La hora del estudiante universitario
Los alumnos piden participar en el dise?o de las nuevas carreras y advierten del riesgo de que sean "t¨ªtulos de segunda"
Le han situado en el centro de las futuras metodolog¨ªas docentes, se le pretende dar m¨¢s autonom¨ªa y hacerle protagonista de su proceso de formaci¨®n. Sus resultados ser¨¢n presumiblemente uno de los principales criterios de calidad a los que se condicionar¨¢ la financiaci¨®n de los campus. El alumno universitario ocupa, al menos sobre el papel, un puesto preferente en la universidad del futuro, la que resultar¨¢ en los pr¨®ximos cuatro a?os del proceso de cambios que traer¨¢ consigo la adaptaci¨®n a Europa de los estudios Superiores. En Espa?a se tramita la reforma de la Ley de Universidades (LOU), se dise?an nuevos planes de estudio, nuevos m¨¦todos docentes y se ensayan otras formas de financiaci¨®n universitaria... Pero, ?c¨®mo afrontan ellos los cambios? Las principales asociaciones estudiantiles responden a esta pregunta.
FAEST "Debemos participar en el dise?o de los t¨ªtulos"
A los alumnos de las carreras de Humanidades, como C¨¦sar Luena, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Estudiantes (FAEST), les quit¨® un peso de encima el anuncio de que el ministerio no har¨ªa un cat¨¢logo de t¨ªtulos, con el consiguiente riesgo de que se perdiesen algunas carreras. Ser¨¢n las universidades, seg¨²n la reforma de la LOU, las que dise?ar¨¢n sus propios t¨ªtulos. "Eso s¨ª, ser¨ªa un error que las universidades s¨®lo contasen con los jefes de departamento y con los decanatos para dise?ar las carreras, tienen que participar todos los miembros del claustro y los estudiantes", asegura Luena.
A la estructura de Grados (carreras de cuatro a?os, que sustituyen a licenciaturas y diplomaturas) y posgrados, le pone dos objeciones. "Hay que asegurar que el t¨ªtulo de Grado tenga prestigio suficiente para acceder al mercado laboral y tiene que haber una fuerte pol¨ªtica de becas para pagar los m¨¢steres (Posgrados) de especializaci¨®n".
Tambi¨¦n se?ala los riesgos del cambio en los m¨¦todos docentes: "Los proyectos piloto hasta ahora no se han aplicado bien. El cambio depende de los profesores, porque los alumnos que llegan en primero pueden adaptarse perfectamente a cualquier m¨¦todo nuevo. Son los profesores los que tienen que entender que la hora de la tutor¨ªa es para atender a los alumnos y no la hora del caf¨¦".
SINDICATO DE ESTUDIANTES "Sin m¨¢s financiaci¨®n, todo se quedar¨¢ en palabras"
Aunque admite que hacer un primer curso com¨²n para todas las carreras del mismo ¨¢rea (humanidades, ingenier¨ªas...) es una buena idea para frenar el abandono de los alumnos, que llega al 30%, Juan Jos¨¦ L¨®pez, secretario general del Sindicato de Estudiantes, cree que el sistema de Grados y Posgrados crear¨¢ titulados "de primera y de segunda". "Lo que va a ocurrir es que el Grado no va a servir para encontrar trabajo, las empresas van a pedir a los aspirantes el t¨ªtulo m¨¢ster. Y los precios de los m¨¢steres [entre 840 y 1.440 euros, seg¨²n la ¨²ltima propuesta del ministerio] no los podr¨¢ pagar todo el mundo", asegura.
Tambi¨¦n crear¨¢ universidades "de primera y de segunda" la financiaci¨®n vinculada a la calidad, considera L¨®pez. "Ser¨¢ un c¨ªrculo vicioso. Los campus que ahora ya tienen prestigio, ir¨¢n a mejor, y los que ahora tienen dificultades, a peor".
En cuanto al cambio de las metodolog¨ªas docentes -m¨¢s autonom¨ªa en el aprendizaje, introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, evaluaci¨®n continua-, "suena muy bien", dice, "pero nos recuerda demasiado a los principios de la LOGSE [ley de educaci¨®n no universitaria aprobada en 1990, hoy derogada]. Buenas palabras que no ser¨¢n m¨¢s que eso si no hay m¨¢s inversi¨®n. Nosotros pedimos que se invierta en universidades el 2% del PIB [ahora est¨¢ en torno al 1%]. En Europa, el 40% de los universitarios est¨¢ becado. En Espa?a, el porcentaje es alrededor del 16%", asegura.
UNI?N DEMOCR?TICA DE ESTUDIANTES "No hay que menospreciar los m¨¦todos tradicionales"
"Las nuevas t¨¦cnicas de los profesores para impartir clase est¨¢n muy bien, pero lo que no se puede es dejar de lado, infravalorar, como est¨¢ haciendo el ministerio, las t¨¦cnicas tradicionales, la clase magistral", opina ?lvaro Vermoet, presidente de la Uni¨®n Democr¨¢tica de Estudiantes.
Esta asociaci¨®n rechaza la creaci¨®n de un primer curso com¨²n en cada ¨¢rea de conocimiento, que intenta, asegura, remediar "una educaci¨®n secundaria insuficiente" y que situar¨¢ a los universitarios espa?oles en una situaci¨®n de desventaja frente al resto de europeos, que adquieren esos conocimientos comunes ya en bachillerato. Por eso, proponen que la educaci¨®n obligatoria llegue s¨®lo a los 14 a?os (ahora es hasta los 16) y que la etapa de 16 a 18 a?os pueda dividirse en las cinco ¨¢reas de conocimiento que propone el ministerio para la universidad. S¨ª encuentra acertado, por el contrario, que se vincule la financiaci¨®n de las universidades a la calidad, aunque sin dejar de lado a los campus con m¨¢s dificultades. "En EE UU, las universidades que reciben evaluaciones negativas, reciben recursos extra el a?o siguiente. Eso s¨ª, si no mejoran, pierden esas ayudas", explica Vermoet. Adem¨¢s, recuerda que para percibir una beca, se tiene en cuenta la renta del alumno, "pero tambi¨¦n sus resultados acad¨¦micos".
CANAE "La ley de la hipocres¨ªa"
"Cuando se aprob¨® en 2000 la Ley Org¨¢nica de Universidades, toda la comunidad educativa se puso en contra del Gobierno del PP. Ahora, que se ha aplicado, la reforma que hace el Gobierno del PSOE no cambia las cosas que entonces parec¨ªan estar mal, como el m¨¦todo de elecci¨®n del rector o la reducci¨®n a la mitad de la participaci¨®n de los estudiantes en los consejos de gobierno", se queja Ra¨²l Almarcha, vicepresidente de la asociaci¨®n estudiantil Canae.
Tambi¨¦n le preocupa el cr¨¦dito europeo (horas de formaci¨®n) que habla de tiempo de clase y de estudio del alumno. "Estamos hablando de estudiantes a tiempo completo, de unas 86 horas semanales, imposibles de cumplir para los universitarios que han de compaginar su formaci¨®n con un trabajo remunerado [lo hace el 24,7% del alumnado]. Esto crear¨¢ alumnos de primera y de segunda, dependiendo de su capacidad econ¨®mica", asegura.
Tampoco cree que sea una buena idea hacer ese primer curso com¨²n. "Nos estamos cargando el principio de especialidad que ten¨ªan nuestras carreras. Por ejemplo, en Enfermer¨ªa, esta especializaci¨®n era muy valorada para encontrar trabajo en cualquier pa¨ªs de Europa".
LAS CLAVES DE LOS CAMBIOS
Los t¨ªtulos de Grado sustituyen a las licenciaturas y diplomaturas. Constar¨¢n de 240 cr¨¦ditos (cuatro a?os).
Las universidades dise?ar¨¢n los planes de estudio de cada carrera ateni¨¦ndose a las directrices del Gobierno sobre cada ¨¢rea (Artes y Humanidades; Ciencias; Ciencias de la Salud; Ciencias Sociales y Jur¨ªdicas; e Ingenier¨ªa y Arquitectura). Una vez aprobados los planes por el ministerio y las comunidades aut¨®nomas, la carrera engrosar¨¢ el Registro de Titulaciones oficiales.
El primer curso ser¨¢ com¨²n en las titulaciones de la misma ¨¢rea, para que los alumnos puedan cambiar de carrera sin problema, y reducir as¨ª el porcentaje de abandono, del 30%.
Despu¨¦s de dos cursos (120 cr¨¦ditos) el alumno recibir¨¢ un certificado de estudios que acredita la formaci¨®n acad¨¦mica recibida.
Los posgrados se dividen en m¨¢steres oficiales de especializaci¨®n profesional y doctorados de especializaci¨®n acad¨¦mica.
El Gobierno ha propuesto que la financiaci¨®n de las universidades se vincule a su calidad. Uno de los criterios de calidad ser¨¢ el resultado de los alumnos (porcentaje de alumnos que terminan la carrera en cuatro a?os, los que consiguen trabajo un a?o despu¨¦s de graduarse o su movilidad).
El Gobierno propone, para mejorar la calidad de la educaci¨®n, potenciar la participaci¨®n activa de los estudiantes con tutor¨ªas, o seminarios para grupos reducidos, con clases pr¨¢cticas o trabajos dirigidos y con un profesor que, en lugar de limitarse a dar la lecci¨®n, proponga objetivos a sus estudiantes, les ayude a corregir las desviaciones y eval¨²e continuamente el proceso de aprendizaje.
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