La 'movida' orquestada

Pese a que este tipo de proyectos pueden quedar o bien sublimes o bien pat¨¦ticos, lo cierto es que el evento, producido en el teatro Monumental de Madrid y celebrado anteanoche, que reuni¨® a La Frontera, Glutamato Ye-Y¨¦, Mam¨¢, Germ¨¢n Coppini, Los Secretos, La Uni¨®n y Nacha Pop sobre un escenario junto a la impecable Orquesta de RTVE, ofreci¨® un saldo razonablemente positivo si se tiene en cuenta que, al no haber sonido exterior, el p¨²blico asistente no pudo gozar de lo que se supone se estaba grabando en audio.

Entre la audiencia abundaban los coet¨¢neos de los grupos. Era imposible, pues, sustraerse a cierto sentimiento de nostalgia que comienza a aburrir tanto como aburr¨ªa aquel del que tambi¨¦n abusaron los de la generaci¨®n de los sesenta.

En lo musical se evidenci¨®, en primer lugar, que todas las canciones que sonaron perduran en el tiempo por derecho, incluidas las que a priori parec¨ªan menos oportunas: las de Glutamato Ye-Y¨¦. El desenfado de su vocalista, el entra?able I?aki, y la falta de correcci¨®n pol¨ªtica del guitarrista Patacho, que se atrevi¨® a saltarse el gui¨®n y a pedir al p¨²blico m¨¢s ayuda real a los desfavorecidos y menos tirarse el farol al respecto, hicieron que uno de los componentes esenciales de la movida -su naturalidad iconoclasta- aflorara en una iniciativa que parec¨ªa ya de entrada capada por ese molesto e insistente empe?o en que todo sea perfecto y conveniente. La mejor voz de la noche fue la de Germ¨¢n Coppini, uno de los pocos crooners que tenemos en Espa?a y que envolvi¨® en terciopelo vocal las canciones Malos tiempos para la l¨ªrica y No mires a los ojos de la gente.

Entremedias de los artistas, la orquesta toc¨® arreglos orquestales de algunas canciones que marcaron los ochenta: Perlas ensangrentadas, de Alaska y Dinarama, y Cuatro rosas, de Gabinete Caligari. A la orquesta la acompa?aba un grupo con algunos de los mejores m¨²sicos de sesi¨®n de todo el pa¨ªs.

De entre los invitados cabe destacar la elegancia apasionada de Javier Andreu, solista de La Frontera; la calidad de Jos¨¦ Mar¨ªa Granados y sus canciones siempre perfectas, y, c¨®mo no, la delicadeza instrumental y la calidad que atesoran los temas de Los Secretos, un grupo que ya prob¨® en su d¨ªa a combinar su rock de ra¨ªz californiana con los instrumentos de la m¨²sica seria. Magn¨ªficas fueron las lecturas de Ojos de gata y D¨¦jame. La Uni¨®n tambi¨¦n mostr¨® que sus temas poseen en su base un esquema cl¨¢sico que facilita su orquestaci¨®n. Por ello, Sildavia son¨® con una grandiosidad que recordaba las pretensiones est¨¦ticas de los nuevos rom¨¢nticos.

Naturalmente, el punto ¨¢lgido del concierto lo constituy¨® la actuaci¨®n de Nacha Pop en formato tr¨ªo m¨¢s grupo de acompa?amiento y orquesta. El cari?o que se le mantiene a un Antonio Vega de aspecto cada vez m¨¢s espectral rebasa todo lo imaginable. Y la simpat¨ªa de Nacho Garc¨ªa Vega, co-productor musical del evento, puso ese contrapunto fresco que a Antonio siempre le vino tan bien. El final, c¨®mo no, correspondi¨® a una interpretaci¨®n de Chica de ayer que levant¨® al p¨²blico de sus butacas. Los ochenta a¨²n colean.Todas las canciones que sonaron perduran en el tiempo por derecho