El env¨¦s de los mitos
Aunque sin el t¨ªtulo casi funeral de "poes¨ªas completas", el volumen Poes¨ªa (1980-2005), de Luis Garc¨ªa Montero, permite percibir la escritura del autor como un todo congruente en el que se resuelve un empe?o creativo que ha dejado atr¨¢s el cuarto de siglo. Al d¨ªa de hoy, no procede reducir a Garc¨ªa Montero a su condici¨®n de representante m¨¢ximo de una corriente art¨ªstica, aplaudida o denostada, pero en todo caso dominante en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo pasado. Lo que la aparici¨®n de este volumen propicia y exige es aquilatar su entidad como poeta individual, y, ya en segundo t¨¦rmino, ponderar su capacidad para abrir senderos que otros han recorrido.
Con El jard¨ªn extranjero
POES?A (1980-2005)
LUIS GARC?A MONTERO
PR?LOGO DE JOS?-CARLOS MAINER
TUSQUETS. BARCELONA 2006
680 P?GINAS. 25 EUROS
LOS DUE?OS DEL VAC?O
LA CONCIENCIA PO?TICAL ENTRE LA PERPLEJIDAD Y LOS V?NCULOS.
LUIS GARC?A MONTERO
TUSQUETS. BARCELONA 2006
P?GINAS 248. 17 EUROS
(1983; Premio Adonais 1982), el autor cerraba una primera etapa de conformaci¨®n de su mundo. La hab¨ªa inaugurado Y ahora ya eres due?o del Puente de Brooklyn (1980), que aqu¨ª se integra al final del volumen en la secci¨®n Adem¨¢s, junto a otras colecciones laterales. Tristia (1982; en colaboraci¨®n con ?lvaro Salvador) daba un paso decidido desde las mitolog¨ªas neovanguardistas de violencia urbana y novela negra de su libro juvenil a la indagaci¨®n sobre el soporte ideol¨®gico del sujeto. La distinci¨®n entre la confesi¨®n y el artificio en que para Garc¨ªa Montero consiste la poes¨ªa no supuso una renuncia a plasmar la intimidad, sino que habilit¨® para ella un entorno sedicentemente realista y normalizado, y una est¨¦tica lejana al idealismo intemporal. El poeta dio a la luz su particular cancionero amoroso en Diario c¨®mplice (1987), y en Las flores del fr¨ªo (1991) respondi¨® al desaf¨ªo de un mundo cuya mutaci¨®n acelerada, visible en el desmoronamiento comunista y las proclamas del fin de la historia, lo dejaba desguarnecido de los viejos t¨®picos y las socorridas muletas ideol¨®gicas y morales. Ello le exigi¨® correlativamente modificar el rostro del sujeto po¨¦tico tradicional, fruto de lo cual fueron Habitaciones separadas (1994) y Completamente viernes (1998), dos episodios de este proceso, en su vertiente amorosa. Este ¨²ltimo libro evidenciaba el desv¨ªo de las facilidades elegiacas y de la atracci¨®n por el abismo, para optar por una entonaci¨®n a las veces dionisiaca y jubilosa. Frente a las certezas monol¨ªticas que hacen pasar la intransigencia por una radicalidad de buena ley, La intimidad de la serpiente (2003) sentaba sus reales en esa tierra de nadie, y por ello de todos, donde un yo fluctuante asum¨ªa el cambio de piel para mantener el rigor no de la verdad, sino de su b¨²squeda, y consegu¨ªa as¨ª expresar el estupor ante un universo en construcci¨®n. El espejo que nos devuelve la imagen de ese universo no es otro que la conciencia donde se encuentran el yo ensimismado y los valores colectivos con que ese yo opera. Dicho (y hecho) con las maneras de un maestro.
Sobre esa vinculaci¨®n entre
el c¨ªrculo ¨ªntimo del yo y la condici¨®n gregaria del hombre que habita un espacio de hombres versa el ensayo Los due?os del vac¨ªo. En la consideraci¨®n renacentista del hombre a medio camino entre la irracionalidad y lo divino, Garc¨ªa Montero ha rehuido un concepto de la intimidad que se afirma frente a las pautas comunes. De similar manera Montaigne, en un sentido jer¨¢rquico, cre¨ªa que quienes pretenden liberarse del lastre humano no ascienden al escal¨®n de los ¨¢ngeles, sino que descienden al de las bestias. En la propuesta del poeta, la identidad es un descubrimiento del yo ubicado en lo ajeno, la tierra comunal. As¨ª las cosas, los poetas que han desescombrado el territorio de los dogmas terminan por ser due?os del vac¨ªo: se?ores de un mundo donde trabaja una conciencia "entre la identidad y los v¨ªnculos"; o, si se quiere, entre el yo resquebrajado al que lo ha reducido la tormenta de la Modernidad, y el sistema de interferencias logrado por una cosmovisi¨®n ilustrada en que la idea del progreso no ha sido definitivamente expulsada del jard¨ªn del logos. A esa paradoja alud¨ªan sus anteriores ensayos sobre Alberti, Lorca, Cernuda o B¨¦cquer, autores a los que vuelve ahora. Uno de aquellos ensayos, La palabra de ?caro (1997), concretaba la contradicci¨®n de quien da con sus alas en el suelo a fuer de querer escapar de la red del pensamiento racional. Los poetas a los que Garc¨ªa Montero aplica su mirada desveladora en Los due?os del vac¨ªo son otras tantas facetas del hombre fragmentado que ha descubierto el env¨¦s de los mitos y la fragilidad de los consuelos; o, como escribe en su pr¨®logo, "el ¨®xido de sus nostalgias y de sus utop¨ªas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.