n. Sus cuerpos no son inocentes, ni su forma de andar, ni de mirar. Est¨¢n cargados de deseos ajenos. Son una proyecci¨®n de miles de ensue?os y frustraciones. Es lo que tiene la moda, que es facilona, entra por los ojos y se cuela directamente en lo m¨¢s ¨ªntimo de nuestra personalidad, en el gusto. Por supuesto no vamos a culpabilizar a estas criaturas de la anorexia en el mundo, estar¨ªa bueno, pero los responsables de la moda deber¨ªan tener la humildad de reconocer que se han pasado, y que les viene bien un freno, no a la creatividad, que hacemos votos porque nos deslumbre, sino a su tiran¨ªa sobre la imagen de la mujer. No les vendr¨ªa mal hacer el ejercicio de observar su universo desde fuera, desde el mundo real. He escuchado a un dise?ador defenderse diciendo que los culpables de los llamados des¨®rdenes alimenticios de los j¨®venes son los padres, no ellos. Que no dude que el padre que tenga un problem¨®n de este calibre se pasar¨¢ el d¨ªa pregunt¨¢ndose qu¨¦ ha hecho mal.
No quer¨ªa que el tiempo corriera y que la pol¨¦mica sobre la Pasarela Cibeles quedara definitivamente sepultada sin decir algo por un m¨ªnimo de coherencia personal, puesto que me he quejado varias veces en distintos medios del espect¨¢culo preocupante que ofrecen estos desfiles en todo el mundo y del hecho llamativo de que se encontrara natural y nadie hiciera nada. El ¨²ltimo se public¨® en esta misma p¨¢gina hace unos meses. Se llamaba Velocirraptores de dise?o. Y ahora me parece justo decir que por lo menos se ha tomado una iniciativa. No conozco los intr¨ªngulis de la Pasarela Cibeles ni a quienes la dirigen, ni siquiera conozco a ning¨²n dise?ador en persona, no frecuento la alta costura. Pero, como todo el mundo, vivo presa de las tendencias y me gusta combinar bien los colores y ser original y no se me ocurre salir a la calle con zapatos de punta cuadrada cuando se lleva redonda. La moda me ayuda a sentirme mejor. Y si en m¨ª tiene influencia, no digamos en los j¨®venes marcados a fuego por multitud de detalles, desde el corte de pelo hasta los cordones de los zapatos. Todo ha sido y es moda en el mundo. De hecho, cuando pensamos en los egipcios los imaginamos con los ojos pintados de kohl, a los griegos con t¨²nicas y a los del siglo XVIII con pelucas empolvadas. Como somos as¨ª de fr¨ªvolos, llev¨¦moslo con alegr¨ªa, no con resignaci¨®n.
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