?Ahhhhhhhh!
Crujir de dientes y tirones de pelos. Acaba de esfumarse uno de los ¨²ltimos alicientes que me quedaban para ahorrar. Ver¨¢n, me hab¨ªa apuntado -a largo t¨¦rmino: antes he de rematar la hipoteca- al turno de turistas animosos que desean pasar una temporada en la Estaci¨®n Espacial Internacional (EEI). Resulta caro, ya lo s¨¦, unos veinte millones ignoro si de rublos o de euros, pero pensaba yo que merec¨ªa la pena. Te colocas ah¨ª arriba y te olvidas de aqu¨ª abajo. Ves el planeta Tierra desde la distancia, pasas una semana adelgazando porque s¨®lo comes p¨ªldoras y, adem¨¢s, cuando te devuelven a suelo firme te regalan unas ligas antitensi¨®n sangu¨ªnea.
Pero hay m¨¢s. Y lo que hay es que gran parte de lo que han le¨ªdo en el p¨¢rrafo de arriba es falso. No me refiero a los veinte millones ni a las ligas. Se trata de una trola de car¨¢cter primigenio o fundacional, el tipo de patra?a que te hace polvo el viaje y por el que lamentas no haber le¨ªdo la letra peque?a del contrato antes de firmarlo.
Y es que la Tierra o este mundo cruel se ven desde la EEI de lejos y tambi¨¦n de cerca (escrito en cursivas de escalofr¨ªos, no te digo m¨¢s). Seg¨²n el cosmonauta Vinogradov ha declarado en el curso de una conferencia de prensa en la Ciudad de las Estrellas, Mosc¨², "toda manifestaci¨®n negativa de las acciones humanas, sobre todo las operaciones militares, son visibles inmediatamente desde el espacio". Tanto, que les hacen fotos. ?ltimamente pasaron muchos ratos fotografiando con detalle la guerra del L¨ªbano, f¨ªjate qu¨¦ bien. Aqu¨ª el planeta hecho un delirio y ellos tomando instant¨¢neas para el ¨¢lbum. Mareas negras, incendios. No se privan. Y ni siquiera pertenecen a la ONU y su c¨ªrculo de parip¨¦s. Pueden gozar del espect¨¢culo sin responsabilidades ni culpa. A poco que afinen el ojo hasta pueden ver c¨®mo se organiza una especulaci¨®n urban¨ªstica en Villanueva de la Ca?ada o c¨®mo se visti¨® Aznar de Profesor Honoris Causa de Harry Potter para tronar contra el "fascismo isl¨¢mico", esa cosa cuya una mitad sabe y cuya otra no conoce.
Si alguna vez me ven hablando sola y dirigiendo el dedo medio hacia arriba no crean que me he vuelto loca: trato de ser inmortalizada desde el espacio.
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