Fantasmas en el paseo de Gr¨¤cia
1La Universidad de Manchester, muy activa en los ¨²ltimos tiempos, no para de presentar a la prensa estudios de todo tipo. En uno de ellos han demostrado la importancia en nuestra vida del primer perfume o colonia que entr¨® en contacto con nuestro cuerpo, lo que algunos llaman "la fragancia original" y que por lo visto existe realmente. Es m¨¢s, seg¨²n parece, recuperar esa fragancia de la infancia puede ser un factor que nos ayude a estar m¨¢s seguros de nosotros mismos.
Yo quiero un d¨ªa ir a la Universidad de Manchester a trabajar en un estudio sobre la importancia en nuestras vidas de la primera calle que recorrimos de forma plenamente consciente. De ni?o, el paseo de Gr¨¤cia -que dec¨ªan que era el elegante eje tradicional y se?orial de la ciudad- me decepcion¨® mucho precisamente porque acababan mis padres de pasearme por la calle de Muntaner, que me hab¨ªa deslumbrado por el simple hecho de que era la primera calle que ve¨ªa de una forma plenamente consciente. Mi caso me recuerda al de un amigo que ley¨® su primer libro (Locus Solus, del gran Raymond Roussel) y le fascin¨® tanto que ya no quiso leer ning¨²n otro, pues dec¨ªa que estaba seguro de que ninguno podr¨ªa superar al primero.
El hecho es que a veces he tenido malas vibraciones en el paseo de Gr¨¤cia. Encima, el lugar ahora, por culpa de conocidos fantasmas, ha ca¨ªdo en una importante degradaci¨®n y es feudo de mazacotes y turistas impresentables. La degradaci¨®n del paseo es muy visible y rivaliza con el desastre de las Ramblas. ?A qui¨¦n se le ocurri¨®, por ejemplo, olvidarse de Casas y de Rusinyol y cerrar el Caf¨¦ La Pu?alada, que era una de las almas del paseo? Los dioses se est¨¢n vengando, no hay duda.
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El ¨²nico fantasma que he tratado a fondo se me aparec¨ªa de noche en los largos veranos de La Garriga, cerca de la iglesia de Aiguafreda de Dalt, fundada por la abadesa Emma, hija del conde Guifr¨¦ el Pel¨®s. Era un fantasma obsesivo que me dec¨ªa que dorm¨ªa en un armario de la sacrist¨ªa y siempre preguntaba lo mismo: "?No crees que el tiempo es una p¨¦rdida de dinero?".
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Entro con alguna frecuencia en www.miraquehefet.blogspot.com, un dietario digital que escribe un tal Jordi, que aparece en su web con una imagen que no ofrece una pista definitiva sobre ¨¦l, pues se trata de una foto de cuando era ni?o y tiene en ella, a causa tal vez de la gorra de marino, la pinta de Pinter cuando le anunciaron que hab¨ªa ganado el Nobel. Acerca de s¨ª mismo indica esto: "?Datos personales? B¨¢sicamente uno: que nunca entiende nada".
Por ser yo uno de los que tampoco entiende nunca nada, me atrajo ese dietario, que se llama Paraguas en llamas, pero a veces tambi¨¦n Paraguayos en llamas y otras temeridades. Su sentido del humor es brit¨¢nico, con toques a lo Eduardo Mendoza. El blog va encabezado por una adorable cita del Diario de un hombre superfluo de Ivan S. Turgu¨¦nev: "Ya s¨¦ que estos recuerdos no son alegres ni significativos, pero no tengo otros". Esta frase de los recuerdos insustanciales parece toda una declaraci¨®n de principios de este blog que tiene la virtud de no ser pretencioso y que practica un tipo de prosa ¨¢gil y libre. Se dir¨ªa que el blogista (no le conozco, pero seguro que, si lee esto, no entender¨¢ nada) parece estar invit¨¢ndonos a quitarle peso a las cosas y pesadez a las ciudades y a los mazacotes del paseo de Gr¨¤cia, como si quisiera recordarnos que a veces la levedad es m¨¢s un valor que un defecto.
Recientemente, este blog de los paraguas en llamas ha revelado un secreto a voces, un secreto precisamente del paseo de Gr¨¤cia. Todo empez¨® cuando hace unos a?os Jordi crey¨® ver a Patricia Highsmith en el aeropuerto de Heathrow en Londres. Al cont¨¢rselo a un amigo, ¨¦ste le explico que hac¨ªa a?os que hab¨ªa muerto la escritora. En otra ocasi¨®n, en el paseo de Gr¨¤cia, vio al celeb¨¦rrimo John Gielgud, ese veterano actor shakesperiano que casi siempre interpretaba el papel de mayordomo en todo tipo de pel¨ªculas. Dejemos que el propio Jordi complete la historia: "No, no os adelant¨¦is a la an¨¦cdota: no es que Gielgud estuviera ya muerto. No, qu¨¦ va. Cuando le vi, a¨²n viv¨ªa. Lo curioso del caso es que, al d¨ªa siguiente, los peri¨®dicos publicaron la noticia de su muerte, a miles de kil¨®metros de Barcelona, tras una larga y penosa enfermedad que le hab¨ªa mantenido postrado en cama desde hac¨ªa meses. Tambi¨¦n de este caso extraje mi conclusi¨®n: los viejos actores shakesperianos pasean por el paseo de Gr¨¤cia poco antes de morir".
Todos recordamos a algunos actores shakesperianos a los que se ha visto dar vueltas por el paseo de Gr¨¤cia poco antes de morirse. El flagrante caso de George Sanders clama al cielo, por ejemplo. ?Deber¨ªamos pensar m¨¢s en los pobres actores shakesperianos que viajan a nuestro paseo y no degradarlo tanto? ?O m¨¢s bien est¨¢ relacionada directamente la degradaci¨®n del paseo con la famosa presencia ancestral de fantasmas? ?Era don Santiago Rusinyol un fantasma? ?No es hora ya de que publiquemos por fin un libro sobre nuestros fantasmas del paseo de Gr¨¤cia?
En su dietario, Jordi acaba pidiendo que alguien con m¨¢s conocimientos y menos indolente que ¨¦l investigue este tipo de fen¨®menos raros que siempre ocurren justo a nuestro lado, a veces en el mism¨ªsimo paseo de Gr¨¤cia. Pues yo le dir¨ªa que los investigadores de la activa Universidad de Manchester podr¨ªan ser los m¨¢s adecuados para una labor tan fundamental como ¨¦sta. No estar¨ªa nada mal que nos descubrieran por fin la verdad y s¨®lo la verdad sobre los fantasmas del paseo de Gr¨¤cia, y de paso que nos dijeran a qu¨¦ mazacote tenemos que votar en las pr¨®ximas elecciones.
Aunque ahora que lo recuerdo, dec¨ªa Rusinyol, don Santiago: "Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla".
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