Inseguridades
Llevamos unos d¨ªas sumergidos de nuevo en el tema de la inseguridad en Barcelona. "Guerrilla urbana", "Frente contra los v¨¢ndalos", son algunos de los titulares con que han adornado estos d¨ªas sus portadas numerosos medios de comunicaci¨®n. Y vamos pasando de esta forma de la an¨¦cdota a la categor¨ªa. Leemos en La Vanguardia: "El Ayuntamiento ha sido demasiado permisivo" (Xavier Trias); "En Barcelona hay un efecto llamada a los radicales" (Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz). Y en medio de las dos declaraciones, una nota nos informa de que "una pelea en un tren acaba con destrozos", sin que sepamos a ciencia cierta si los juerguistas que pasaron de la fiesta al gamberrismo ferroviario tienen algo que ver con los lanzacoheteros de hace unos d¨ªas. La guinda en esta forma de utilizaci¨®n abusiva de los incidentes del pasado s¨¢bado y de esta ceremonia de la confusi¨®n, la tenemos en el anuncio del pasado martes por el que el ministro del Interior (aparentemente de acuerdo con las autoridades comunitarias y locales) decide aplazar la cumbre de ministros de vivienda de la Uni¨®n Europea prevista en Barcelona, "por razones de seguridad". Pues hablemos de inseguridad, o mejor, hablemos de inseguridades.
El vanguardismo extremo de unos cuantos, el distanciamiento que genera la violencia de sus m¨¦todos, no puede dejar en la oscuridad muchos de los elementos que agitan las vidas de decenas de miles de personas en esta ciudad. Es un argumento muy t¨ªpico el considerar que la exclusi¨®n social, la pobreza, la marginalidad, son espacios sociales potencialmente generadores de comportamientos delictivos. Y as¨ª van convirti¨¦ndose en peligrosos ciertos barrios o ciertos colectivos, como j¨®venes o inmigrantes. Pero todos sabemos, asimismo, que las ¨¦lites econ¨®micas y pol¨ªticas no est¨¢n al margen de pr¨¢cticas delictivas. La visibilidad de unos y otros delitos, la capacidad de protecci¨®n jur¨ªdica y social de unos y otros son tambi¨¦n muy distintas. La "inseguridad ciudadana" ha crecido en Barcelona. De acuerdo. Pero, si ¨¦sta es la respuesta, ?cu¨¢l es la pregunta? ?De qu¨¦ inseguridad o de que inseguridades estamos hablando? ?S¨®lo hay un tipo de violencia? ?Qui¨¦n ejerce violencia y de qu¨¦ tipo contra qui¨¦n? ?Quienes son las principales v¨ªctimas de estas violencias y de estas inseguridades? ?D¨®nde y en qu¨¦ espacios se ejerce la violencia? ?Qu¨¦ respuestas debemos dar ante las distintas formas de violencia? ?No es violencia el que un anciano est¨¦ desprotegido ante el acoso inmobiliario? ?Es agresivo un mercado que no permite el acceso a la vivienda a miles de afectados? ?La precariedad laboral genera vulnerabilidades y fragilidades, o es simplemente algo natural, propio de los tiempos? ?Es de "sentido com¨²n" preguntarse estas cosas, o hay algo perverso en tales cuestionamientos?
Deber¨ªamos avanzar en la redefinici¨®n de nociones como seguridad, violencia, v¨ªctima y grupos vulnerables. Las fuerzas del orden deber¨ªan replantearse sus relaciones con la comunidad. Est¨¢n empezando a darse algunas experiencias interesantes (participaci¨®n de mossos en planes comunitarios...), pero son experiencias a¨²n de poco recorrido y que no resultan tan vistosas como las im¨¢genes de guerrilla urbana. No nos escudemos detr¨¢s del grupito del s¨¢bado pasado para desconvocar una conferencia de ministros de vivienda que es claramente una provocaci¨®n en una Barcelona cuyo alquiler medio est¨¢ casi en el doble del salario m¨ªnimo, y en la que llevamos semanas de creciente movilizaci¨®n por una vivienda digna. Las declaraciones cruzadas y contradictorias de Rubalcaba, Tura, Nadal y Hereu demuestran s¨®lo la poca capacidad de enfrentarse a un problema que requiere cambios estructurales de gran calado en el propio modelo de desarrollo econ¨®mico y financiero del pa¨ªs.
Nuestra ciudad est¨¢ sufriendo grandes transformaciones econ¨®micas y sociales. Y estas transformaciones no se producen sin que los costes y los beneficios se repartan desigualmente. Hay quien gana y hay quien pierde con todo ello. Los procesos de cambio a que nos referimos tienen una fuerte expresi¨®n en la distribuci¨®n espacial urbana de funciones, usos y colectivos sociales. La ciudad hacia la que avanzamos genera fuertes erosiones de v¨ªnculos sociales y comunitarios y, frecuentemente, de segregaci¨®n de los colectivos sociales m¨¢s vulnerables en espacios urbanos infradotados de equipamientos, de servicios, de espacios p¨²blicos... Las intervenciones p¨²blicas acaban muchas veces reforzando esos elementos de transformaci¨®n urbana en los que los agredidos, los que sufren la violencia y la inseguridad del cambio son los que menos recursos de todo tipo tienen. Trabajemos a fondo contra las inseguridades, contra las violencias que atraviesan nuestra ciudad. Generemos capacidad de respuesta ciudadana. Seamos sensibles a los impactos sociales que est¨¢ provocando un deslizamiento notable de la ciudad hacia la l¨®gica de escaparate y de distrito comercial y tur¨ªstico. Y no simplifiquemos de tal manera la realidad que acabemos pensando que todo se reduce a creernos nuestras propias mixtificaciones y juegos de intereses para identificar las inseguridades de la ciudad con unos cuantos j¨®venes estigmatizados y convertidos en nuestro particular "eje del mal".
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la UAB.
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