El silencio de las viudas
Agust¨ªn Romero naci¨® en Argentina, aunque toda su familia es boliviana. Tiene 41 a?os. Lleg¨® a Espa?a en septiembre de 2004, con su mujer y su hermano peque?o, Carlos ?scar, de 20 a?os, ambos bolivianos. Seis meses m¨¢s tarde, el 14 de febrero de 2005, el joven Carlos ?scar se precipit¨® al suelo desde un andamio en una obra de Maracena (Granada). Falleci¨® al instante.
Agust¨ªn se atreve a recordar aquellos negros d¨ªas. Pero la mayor¨ªa de los familiares de trabajadores fallecidos en accidentes laborales guardan silencio. Es el caso de algunas viudas contactadas por este peri¨®dico. La tragedia vivida est¨¢ demasiado fresca para rememorarla.
Agust¨ªn recuerda: "Mi hermano no llevaba arn¨¦s; el andamio estaba mal hecho y no ten¨ªa las m¨ªnimas medidas de seguridad". Eso declar¨® ante el juez que instruye las diligencias de este accidente laboral mortal. "Siento el dolor muy dentro y me mantiene vivo ¨²nicamente que su muerte no sea en vano", confiesa Agust¨ªn con evidentes s¨ªntomas de amargura por los testimonios "falsos" que ha escuchado, "las amenazas" que dice haber recibido y el olvido en el que teme que caiga la muerte de su hermano.
Agust¨ªn ha emprendido una batalla judicial contra los propietarios de Robles y Santiago, SL, la empresa en la que ¨¦l y su hermano trabajaban, sin contrato, sin seguro y con un sueldo que apenas llegaba a los 700 euros mensuales con una jornada de trabajo de 12 horas de lunes a s¨¢bado. "Este empresario abusa de la necesidad de muchos inmigrantes", denuncia. Y a?ade: "Ha mentido porque en principio dijo que mi hermano no estaba contratado y que se subi¨® sin permiso al andamio para pedir trabajo. Luego admiti¨® que trabajaba para ¨¦l, pero que nadie autoriz¨® a mi hermano a subir".
Agust¨ªn afirma que no han recibido ninguna indemnizaci¨®n por esta fatal p¨¦rdida. "Ni siquiera hemos recuperado sus pertenencias, como su ropa o su billetera. Han desaparecido y nadie las ha entregado ni a la polic¨ªa ni al juzgado", se lamenta Agust¨ªn, quien denuncia que fue otro trabajador, enviado por la empresa, quien le comunic¨® la muerte de su hermano cuatro horas despu¨¦s del siniestro y con el mensaje expl¨ªcito del empresario de que deb¨ªa contar la versi¨®n de la empresa. "Los compa?eros de trabajo no han dicho la verdad. Est¨¢n asustados. Declararon lo contrario de lo que dije yo, porque el empresario les ha obligado a decir lo que ¨¦l quiere, para que parezca que el ¨²nico culpable de su muerte es mi propio hermano", sostiene Agust¨ªn.
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