La lecci¨®n de la astrof¨ªsica
Recientemente se ha celebrado, en Barcelona, la VII Reuni¨®n Cient¨ªfica de la Sociedad Espa?ola de Astronom¨ªa (SEA). Por primera vez en estas reuniones bienales el nivel de los trabajos presentados no ha superado con creces el de la edici¨®n anterior. Pero este hecho, lejos de ser preocupante, refleja precisamente el buen estado de salud de la astrof¨ªsica espa?ola: su crecimiento empieza a ralentizarse debido a que, como muestran todos los indicadores, ha alcanzado la madurez. Esta situaci¨®n in¨¦dita en el panorama cient¨ªfico de nuestro pa¨ªs bien merece un breve comentario.
En veinte a?os la astrof¨ªsica espa?ola ha pasado de ser meramente testimonial a ser altamente competitiva en lo internacional. El n¨²mero de astr¨®nomos espa?oles se ha multiplicado por diez y, aunque no ha alcanzado todav¨ªa la proporci¨®n respecto al n¨²mero de habitantes que se da en otros pa¨ªses, su producci¨®n cient¨ªfica -medida en n¨²mero de trabajos publicados al a?o en revistas internacionales de la especialidad- se acerca al 6% de la producci¨®n mundial, el valor m¨¢s elevado de entre todas las ciencias y tres puntos por encima de la media. Esto hace que Espa?a ocupe, en lo que a la astrof¨ªsica se refiere, el octavo puesto mundial, o sea, el lugar que le corresponde por su PIB, lo cual no est¨¢ nada mal. De hecho, la convergencia en materia cient¨ªfica es mucho m¨¢s de lo que cabe esperar, dado el exiguo presupuesto dedicado en nuestro pa¨ªs, hasta la fecha, a la ciencia y tecnolog¨ªa y, por otro lado, el nivel tan bajo desde el que part¨ªamos.
?Qu¨¦ tiene pues de especial la astrof¨ªsica? Sin duda su car¨¢cter internacional. Por razones obvias, la ciencia es una de las actividades humanas que m¨¢s necesitan el intercambio de informaci¨®n entre quienes la cultivan. De ah¨ª que apenas se desarrolle en peque?os ¨¢mbitos encerrados en s¨ª mismos y que florezca r¨¢pidamente cuando se abre al exterior. No es, pues, de extra?ar que el desarrollo de la ciencia y tecnolog¨ªa en Espa?a en los ¨²ltimos a?os se deba, en gran medida, al esfuerzo de un par de generaciones de investigadores espa?oles que emigraron al extranjero para completar su formaci¨®n y, salvando todas las dificultades, volvieron a casa donde crearon sus propios equipos.
Pues bien, el contacto fruct¨ªfero con investigadores extranjeros ha sido particularmente intenso en algunos campos debido a las caracter¨ªsticas de la investigaci¨®n que les es propia. ?ste es el caso, por ejemplo, de la f¨ªsica de altas energ¨ªas y la astrof¨ªsica. En estas disciplinas la investigaci¨®n requiere grandes instalaciones extremadamente costosas que s¨®lo pueden sufragarse a trav¨¦s de grandes consorcios internacionales como el CERN o la ESA, a los que Espa?a pertenece desde hace tiempo y en los que participan cient¨ªficos de muy diversa procedencia. Por si esto no fuera poco, razones de ¨ªndole climatol¨®gico-orogr¨¢fica han llevado a que se concentrasen en territorio espa?ol los mayores observatorios astron¨®micos de Europa. Esto ha hecho que los intercambios con investigadores de todo el mundo se dieran, en el caso de la astrof¨ªsica, in situ por esta otra v¨ªa. Los distintos Gobiernos han sabido aprovechar la oportunidad que esto abr¨ªa y han cuidado el desarrollo de esta disciplina, invirtiendo incluso en costosa infraestructura astron¨®mica a fin de mantener, sino aumentar, el atractivo de nuestro pa¨ªs para los astrof¨ªsicos de todo el mundo y aprovechar, a su vez, el retorno tecnol¨®gico que representa la construcci¨®n de instalaciones cient¨ªficas punteras. As¨ª, pronto se inaugurar¨¢ en la isla de La Palma el mayor telescopio del mundo, el famoso GTC (Gran Telescopio Canarias), sufragado con capital casi exclusivamente espa?ol.
Pero ni siquiera el GTC garantiza la internacionalizaci¨®n indefinida de la astrof¨ªsica espa?ola. Por eso, los astr¨®nomos espa?oles, con la SEA a la cabeza, no hemos parado de pedir la entrada de Espa?a en el European Southern Observatory (ESO), el gran consorcio astron¨®mico europeo en el que participan, en r¨¦gimen de competici¨®n abierta, todos los grandes pa¨ªses de la UE. Por fin el Gobierno se ha hecho eco de esta demanda; tan s¨®lo cierta descoordinaci¨®n entre ministerios est¨¢ retrasando este acontecimiento tan esperado, que bien seguro marcar¨¢ el futuro de la astronom¨ªa en nuestro pa¨ªs. Precisamente las grandes oportunidades que se abren con el GTC y la entrada en ESO, as¨ª como los retos que ello supone para la astrof¨ªsica espa?ola, han sido ampliamente debatidos en Barcelona. Una cosa ha quedado clara: a la astrof¨ªsica le sienta bien la apertura al exterior.
Eduard Salvador Sol¨¦ es catedr¨¢tico de Astrof¨ªsica en la Universidad de Barcelona y ex presidente de la Sociedad Espa?ola de Astronom¨ªa.
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