Diversiones mozartianas

Jordi Savall apost¨® por el Mozart m¨¢s galante para abrir, el pasado domingo, al frente de Le Concert des Nations, su primera temporada propia en el Auditori. En los atriles, cinco partituras del genio salzburgu¨¦s, entre ellas dos celeb¨¦rrima serenatas, la Peque?a m¨²sica nocturna, KV 525 y la Serenata Notturna, KV 239. Quienes ponen en duda la pericia, la afinidad y el talento interpretativo de Jordi Savall en este repertorio -el clasicismo vien¨¦s- deber¨ªan escuchar su reciente disco consagrado a Mozart, que re¨²ne, precisamente, tres de las obras que dirigi¨® en el Auditori. En directo, naturalmente, no se pueden disfrutar los mismos detalles de una versi¨®n discogr¨¢fica. Lo sabe muy bien Savall, el artista cl¨¢sico espa?ol que m¨¢s y mejor graba, y por ello su primer reto en el Auditori al recrear Mozart con una plantilla ajustada en una sala de ac¨²stica problem¨¢tica fue mantener un sonido claro y transparente.

Le cost¨® conseguirlo al principio, pero en la segunda obra del programa, el Adagio y fuga en do menor KV 525, el sonido gan¨® intensidad sin enturbiar la prodigiosa claridad de voces. Rayaron a buena altura, pese a algunos titubeos iniciales, los m¨²sicos de Le Concert des Nations, y luci¨® con creces su cristalino sonido el concertino, Manfredo Kraemer. La interpretaci¨®n de las Serenatas fue una pura delicia: ligeras, fraseadas con elegancia, vitalidad y galanura.La guinda de la velada fue la divertida adaptaci¨®n a cargo de quinteto de cuerda y dos trompas naturales de la muy vienesa Broma musical, KV 522, cruel s¨¢tira de los malos int¨¦rpretes y los malos compositores, tejida a base de sonoras pifias, falsas direcciones y efectos ca¨®ticos que hicieron las delicias de los int¨¦rpretes -excelente vis c¨®mica de Manfredo Kraemer- y del p¨²blico. Como propina, Savall dirigi¨® una transcripci¨®n de la famos¨ªsima Marcha turca llena de encanto.