El herrero 'high tech'
Invent¨® la fachada de m¨®dulos reemplazables, el elemento constructivo precursor de los muros cortina con los que se forran los edificios acristalados. Traslad¨® el lenguaje formal de los coches al mobiliario y sus hallazgos est¨¢n hoy en la base de la arquitectura de proyectistas como Renzo Piano o Norman Foster. Jean Prouv¨¦ (Par¨ªs, 1901-Nancy, 1984) se adelant¨® al high tech. Herrero de formaci¨®n, dise?¨® como un ingeniero. Pero no le gustaba la palabra dise?o. Prefer¨ªa definirse como constructor. Tal vez por eso, su aportaci¨®n estaba m¨¢s presente en las fachadas de muchos edificios de Par¨ªs que en las escasas l¨ªneas que le dedicaban las historias de la arquitectura. ?ltimamente, proyectistas como el japon¨¦s Shigeru Ban, que tambi¨¦n utiliza los muebles como apoyo, lo han devuelto a la luz. Una exposici¨®n en el Vitra Design Museum y la edici¨®n del mayor estudio hasta la fecha sobre el personaje y su obra, Jean Prouv¨¦. La po¨¦tica del objeto t¨¦cnico, lo reivindican ahora. Se reordenan sus ideas como inventor, sus apuntes como profesor, sus innovadores dise?os y sus m¨¦todos constructivos. Pero adem¨¢s afloran varios lados del personaje: desde el pol¨ªtico -colabor¨® con la Resistencia fabricando carburadores de madera y termin¨® siendo alcalde de Nancy- hasta el profesor -durante trece a?os imparti¨® lecciones legendarias en el Conservatorie Nacional des Arts et M¨¦tiers de Par¨ªs animando a sus alumnos a desechar c¨¢nones y libros y a decidir y experimentar por s¨ª mismos lo qu¨¦ era una obra maestra-. Los nuevos ensayos redescubren tambi¨¦n al empresario que fue antes de convertirse en dise?ador y sus dificultades para mantenerse en un mercado trascendente, pero, entonces, todav¨ªa incipiente. Aparece, finalmente, el cr¨ªtico de arquitectura que consideraba antinatural que la vivienda durara m¨¢s de treinta a?os, que no entend¨ªa que uno estuviera obligado a vivir como sus padres y que, en 1971, presidi¨® el jurado que eligi¨® a dos treinta?eros, Renzo Piano y Richard Rogers, para levantar el Centro Pompidou.
Bruno Reichlin, el comisario
de esta exposici¨®n, ha afirmado que Jean Prouv¨¦ era la persona "detr¨¢s de muchos triunfos ajenos". Adem¨¢s, explic¨® su talante como una obsesi¨®n por simplificar las cosas. "El aislamiento es la enfermedad de los arquitectos", dej¨® escrito ¨¦l, que sac¨® muchas de sus ideas para construir muebles de las carrocer¨ªas de los autom¨®viles. Prouv¨¦ estaba cerca de los ingenieros como Pier Lugi Nervi, que trabajaban con un pie en la naturaleza y otro en la l¨®gica. Precisamente la admiraci¨®n por la belleza de la l¨®gica le llev¨® a trabajar con Le Corbusier y a dise?ar las cocinas y las escaleras de la Unit¨¦ d'Habitation, en Marsella. La amistad con Le Corbusier lo empujar¨ªa, diez a?os despu¨¦s de la muerte del arquitecto, a levantar el campanario de la capilla de Ronchamp, concluyendo as¨ª el trabajo de su amigo.
"Mi padre no ten¨ªa m¨¢s for
maci¨®n que el trabajo y con frecuencia se preguntaba si teniendo una educaci¨®n hubiera sabido ver lo que vio", record¨® su hija Catherine en la inauguraci¨®n de la muestra. Prouv¨¦ se form¨® como herrero y esa manera pr¨¢ctica de trabajar -hacer en lugar de dibujar- marcar¨ªa sus intereses. Buscaba soluciones y la mejor era siempre la m¨¢s sencilla, la m¨¢s econ¨®mica, la m¨¢s liviana. Esa b¨²squeda lo convirti¨® en inventor: de la fachada modular a la junta de neopreno, de las escuelas itinerantes a las viviendas prefabricadas. Y lo empuj¨® a relacionarse con personajes con vocaci¨®n casi revolucionaria y hoy, sin embargo, casi olvidados. El cat¨¢logo de la exposici¨®n redescubre esas historias peque?as, como la relaci¨®n con el madrile?o Rafael Laoz de la Fuente, que hab¨ªa inventado un sistema constructivo, M¨®dulo Hele, que Le Corbusier compar¨® en importancia a sus ideas de los a?os veinte y treinta.
"No deber¨ªa dibujarse nada que no se pueda construir", inculc¨® Prouv¨¦ a sus alumnos. Ense?aba que no hab¨ªa diferencia entre construir un mueble o una casa. Y predicaba que dise?ar era un negocio muy serio: "Tiene que ver con la eternidad. Con la voluntad de hacer algo que dure para siempre". Tal vez por eso las formas de sus sillas eran estrictas, pero no rectil¨ªneas. Segu¨ªan los trazos ergon¨®micos del cuerpo y la naturaleza, pero sin recrearse. As¨ª, Bruno Reichlin afirma que "las sillas de Prouv¨¦ son todo m¨²sculo". Y ¨¦l mismo sol¨ªa calificar el estilo m¨¢s como una flaqueza humana que como un ideal. Las viviendas prefabricadas, la otra gran aportaci¨®n del personaje, eran para Prouv¨¦ un tema meramente econ¨®mico. De nuevo una cuesti¨®n de l¨®gica. Defend¨ªa que el ladrillo era el primer elemento prefabricado y que no querer evolucionar hacia una mayor prefabricaci¨®n era un retraso. "Constructivamente nos hemos quedado atr¨¢s. No se entiende que una vivienda se construya en dos a?os y un coche en dos horas", dijo. Sab¨ªa de qu¨¦ hablaba. En 1936 hab¨ªa levantado en tres meses la estructura met¨¢lica para sujetar un aer¨®dromo. "Era tan ligero", explic¨® a?os m¨¢s tarde a sus alumnos, "que se lo llevaron los alemanes".
Jean Prouv¨¦. La po¨¦tica del objeto t¨¦cnico. Vitra Design Museum. Charles-Eames-Str., 1. Weil am Rhein (Alemania). Hasta el 28 de enero de 2007.
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