Nuestro patio de atr¨¢s
Con el ingreso de Bulgaria y Rumania, recientemente aprobado, la Uni¨®n Europea (UE) ser¨¢ el tercer imperio m¨¢s poblado del mundo, con unos 500 millones de habitantes (menos que China y la India y m¨¢s que Estados Unidos). Una de las consecuencias de esta ampliaci¨®n es que los Balcanes quedar¨¢n completamente rodeados por territorio de la Uni¨®n. Hay siete pa¨ªses balc¨¢nicos fuera de la UE, con un total de s¨®lo unos 25 millones de habitantes, que corren el riesgo de quedar aislados. ?sta ser¨ªa la mejor receta para que resurgiera de nuevo la inestabilidad y el conflicto en la regi¨®n.
Como corresponde a un imperio en construcci¨®n, los l¨ªmites territoriales de la Uni¨®n Europea no est¨¢n prefijados. Como m¨¢ximo, Europa deber¨ªa lindar con otro imperio, lo cual convierte a Rusia en el l¨ªmite l¨®gico al este. Asimismo, la frontera con Turqu¨ªa deber¨ªa ser bastante obvia, aunque, como es bien sabido, ¨¦sta est¨¢ aceptada como candidato a miembro de la Uni¨®n. Con Turqu¨ªa dentro, la Uni¨®n Europea se convertir¨ªa en vecina nada menos que de Siria, Irak e Ir¨¢n. Si, en cambio, quedara fuera (aunque quiz¨¢ con un tratado comercial preferente o algo as¨ª), los esfuerzos de modernizaci¨®n econ¨®mica y democratizaci¨®n pol¨ªtica de Turqu¨ªa podr¨ªan convertirse en un faro para los pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo.
Pero estos l¨ªmites orientales no zanjan la cuesti¨®n con respecto a una serie de candidatos potenciales que est¨¢n llamando a la puerta de la Uni¨®n Europea. Concretamente, mientras que hace dos a?os Eslovenia se convirti¨® en Estado miembro, sus antiguos socios en Yugoslavia, incluidos Bosnia-Herzegovina, Croacia, Kosovo, Montenegro, Macedonia y Serbia, as¨ª como la vecina Albania, permanecen fuera. Las rep¨²blicas del B¨¢ltico, es decir, Estonia, Letonia y Lituania, pasaron muy r¨¢pidamente de ser miembros de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a ser miembros de la Uni¨®n Europea, pero otras antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas a lo largo de la misma frontera, Belarus, Moldova y Ucrania, quedaron en tierra de nadie. Muchos de estos pa¨ªses no son econ¨®micamente viables y probablemente se convertir¨ªan en un foco de conflicto pol¨ªtico si se desvanecieran definitivamente sus expectativas de ingreso en la Uni¨®n. Los cambios pol¨ªticos de los ¨²ltimos a?os en Serbia, la llamada revoluci¨®n naranja en Ucrania y la reciente independencia de Montenegro, entre otros giros notorios, ten¨ªan como objetivo principal el acercamiento a las condiciones de democracia y econom¨ªa abierta que se requieren para ser socios de Europa. Pero en algunas de las rep¨²blicas mencionadas la confrontaci¨®n entre pro-europeos y pro-rusos est¨¢ ya empezando a resurgir. Como lo formul¨® el antiguo canciller alem¨¢n Gerhard Schroeder, los l¨ªmites de Europa est¨¢n all¨ª donde termina su capacidad de absorci¨®n. Pero tambi¨¦n algunos intereses econ¨®micos regionales, temerosos de la competencia laboral y agraria de los pa¨ªses perif¨¦ricos, pueden inducir un miope cierre de fronteras y el fin de la ampliaci¨®n de la Uni¨®n.
Cabe encontrar cierta ense?anza en el proceso de construcci¨®n del imperio de Estados Unidos de Am¨¦rica durante el siglo XIX, el cual tambi¨¦n comport¨® una ampliaci¨®n duradera y gradual no desprovista de fuertes tensiones territoriales. Al final, los l¨ªmites de la Uni¨®n Americana, que ni siquiera se mencionan en la Constituci¨®n de Estados Unidos, se establecieron de hecho en el mar Caribe, donde varios candidatos a ingresar fueron descartados a pesar de haber pertenecido al mismo imperio espa?ol que otros ya incorporados. As¨ª, California se rompi¨® en dos unidades, una dentro y otra fuera de la Uni¨®n; casi la mitad del territorio inicial del M¨¦xico independiente, organizado hoy como Arizona, Nuevo M¨¦xico y Texas, fue absorbida por Estados Unidos; Puerto Rico qued¨® asociada a la Uni¨®n, pero Cuba, que est¨¢ mucho m¨¢s cerca, qued¨® fuera. El Caribe se convirti¨® en "el patio de atr¨¢s" de Estados Unidos, es decir, en una zona conflictiva y pol¨ªticamente inestable desde la que no han cesado de fluir millones de emigrantes.
La cuesti¨®n es que un gran imperio en construcci¨®n necesita establecer unos l¨ªmites externos para consolidar su compleja estructura interna. En Estados Unidos la institucionalizaci¨®n de las relaciones federales entre la uni¨®n y una variedad de gobiernos estatales y locales s¨®lo culmin¨® a principios del siglo XX, varios decenios despu¨¦s de su Guerra Civil. Hasta una fecha tan lejana como la vigilia de la Primera Guerra Mundial, una gran parte del territorio americano era administrado directamente desde Washington, sin asambleas ni gobernadores estatales electos, los senadores federales eran designados por procedimientos diferentes en los diversos Estados y no exist¨ªa siquiera una instituci¨®n tan b¨¢sica como la Reserva Federal. S¨®lo cuando hubo fronteras externas estables, quedaron bien definidas las relaciones institucionales internas.
An¨¢logamente a la experiencia americana, la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea ha requerido una ampliaci¨®n gradual durante varios decenios sin que hasta ahora se hayan establecido unos l¨ªmites territoriales estables. Las instituciones pol¨ªticas y econ¨®micas b¨¢sicas de la Uni¨®n han conseguido un funcionamiento m¨¢s eficaz de lo que tal vez podr¨ªa esperarse. Pero el intento de consolidar un marco institucional democr¨¢tico para varias docenas de Estados miembros y varios centenares de millones de habitantes en la llamada Constituci¨®n Europea ha quedado congelado.
La Uni¨®n Europea necesita, pues, fijar sus fronteras. Mientras que la candidatura de Turqu¨ªa est¨¢ ya requiriendo un alto coste en negociaci¨®n y creaci¨®n de expectativas que muy probablemente despu¨¦s acabar¨¢n frustradas, el polvor¨ªn de los Balcanes parece estar en un segundo rango de la agenda. Evitar que los Balcanes queden aislados y se conviertan en el Caribe de Europa implicar¨ªa aumentar en s¨®lo un 5% nuestra poblaci¨®n, lo cual puede comportar costes asumibles. En cambio, si la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea se interrumpiese donde ha quedado ahora, con Bulgaria y Rumania dentro y Croacia, Serbia y los dem¨¢s fuera, se crear¨ªa un peligroso "patio de atr¨¢s" del que muy probablemente acabar¨ªan surgiendo conflictos, inestabilidad y flujos continuados de inmigrantes ilegales con costes imprevisibles para todos.
Josep M. Colomer es polit¨®logo, autor de Grandes imperios, peque?as naciones (Anagrama / Proa).
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